¡Habla memoria!

2008. Sir Tévez

El Apache cerraba una temporada soñada con el Manchester, ganó la Premier y la Champions League. Ferguson lo comparaba con Cantoná. Y los hinchas lo idolatraban por su coraje.

Por Redacción EG ·

11 de febrero de 2020

“Un Dios me toco y me di­jo 'Que­da­te tran­qui­lo...'”.

En­va­sa­do en una ca­mi­se­ta ar­gen­ti­na con el on­ce en la es­pal­da, lle­van­do en bra­zos a su hi­ja Flo­pi –“Me da fuer­zas pa­ra se­guir to­dos los días”– que ju­gue­tea con la me­da­lla que aca­ba de col­gar­le Mi­chel Pla­ti­ni, Car­li­tos Te­vez re­co­rre a pa­so len­to y son­ri­sa gi­gan­te el ani­llo del Luzh­ni­ki Sta­dium de Mos­cú. La his­to­ria ya se es­cri­bió. To­da­vía es­tá ti­bio ese ins­tan­te cru­cial en que John Terry, el gal­va­ni­za­do ca­pi­tán del Chel­sea, se pa­ró de­lan­te de la pe­lo­ta pa­ra eje­cu­tar el que po­día ser el úl­ti­mo pe­nal de la de­fi­ni­ción. Si lo me­tía, la Cham­pions Lea­gue que­da­ba pa­ra el equi­po al que el mag­na­te ru­so Ro­mán Abra­mo­vich le in­yec­tó 202 mi­llo­nes de eu­ros en re­fuer­zos. Si lo me­tía, el Man­ches­ter Uni­ted mor­día la ta­ja­da más amar­ga del fra­ca­so pe­se a man­te­ner­se in­vic­to en la com­pe­ten­cia y Car­li­tos no se­ría el pri­mer ju­ga­dor ar­gen­ti­no en ga­nar Cham­pions, Li­ber­ta­do­res e In­ter­con­ti­nen­tal. Car­li­tos no ten­dría me­da­lla. Car­li­tos no ten­dría son­ri­sa. Pe­ro ese Dios le di­jo: 'Que­da­te tran­qui­lo'; el im­per­tur­ba­ble Terry des­vió el re­ma­te, la de­fi­ni­ción si­guió su cur­so y Car­li­tos y el Man­ches­ter se­lla­ron el do­ble­te soñado: Pre­mier Lea­gue y Cham­pions en me­nos de diez días.

“Ha­cía ra­to que no fes­te­ja­ba un tí­tu­lo, des­de el 2005 con el Corint­hians. Ex­tra­ña­ba esa sen­sa­ción, la que­ría re­cu­pe­rar. Ve­nía tor­ci­do con las fi­na­les, ha­bía per­di­do con On­ce Cal­das por la Li­ber­ta­do­res y con la Se­lec­ción en Ve­ne­zue­la, así que era ho­ra de que me to­ca­ra una bue­na. Es una ale­gría te­rri­ble, la com­pa­ro con lo que sen­tí cuan­do ga­né la In­ter­con­ti­nen­tal con Bo­ca. Aho­ra quie­ro se­guir por es­te ca­mi­no, su­mar más tí­tu­los, no me con­for­mo con es­to. Sien­to que mi ca­rre­ra en Eu­ro­pa re­cién co­mien­za. Des­de que pi­sé Man­ches­ter su­pe que lle­ga­ba al equi­po más gran­de de Eu­ro­pa. Por eso quie­ro dis­fru­tar­lo y que­dar­me mu­chos años más”.

A los 24 años, y con ape­nas sie­te tem­po­ra­das de ca­rre­ra, Te­vez dio 10 vuel­tas olím­pi­cas. En Bo­ca ga­nó to­dos los tí­tu­los po­si­bles. Des­pués se doc­to­ró de ído­lo en los paí­ses fut­bo­le­ros ar­chi­rri­va­les de la Ar­gen­ti­na: Bra­sil e In­gla­te­rra. Con la ce­les­te y blan­ca sal­dó la deu­da del oro olím­pi­co y, más aún, de­vol­vió el de­por­te ar­gen­ti­no en ge­ne­ral al es­ca­lón más al­to del po­dio, 52 años des­pués de la ges­ta de los re­me­ros Ca­poz­zo y Gue­rre­ro. Por gua­pe­za, en­tre­ga y des­te­llos de po­tre­ro, el Mun­dial 2006 lo po­si­cio­nó co­mo el pre­fe­ri­do del sen­ti­mien­to po­pu­lar, co­mo El Ju­ga­dor del Pue­blo.

Imagen Carlitos besa la Copa Sudamericana que ganó con Boca en 2004.
Carlitos besa la Copa Sudamericana que ganó con Boca en 2004.

“Yo jue­go igual en to­dos la­dos. En­tien­do el fút­bol de una so­la ma­ne­ra. En Man­ches­ter, West Ham y Co­rint­hians ju­gué igual que en Bo­ca. Y en Bo­ca ju­ga­ba co­mo en Fuer­te Apa­che. La adap­ta­ción pa­sa más por el en­tor­no, por lo que ro­dea al fút­bol de ca­da lu­gar, que por el jue­go mis­mo. En In­gla­te­rra no cam­bié mi ca­rac­te­rís­ti­ca, si­no que agre­gué al­gu­nas co­sas. Me ti­ro unos metros más atrás, ma­ne­jo un po­co los rit­mos co­mo si fuera un en­gan­che. Y me tu­ve que po­ner las pi­las con la di­ná­mi­ca. No te po­dés que­dar quie­to ni un se­gun­do, el que se pa­ra, chau, fue; se lo co­me el rit­mo del par­ti­do”.

El en­tre­na­dor Alex Fer­gu­son –22 años en el car­go, 28 tí­tu­los– le ti­ró la flor más be­lla. “Lo veo muy pa­re­ci­do a Eric Can­to­ná. Apa­re­ce cuan­do las co­sas es­tán com­pli­ca­das, na­da lo des­con­cier­ta, con­ser­va la men­te fría aden­tro del área y con­vier­te go­les im­por­tan­tes, que sir­ven pa­ra ga­nar o em­pa­tar par­ti­dos muy ce­rra­dos”, di­jo el mas­ca­dor es­co­cés, que lo man­tu­vo en can­cha du­ran­te los 120 mi­nu­tos de la fi­nal y le ti­ró la res­pon­sa­bi­li­dad de eje­cu­tar el pri­mer pe­nal. “Te­vez fue el me­jor de la tem­po­ra­da por su co­ra­je”, dis­pa­ró el de­fen­sor Rio Fer­di­nand. “Car­li­tos es un ju­ga­dor com­ple­to: ve­loz, agre­si­vo, go­lea­dor, buen asis­ti­dor. Ad­mi­ro la ra­pi­dez con la que se adap­tó al equi­po”, lo elo­gió el portugués Cris­tia­no Ro­nal­do, el me­jor ju­ga­dor del mun­do. Los nú­me­ros tam­bién ava­lan el al­mí­bar de las de­cla­ra­cio­nes. Im­pre­sio­nan­te lo de Car­li­tos en su pri­mer año ves­ti­do de ro­jo: dos tí­tu­los y 19 go­les en 47 par­ti­dos. Co­mo pa­ra que la tri­bu­na se la pa­se gri­tan­do “¡Ar-gen-ti­no! ¡Ar-gen-ti­no!”.

Imagen Tévez y su hija Flopi. Festejo bien argentino en Moscú, donde se jugó la final de la Champions 2008.
Tévez y su hija Flopi. Festejo bien argentino en Moscú, donde se jugó la final de la Champions 2008.

“To­do lo que me ocu­rre en Man­ches­ter es muy lin­do. La gen­te me ha­ce emo­cio­nar. Al­gu­nos van a Old Traf­ford con ca­mi­se­tas de la Se­lec­ción, otros me gri­tan “¡Apa­che!”, me­dio atra­ve­sa­do con el idio­ma, pe­ro yo les en­tien­do igual. Y afue­ra de la can­cha me res­pe­tan mu­cho. Pue­do ca­mi­nar por la ca­lle o dis­fru­tar un ra­to con mi hi­ja en un shop­ping, no son de aco­sar. Mis com­pa­ñe­ros tam­bién me quie­ren, ar­ma­mos un buen gru­po. Y el téc­ni­co me dio un gran res­pal­do. Es un or­gu­llo que me ha­ya com­pa­ra­do con Can­to­ná, un ído­lo gran­dí­si­mo del club. Fer­gu­son siem­pre me trans­mi­tió su con­fian­za. Y pa­ra un ju­ga­dor no hay na­da me­jor que el en­tre­na­dor te ha­ga sen­tir útil, im­por­tan­te. Es un ti­po tran­qui­lo y muy cla­ro, no an­da con vuel­tas. Si te tie­ne que re­tar por al­go, te lla­ma y va de fren­te, co­mo tie­ne que ser”.

Le­yen­da vi­vien­te, Bobby Char­lton en­ca­be­zó el des­fi­le del Man­ches­ter has­ta el pal­co don­de aguar­da­ba “la ore­jo­na”. A 50 años del de­sas­tre de Mu­nich –aquel ac­ci­den­te aé­reo que trun­có la vi­da de ca­si to­dos los in­te­gran­tes del equi­po in­glés–, la pre­sen­cia em­ble­má­ti­ca de uno de los cin­co so­bre­vi­vien­tes tra­zó un puen­te ima­gi­na­rio en­tre la his­to­ria y el pre­sen­te, en­tre la glo­ria consumada y la glo­ria re­ver­de­ci­da. Co­mo a Car­li­tos an­tes del pe­nal de Terry, un Dios le to­có el hom­bro al gran Bobby y lo res­ca­tó del ho­rror de aquel vue­lo mor­tuo­rio. Lo sal­vó pa­ra con­ver­tir­lo en mi­to. Pa­ra que bau­ti­za­ra a Old Traf­ford co­mo el Tea­tro de los Sue­ños y se trans­for­ma­ra en el go­lea­dor his­tó­ri­co del club. Es el mis­mo Charl­ton que ahora son­ríe con ter­nu­ra al ver­lo a Car­li­tos con Flo­pi en bra­zos, y lo her­ma­na con los mons­truos de la his­to­ria: “Te­vez es un ga­na­dor de ra­za, un jugador de todas las épocas que le va a dar más sa­tis­fac­cio­nes al Man­ches­ter”.

Imagen La Champions es de Tevez, el Apache festeja con La Orejona entre sus manos.
La Champions es de Tevez, el Apache festeja con La Orejona entre sus manos.

“Si me pon­go a mi­rar pa­ra atrás, ya con­se­guí co­sas in­creí­bles, muy lin­das. Pe­ro siem­pre quie­ro más, me gus­ta ga­nar y ga­nar. Aun­que lle­gué un po­co can­sa­do al fi­nal de la tem­po­ra­da, la fe­li­ci­dad ta­pa to­do. Vi­ví co­sas muy in­ten­sas en In­gla­te­rra. Pa­sé de za­far del des­cen­so con el West Ham, a pe­lear y ga­nar to­do con el Man­ches­ter. Siem­pre a full, siem­pre a fon­do. Aho­ra me fal­ta ga­nar al­go con la se­lec­ción ma­yor. La ce­les­te y blan­ca es la ca­mi­se­ta más lin­da del mundo. Oja­lá pue­da es­tar y se nos dé en el pró­xi­mo Mun­dial. En Ale­ma­nia nos que­da­mos con las ma­nos va­cías cuan­do me­re­cía­mos más, quién te di­ce que en Su­dá­fri­ca nos sa­ca­mos la mu­fa de encima. Y yo quie­ro es­tar, no me lo pien­so per­der...”.

Pa­la­bra de Sir Tevez. Pa­la­bra del Ju­ga­dor del Pue­blo.

 

 

Por Elías Perugino (2008).

Foto: Photogamma.