¡Habla memoria!

1940. El golpe bajo

En la historia del boxeo hubo quienes especularon con el golpe bajo, ya sea para ganar peleas de manera poco deportivas y hubo quienes fingieron golpes en la zona prohibida para que descalifiquen al rival.

Por Redacción EG ·

07 de febrero de 2020

Los golpes bajos han sido el veneno del boxeo desde que, hace ya mucho tiempo, el Marqués de Queensberry dejó establecido el código de conducta para quienes calzan los guantes. Y, como el proverbial penique falso, el problema del foul reaparece de tiempo en tiempo, provocando periódicos disturbios en el mundo del ring.

Hace algunos años — dice Tel Carroll en un interesante artículo — la Comisión de Box de Nueva York, enloquecida por una epidemia de importantes peleas terminadas por foul, que siempre dejaban al público defraudado, anunció que de allí en adelante, en lo que concernía a la adjudicación de una pelea, el foul no existía. La Comisión declaró que el boxeador que cometiera el foul perdería el round, pero que el adversario no ganaba por ello la pelea, fuera cual fuera la fuerza del golpe.

Imagen El knock out de Sharkey frente a Dempsey. Aquél reclamo foul, bajó las manos y Dempsey aprovechó la oportunidad para rematarlo con un punch a la mandíbula. Al gran Jack hay que reconocerle que jamás reclamó por foul.
El knock out de Sharkey frente a Dempsey. Aquél reclamo foul, bajó las manos y Dempsey aprovechó la oportunidad para rematarlo con un punch a la mandíbula. Al gran Jack hay que reconocerle que jamás reclamó por foul.

La Comisión se vió prácticamente obligada a tomar esta decisión aparentemente inconsistente, a causa de la costumbre, que se hizo común en aquellos días, de algunos boxeadores, que, ligeramente golpeados, calan sobre la lona y reclamaban la victoria, si habían recibido un golpe bajo.

Ilógica, pues, como parece, esta regla sirvió admirablemente a sus propósitos, ya que el "fighter" reclamante de fouls desapareció muy pronto de la escena. Además, la Comisión completó la regla, castigando con suspensiones a los pugilistas que mostraran tendencia a dejar írseles los puños con demasiada frecuencia.

Indudablemente que la aplicación de tal disposición depende en gran parte del criterio del referee. Muchos vacilan en privar a un pugilista de un round si el punch carece de fuerza y parece no ser intencional. Por otra parte hay otros, muy competentes, que en la imposibilidad de otorgar la pelea al boxeador que haya sido víctima de un foul muy duro, han adoptado la práctica de suspender la pelea hasta que el damnificado esté en condiciones de reanudar la lucha.

 

Imagen La desconfianza siempre existió.
La desconfianza siempre existió.
 

Hasta que se produjo el caso reciente de Armstrong Ambers, el problema del foul, salvo en algunas ocasiones de poca importancia, había desaparecido casi de la escena, pugilística. Pero en la reciente pelea por el campeonato de peso liviano, surgió de nuevo, como un conejo del sombrero de un prestidigitador, para sembrar la confusión entre los boxeadores, el público y los dirigentes.

La pregunta que agita y conmueve ahora a todo el mundillo del boxeo es la siguiente: ¿Cómo debe ser de fuerte y de bajo un punch, para hacer que el pugilista ofensor pierda el round?

Las controversias a propósito del foul tuvieron en un tiempo muchísima importancia, como hemos dicho. Un campeonato mundial de peso pesado fue ganado por foul, cuando Max Schmeling, que no pierde nunca el tiempo para reclamar foul, cayó sobre la lona, mientras Joe Jacobs lo proclamaba campeón del título. Esto ocurrió en 1930 y tuvo mucho que ver con la resolución de la Comisión de Nueva York de adoptar la presente regla. Jack Sharkey fue el ofensor en esta ocasión; y esto nos recuerda el hecho indiscutido de que el pugilista de Boston ha figurado en más asuntos de foul que ningún otro boxeador en la historia del ring.

Imagen Max Schmeling cuando cayó por un golpe bajo que le aplicó Sharkey, "el especialista". Esa vez, en 1930, se le adjudicó el triunfo al alentáis, declarándolo campeón del inundo. Hasta ahora no se ha podido legislar con claridad sobre el golpe bajo.
Max Schmeling cuando cayó por un golpe bajo que le aplicó Sharkey, "el especialista". Esa vez, en 1930, se le adjudicó el triunfo al alentáis, declarándolo campeón del inundo. Hasta ahora no se ha podido legislar con claridad sobre el golpe bajo.

Sharkey ha figurado innumerables veces en finales por foul, ya sea como agresor o como víctima. Aquella noche de junio descargó un golpe que pudo darle la victoria; pero su hook de izquierda se subió de los límites legales. Tres años antes, después de recibir un Punch dudoso de Dempsey, Sharkey bajó las manos y reclamó al referee; y fue entonces cuando un hook de izquierda a su mandíbula descubierta lo dejó tendido en la lona. El final de esa pelea entre DempsaY Y Sharkey levantó polvareda durante meses.

Antes de entonces, ya se había visto envuelto en reclamos por foul en las peleas con Jim Maloney, Bud Gorman y Harry Wills. En dos de esas peleas, Sharkey reclamó por foul y fue declarado vencedor.

Imagen Jack Sharkey fue uno de los hombres que dieron más trabajo con sus golpes prohibidos. No hay otro boxeador que haya figurado en mis discusiones que el pesado de Boston, unas veces por ser agresor Y en otras por agredido.
Jack Sharkey fue uno de los hombres que dieron más trabajo con sus golpes prohibidos. No hay otro boxeador que haya figurado en mis discusiones que el pesado de Boston, unas veces por ser agresor Y en otras por agredido.

Una de las más profundas rivalidades del ring, que se desenvolvió en un verdadero campo de fouls hace algunos años, fue la de George Courtney y K. O. Phil Kaplan, dos buenos, medianos de la época. Estos dos hombres, cuya enemistad bordeaba los límites del odio, llevaban sus sentimientos personales a tal extremo que sus encuentros terminaban siempre en reclamaciones por foul. La primera vez K. O. Phil fue declarado vencedor, por un golpe bajo, y la segunda vez ganó Courtney por la misma causa.

 

Imagen Jack Dempsey.
Jack Dempsey.
 

Aunque las estadísticas demuestran que Jack Dempsey nunca ganó o perdió una pelea por foul, Jack fue muchas veces acusado de no fijarse bien donde dejaba caer sus puños. Pero Dempsey jamás pensó en reclamar foul para sí, y decía que cualquier golpe dado o recibido fuera de los límites era simplemente parte de la profesión.

Parece, pues, que una vez más, el problema del foul, aparentemente relegado al olvido, vuelve a revivir. Y ya que el poder de privar a un boxeador de un round, por golpes bajos, está solamente en manos del referee, parece ser que la solución de este rompecabezas tan viejo depende del juicio y discreción del árbitro.

 

 

El Gráfico (1940).