¡Habla memoria!

El Inter de Helenio Herrera

Uno de los grandes equipos de la historia, impulsor del catenaccio italiano. Imitado y cuestionado al mismo tiempo. Campeón a nivel local, continental e intercontinental.

Por Redacción EG ·

11 de marzo de 2013
Imagen HELENIO HERRERA Y sus jugadores. El DT, nacido en la Argentina, dirigió al equipo milanés entre el 60 y el 68: ganó 3 ligas, 2 Copas de Europa y 2 Intercontinentales. Regresó en el 73, pero solo estuvo una temporada.
HELENIO HERRERA Y sus jugadores. El DT, nacido en la Argentina, dirigió al equipo milanés entre el 60 y el 68: ganó 3 ligas, 2 Copas de Europa y 2 Intercontinentales. Regresó en el 73, pero solo estuvo una temporada.
“Se juega mejor con diez que con once”, dijo -y repitió más de una vez- Helenio Herrera. Su Inter – imposible no hablar del Inter de Helenio Herrera- introdujo un estilo e inauguró una época en la historia del fútbol moderno; él, se ocupó de traducir esa obra transformadora. Controversiales, histriónicos, vanidosos, despectivos, sus aforismos fueron el empaquetado acorde de un equipo de gloria contagiosa. Como un científico y su descubrimiento, Herrera y su Inter le abrieron los ojos al futuro. Los inspirados y los críticos –que los hubo y los hay a montones- explican su mérito.

Al Inter y a su Herrera – el orden de los factores no altera el producto – se los reconoce como los impulsores del Catenaccio. ¿Qué es el Catenaccio? El significado del diccionario postula el significado futbolístico. Porque esa palabra, tantas veces mentada con menosprecio, quiere decir cerrojo, en italiano. Se fundamenta en la incorporación de un líbero defensivo, el famoso último hombre, la base de un sistema táctico que prioriza la negación ofensiva del rival antes que la creación propia. Fue cuestionado por mezquino, por contradecir la estética que hasta entonces habían postulado los grandes equipos de la época, como el Brasil del 58 y el Real Madrid de Alfredo Di Stéfano. El éxito, sin embargo, anestesió las críticas de los opositores: dos Copas de Europa, dos Intercontinentales y tres Scudettos coronaron la mejor campaña de la historia de un club que debió esperar hasta la llegada de Mourinho, en 2008, para volver a erigirse como el mejor - o uno de los mejores - del mundo.

Helenio –futbolista sin brillo- llegó al Inter en 1960. Antes había dirigido, entre otros equipos, al Barcelona de Kubala. Su mano se percibió enseguida, tanto adentro como fuera de la cancha. Lo apodaron el Rey de la disciplina: “Yo implanté en Italia las concentraciones obligatorias que hoy realizan todos los clubes. Cuando llegué, en 1960, el presidente Moratti se lamentaba porque los hinchas lo llamaban a la madrugada quejándose porque los jugadores todavía andaban de juerga”, le dijo alguna vez a El Gráfico. Armando Picchi era el líbero, delante suyo, una defensa de cuatro hombres con dos laterales que aportaban en ataque: Burgnich y Giacinto Facchetti. El español Luiz Suárez, la vocación ofensiva.

El rigor de la disciplina, la austeridad obsesiva que proponía Helenio fueron sus marcas distintivas y una rareza para la época. Esa es otra de las claves de aquel equipo multicampeón. En 1963 llegó el primer Scudetto, la primera señal del éxito que tanto ambicionaba el entrenador. “Me acusaron de ser un tirano implacable con los jugadores, pero lo cierto es que una profesión breve como la del futbolista debe ser encarada con seriedad y rigor”, se defendía el DT, que al año siguiente volvería a confiar en su receta, pero para una cruzada mucho más osada y heroica: la conquista futbolística del continente. La primera Copa de campeones de Europa que disputó y ganó al frente del Inter, 1963-1964, coincidió con otra muestra del poderío del Real Madrid. Los españoles, goleadores y arrolladores, llegaron a la final de Viena, del 27 de mayo del 64, como el mejor equipo del mundo. Sin embargo, ni Di Stéfano, ni Puskás ni Gento pudieron contra el veneno defensivo de los italianos; apenas incomodaron a la defensa contraria. Dos goles de Sandro Mazzola y uno de Aurelio Milani, el 3 a 1 final, bosquejaron la gloria del nuevo Rey de Europa.

Independiente fue uno de sus principales abonados. El equipo argentino ganó su primera Copa Libertadores – entonces llamada Copa de Campeones de América- el mismo año en el que el Inter era bautizado en Europa. Al igual que los italianos, también había construido su camino sobre triunfos épicos ante rivales épicos, como el Santos de Pelé y Nacional de Montevideo, en la edición del 64. Sin embargo, Herrera, que había nacido cerquita de Avellaneda a principios del Siglo XX, ahogó el grito del Rojo en la Intercontinental de ese y del siguiente año. La Copa de Europa 1964-1965 fue la confirmación, también ante otro grande de la época como lo era el Benfica de Eusebio.

Herrera era un personaje. Consciente o inconscientemente se convirtió en una de las mayores atracciones del fútbol de su época. Angelo Moratti, padre de Massimo, actual presidente del Inter, compró el club cinco años antes de la contratación del Mago. Lo convencían sus aptitudes, probadas tras su paso por el Barcelona, pero lo hacían dudar los altos honorarios pretendidos por el argentino. “Un técnico caro puede resultar muy barato, mientras que a veces, un técnico barato puede resultar muy caro. Con mi llegada, el club va a hacer explotar los ingresos de taquilla”, prometió al aterrizar en Milan. Y cumplió. Vaya si cumplió. El contrato que le firmaron los dirigentes del Inter, 100 mil dólares mensuales más premios, uno de los mejores de ese tiempo, terminó siendo una limosna en aquel contexto cargado de éxitos. Los hinchas, persuadidos por la presencia de aquel hombre de discurso altanero y pretencioso, que se llenaba la boca hablando de un éxito seguro, duplicaron la cantidad de abonos.

La Grande Inter, así lo bautizó la historia. Un equipo que fue modelo, erróneamente imitado según su entrenador, y que a su vez había adoptado el molde del cerrojo suizo, autoría de Karl Rappan, quien durante el Mundial del 38 puso en práctica un sistema táctico considerado como el prólogo del famoso Catenaccio italiano.


Síntesis final Copa de Europa 1963-1964 vs Real Madrid

Inter: Giuliano Sarti; Armando Picchi; Tarsicio Burgnich, Aristide Guarneri, Giacinto Facchetti, Carlo Tagnin; Aurelio Milani, Jair Da Costa, Luis Suárez; Sandro Mazzona y Mario Corso. DT: Helenio Herrera.

Real Madrid: José Vicente Train; Isidro Sánchez, José Santamaría, Enrique Pérez Díaz (Pachín) e Ignacio Zoco; Lucien Müller, Francisco Gento; Amancio Amaro, Felo, Alfredo Di Stéfano y Ferenc Puskás. DT: Miguel Muñoz.

Goles: Inter: Sandro Mazzola, 43’ y 76’; Aurelio Milani 61’
Real Madrid Felo 70’

Estadio: Praterstadion, Viena, Austria.

Arbitro: Josef Stoll (Austria)