¡Habla memoria!

Los campeones del mundo de 1924 y un saludo para El Gráfico

La aparición en el archivo de una carta fechada un día como hoy en 1924, nos obliga a recordar a los primeros campeones latinoamericanos del mundo en fútbol.

Por Julián Marcel ·

02 de agosto de 2022

El 9 de junio de 1924, ante 40 mil espectadores, el seleccionado de Uruguay goleó por 3 a 0 a su similar de Suiza, en la Final de Fútbol en los Juegos Olímpicos de París. Con este resultado se convirtió en la primera selección del continente americano en obtener un título mundial de fútbol. 

Toda Sudamérica conocía del potencial que tenía la selección charrúa en aquel entonces. El 2 de diciembre de 1923, pocos meses antes de su consagración olímpica, Uruguay había ganado su cuarta Copa América (en aquel entonces llamado Campeonato Sudamericano de Selecciones) en una final contra la Argentina. Pero quedaba un escollo más: el reconocimiento internacional

 

Imagen La selección uruguaya del sudamericano de 1923, que lograría dos medallas de oro y un campeonato del mundo
La selección uruguaya del sudamericano de 1923, que lograría dos medallas de oro y un campeonato del mundo
 

Uruguay venía de complicaciones dirigenciales que dos años antes generaron lo que se llamó “la cisma”, que derivó en la creación de una Federación Uruguaya de Fútbol (FUF) producto de la desafiliación de Peñarol y Central de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF). Por lo que para el torneo sudamericano de 1923, los charrúas contaron en su mayoría con jugadores de Nacional, que pertenecía a la AUF. Uno de sus dirigentes, Atilio Narancio (de Nacional), prometió que si se ganaba el sudamericano, irían a participar en los Juegos Olímpicos. Dicho y hecho, la celeste arribó a Vigo, España, en abril de 1924 para poder jugar algunos partidos amistosos y de esa manera costear el viaje a París. 

Hay que tener en cuenta dos asuntos con respecto a este título: Europa desconocía por completo cómo jugaba Uruguay, y además caía sobre ellos un prejuicio con respecto a lo que viniera de Sudamérica. Por ejemplo, Yugoslavia, el primer rival, creía que se podía vencer fácilmente al seleccionado sudamericano, y lo infravaloró desde un primer momento. Perdieron 7 a 0.  A partir de ahí, las victorias se sucedieron una tras otra: 3 a 0 a Estados Unidos el 29 de mayo, 5 a 1 al local Francia el 1 de junio, 2 a 1 a Países Bajos el 6 de junio por la semifinal, y el mencionado 3 a 0 a Suiza el 9 de junio por la medalla de oro.  

 

 

Imagen Algunas de las acciones de la selección olímpica charrúa en el número 262 de El Gráfico
Algunas de las acciones de la selección olímpica charrúa en el número 262 de El Gráfico
 

 

Imagen Algunas de las acciones de la selección olímpica charrúa en el número 262 de El Gráfico
Algunas de las acciones de la selección olímpica charrúa en el número 262 de El Gráfico
 

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El 31 de julio de 1924, después de varios días en barco, la selección uruguaya llegó a Montevideo, en la que probablemente sea una de las manifestaciones populares más importantes de la historia del país vecino. En aquel momento, la población uruguaya era de 1 millón y medio de habitantes, pero la crónica de El Gráfico decía que más de cien mil personas se reunieron para agasajar al equipo. 

El Gráfico estuvo presente en esa ocasión, y la crónica de “Un montevideano” publicada en el número 266 del 9 de agosto de 1924, es muy elocuente: 

Si el anuncio del triunfo olímpico llegó a subvertir el orden de todas las actividades diarias, desbordando entonces el entusiasmo en una forma elocuentísima, lo que es la recepción –casi nos atreveríamos a decir – superó en mucho a aquellas explosiones del regocijo público. 


“Montevideo, ni siquiera en sus épocas de actividades cívicas que todo lo arrastran, ha presenciado una exteriorización más precisa del sentimiento colectivo.


“Desde la víspera del arribo, el pueblo todo se identificó en un mismo sentimiento, y las voluntades se hermanaron sin clasificaciones y sin distingos. En una palabra, la democracia tuvo también su hora de imperio. Y fue precisamente esa heterogeneidad de las masas, la que dio al homenaje un sello propio inconfundible; se trataba de todas las clases del pueblo, confundidas en su ardoroso entusiasmo para consagrar un triunfo, que no es sólo uruguayo, que es de América toda”.  

 

Imagen La crónica de la llegada del Seleccionado Uruguayo a Montevideo
La crónica de la llegada del Seleccionado Uruguayo a Montevideo
 


Los agasajos a los jugadores se hicieron el 1 de agosto en la Asociación Uruguaya, y el 2 en el Club Nacional, del cual siete jugadores eran parte. En este banquete, el capitán José Nasazzi le concedió una entrevista a El Gráfico a quien elogió diciendo que “de todas las revistas de deportes es la que busca siempre con más interés”. Y agregó: “Veo en esa publicación porteña una orientación firme y clara hacia los mejores intereses del deporte, y ojalá todas esas tribunas periodísticas que se vocean por las calles, fijasen su prédica con la valentía que lo hace El Gráfico”. 

Nasazzi, en otras declaraciones, decía que lamentaba de corazón “que la Argentina no haya concurrido a la Olimpíada, porque entonces habríamos llegads con ellos a la final, ganando para el football del Plata una jornada que hubiese sido imperecedera”. Es curioso notar que esta final sí se concretaría en los Juegos Olímpicos de 1928 en Amsterdam (Países Bajos), y en la primera final del mundo, en 1930 en Montevideo

Lo interesante de este encuentro es que el mismo Nasazzi escribió una carta para El Gráfico que el archivo encontró en perfectas condiciones con unas líneas más que elogiosas: 

 

Imagen EXCLUSIVO DE EL GRÁFICO: la carta oríginal firmada por José Nasazzi y todos los campeones de 1924
EXCLUSIVO DE EL GRÁFICO: la carta oríginal firmada por José Nasazzi y todos los campeones de 1924
 

Por intermedio de “El Gráfico”, magnífica revista deportiva presento los respectivos saludos [del] Team Olímpico Uruguayo a nuestros hermanos los Argentinos, a quienes recordamos siempre en las jornadas de París.
Por la Argentina. Por América.
Hip Hip Hurra

José Nasazzi
Montevideo, a 2 de agosto de 1924 

Debajo de esta carta, viene acompañada la firma de todos los campeones olímpicos como una muestra más de respeto del deporte internacional a las páginas de El Gráfico, aún desde sus mismos inicios. 

 

Imagen El mariscal, el gran José Nasazzi.
El mariscal, el gran José Nasazzi.