¡Habla memoria!

Para el “César”, la selección

El 30 de septiembre de 1974 se cristalizaba una decisión que cambiaría para siempre el rumbo del equipo Argentino. La designación de César Menotti como entrenador, fue un antes y después tanto en lo futbolístico como en lo organizativo.

Por Pablo Bomarito ·

30 de septiembre de 2022

El Gitano y el Flaco

Valenti había ganado las elecciones en Newell's, en ésa época César Menotti no soñaba con ser entrenador, tenía una agencia de autos en Rosario. Ante el ofreciemiento, el "Flaco no quería saber nada, pero Valenti insistía: “¿Por qué, entonces, no me ayudás a armar el equipo?”. Eso a Menotti le gustó, pero con alguna duda el presidente de Newell's le preguntó, “¿Y el entrenador quién es?”. Menotti no dudo, el hombre era su amigo: Miguel Antonio Juárez. El "Gitano", quien estaba dirigiendo en Platense, enseguida aceptó. Juntos armaron un equipo que fue la base del campeón del Metropolitano 1974. La carrera de director técnico del "Flaco" ya había arrancado; y empezaba a llamar la atención.

Imagen Menotti y Juárez, amigos adentro y fuera de la cancha.
Menotti y Juárez, amigos adentro y fuera de la cancha.
 
El 2 mayo de 1971, Luis Seijo -Presidente de Huracán- viajó a Rosario para sellar la llegada del “Flaco”. Su único antecedente era ser el ayudante de campo de Miguel Antonio Juarez.
César Luis Menotti empezó a armar el equipo que él quería y ya en el torneo Metropolitano 1972, Huracán jugaba un fútbol de alto vuelo. En 1973, tuvo momentos extraordinarios como la goleada a Central por 5-0 y momentos malos, afectado fundamentalmente por las convocatorias de algunos jugadores a la selección.
Imagen Menotti y su obra maestra: Huracán de 1973.
Menotti y su obra maestra: Huracán de 1973.
 
Más allá de eso, no tuvo problemas para salir campeón y demostró que en dos años de trabajo pudo amalgamar talento, nombres e ideas. En El Gráfico post campeonato, Menotti en primera persona, dejaba en claro sus ideas y una en particular: “La alegría es haber logrado con un grupo de jugadores que se hagan realidad mis convicciones futbolísticas, no en forma impuesta sino compartidas por todos ellos”. Menotti logró en dos temporadas sacar a flote a un Huracán que navegaba en la intrascendencia, para convertirlo en un campeón extraordinario.

El fin del cambalache

Tras no clasificar al Mundial '70 y hacer un papelón en 1974, la Selección Argentina necesitaba otra conducción. La era de improvisar y esperar tenía que ser parte del pasado. La organización para la Copa del Mundo en casa estaba en pleno movimiento.

Imagen Trato hecho: David Bracuto le da la bienvenida a César Menotti.
Trato hecho: David Bracuto le da la bienvenida a César Menotti.
 
David Bracuto, vicepresidente primero de la AFA, había asumido la conducción el 21 de junio de 1974, pocos días antes de la muerte de Juan Domingo Perón. El nuevo presidente de la casa madre del fútbol argentino conocía bien a Menotti por haber sido dirigente de Huracán.
La idea era jerarquizar al equipo de todos, que el elenco nacional fuera una prioridad para los clubes y los jugadores. En otras palabras, que dejara de ser un trámite para sacarse de encima.
Tras la firma del contrato, la primera convocatoria vio la luz con el objetivo del primer amistoso para enfrentar a España, el 12 de octubre en cancha de River Plate.

El renaciemento

La llegada de Menotti no solo fue la apuesta por la idea, sino también, iniciar una época de planeamiento y certidumbres. A principios de 1975, se empezó a hacer un “scouting” por el interior de país para captar juveniles y ver jugadores. El “Gitano” Juárez se sumó al cuerpo técnico junto a Menotti, llegando a dirigir un par de partidos amistosos.

Imagen La meza de luz de Menotti en la concentración Argentina. Épocas convulsionadas.
La meza de luz de Menotti en la concentración Argentina. Épocas convulsionadas.
La selección empezó a codearse con rivales europeos, un déficit que había sufrido en otras oportunidades, como en el Mundial de Suecia 1958. En 1976, se embarcó en una gira durante marzo que incluyó triunfos ante la Unión Soviética en Kiev y Polonia en Chorzow; derrotas frente a Hungría en Budapest y Hertha en Berlín; para cerrar con un empate 0-0 con Sevilla.
En 1977, la Selección también jugó una serie de amistosos en Argentina, entre mayo y julio. Los rivales fueron Polonia, Alemania Federal, Inglaterra, Escocia, Francia, Yugoslavia y Alemania Democrática.
A un año del mundial, el plan de César Luis Menotti marchaba sobre ruedas. Era un Argentina inédita, ya que se cumplía todo lo planificado.  

 

Imagen Menotti en 1974. Empezaba la nueva era.
Menotti en 1974. Empezaba la nueva era.
 

El trabajo dio sus frutos. Argentina se consagró campeón del mundo en 1978 y un año más también lo logró a nivel juvenil en Japón, pero más allá de los resultados, la profesionalización había llegado para quedarse. El ciclo de Menotti llegóo a su final en 1982, tras el Mundial de España, donde nada salió como se pensó.

Imagen Menotti y la Copa del Mundo 1978. Tarea cumplida.
Menotti y la Copa del Mundo 1978. Tarea cumplida.
 

Sin dudas, la nueva era del seleccionado nacional arrancó en aquel viaje del presidente de Huracán Luis Seijo en 1971 a Rosario, en busca de una promesa, de un proyecto de entrenador. Ahí estaba el “Flaco” Menotti, seguramente en un café, fumando un cigarrillo, hablando de fútbol con el "Gitano" Juarez. Un hombre que defendía una manera, pero lo hacía con el convencimiento y no con el látigo. Al fin y al cabo, en la vida como en el fútbol, esos son los hombres fundamentales. Los que lideran generando lealtades y conocimientos, por encima de aquellos que lo hacen a través del miedo y la opresión.

 

Diseño y edición de fotografía
Matias Di Julio