HACE 45 AÑOS EN LA EUROCOPA NACÍA EL PENAL "A LO PANENKA"

REPÚBLICA CHECA se ha convertido en un habitué de la Eurocopa y esta edición no es la excepción (es su séptima participación consecutiva). Pero la historia grande de este país en el torneo está vinculada con su anterior denominación. En los tiempos de la vieja Checoslovaquia no sólo ganó el certamen, sino también le dio inicio a una de las jugadas más emblemáticas de la historia del fútbol.

En 1976, el mismo año que levantó el trofeo de la Euro, nació el penal "a lo Panenka". Y fue nada menos que en la final de la competencia. El 20 de junio, en Belgrado, los futuros campeones jugaban ante Alemania Federal, campeón del mundo dos años antes. Tras igualar 2-2 al término de 120 minutos (prórroga incluida) llegó el turno de la definición por penales.

Luego de ejecutar cuatro disparos por equipo, los checoslovacos ganaban 4-3. El quinto penal (y quizás decisivo) lo había pedido Antonín Panenka, quien no contaba precisamente con mucha confianza por parte de sus compañeros porque les había contado en la previa cuál era su idea. Su rival bajo los tres palos era el mítico Sepp Maier. El por entonces jugador del Bohemians, del que hoy es presidente honorífico, fue a ejecutar con una carrera larga que avizoraba un remate a pura potencia y, en el momento en que iba a patear la pelota, la golpeó suavemente en su parte inferior con el empeine del botín derecho, picándola e introduciéndola en el arco con una vaselina particular que le daba el título histórico a su selección y originaba una de las definiciones más recordadas y repetidas (bien y mal) del deporte rey.

Desde ese momento el futbolista checoslovaco, que hoy tiene 72 años y que hace algunos meses la tuvo brava con el maldito covid, pasó a la fama y quedó por siempre en el cuadro de honor del fútbol sin haber tenido una carrera de esas que pasan a la historia.

El penal "a lo Panenka" se erigió en un desafío para osados como Abreu, Totti, Zidane, Pirlo y Sergio Ramos. También ha sido fuente de grandes papelones. Pasarán los años. En un Mundial, pero también en la cancha con amigos, existirá el trasnochado que seguirá intentando una de las pruebas más complejas que ofrece la pelota.

Cuando le preguntaron a Pelé por esa situación, O Rei dijo que "sólo podía ser obra de un genio o de un loco". Antonín, el hombre del bigote prominente, no se hizo cargo de ninguno de los dos motes. Y agregó: "Para mí, el fútbol siempre fue para divertir a la gente". Y vaya que lo hizo. Aunque esa noche de Belgrado haya jugado con los corazones de todo un país.

Imagen principal: Michal Cizek / AFP