¡Habla memoria!

Omar Catalán

El delantero quedó en la memoria de los hinchas de Racing por su gol al Cruzeiro en la Supercopa de 1988. Solo un año después decidió dejar el fútbol y comenzó a manejar un taxi.

Por Redacción EG ·

08 de febrero de 2012
Imagen OMAR HUMBERTO CATALAN. Basile confió en él y el delantero pagó con creces.
OMAR HUMBERTO CATALAN. Basile confió en él y el delantero pagó con creces.
En la Supercopa de 1988, Racing logró cortar 21 años de sequía gracias a la aparición de Omar Humberto Catalán. El delantero de la Academia tuvo sus 15 minutos de fama en la final continental. Fue el autor del gol que le dio la Copa al club de Avellaneda ante el Cruzeiro en el difícil Mineirão.

Último minuto del primer tiempo, un pelotazo desde el fondo y la pelota recayó en Walter Fernández. Rápido y conocedor de lo que su compañero era capaz de hacer, Catalán le marcó la diagonal, se coló entre los dos centrales y recibió la asistencia para definir suave por debajo del cuerpo del arquero. Euforia descontrolada en Brasil para el hombre nacido en Caseros. Poco importó que, a los 37´ del complemento, Robson empate el encuentro. En el primer partido, en el Cilindro, la Academia había ganado 2-1. Con la igualdad en Brasil, Racing se transformaba en el primer campeón de la Supercopa.

Recaló en Avellaneda luego de militar varios años en el ascenso argentino. En Almagro y Quilmes logró el objetivo de subir de categoría. Su paso por esos equipos lo formaron como un delantero potente, metedor y con un excelente olfato goleador. Llegó a un Racing que contaba con grandes delanteros –Toti iglesias y Medina Bello, entre otros- , pero a base de lucha y esfuerzo se ganó una chance y la aprovechó al máximo.

Su batallador estilo de juego y el gol ante el Cruzeiro hicieron posible que el hincha de Racing se sienta identificado con Catalán. No obstante, el cariño de la hinchada no importó a la hora de la renovación de su contrato. El presidente de aquel momento, Juan De Stefano, no le aceptó las demandas económicas pretendidas por su el representante. Finalmente, el delantero se fue a Deportivo Armenio. Peno un año en el club de Maschwitz, hasta que decidió retirarse al terminar la temporada 1989.

Lejos de la gloria del Mineirão, al concluir su carrera como futbolista, Catalán comenzó a manejar un taxi para poder vivir. Llegó a turnar el auto con su padre para que ambos puedan trabajar. Sus 15 minutos de fama quedaron lejos atrás pero el recuerdo de su gol se mantendrá para siempre en la memoria de los hinchas de Racing.

Por Federico Lamas