¡Habla memoria!

1940. ¨Manopla¨ Capuano

Angel Capuano, arquero estrella de comienzos del profesionalismo dejaba el fútbol argentino para jugar en Fluminese. En nuestro país había atajado en Sp. Barracas, Lanús, Estudiantes, Racing y Ferro.

Por Redacción EG ·

30 de enero de 2020

El fútbol tiene cosas rarísimas. Angel Capuano es un arquero que puede jugar en cualquier parte del mundo. No hace maravillas, no hay que ir a buscar en él lo extraordinario, pero puede confiársele el cuidado de una valla en seguridad de que se jugará entero para defenderla. Es valiente hasta la temeridad. Lo prueban los varios accidentes sufridos por arrojarse a los pies del forward. Una vez nos conmovió la noticia: Capuano, entonces en Estudiantes de La Plata, había sido hospitalizado, víctima de una conmoción cerebral y serias lesiones en la cara. Todos esperamos que aquello apagaría sus entusiasmos, pero en cuanto volvió a las canchas siguió tirándose a los pies de sus adversarios.

Ahora, en plena juventud, atlético, fuerte, sano, le ocurre Capuano aquello rarísimo de que hablábamos al comienzo: puede jugar en cualquier parte del mundo, menos en Buenos Aires. Cuando las cosas empiezan a andar torcidas, lo mejor es poner kilómetros de por medio. "Manopla" estaba muy bien en Racing, donde ingresó en 1937, después de haber actuado con éxito en el Genoa, de Italia, desde 1935. Fue en la "academia" el arquero seguro, entusiasta y valiente, el profesional disciplinado y correctísimo, hasta que otros motivos que nada tienen que ver con lo que sucede en la cancha — política interna de los clubs, rivalidades personales entre dirigentes, etc. —le hicieron perder la situación que se había conquistado.

Imagen Manopla Capuano posa para una producción de El Gráfico haciendo movimientos gimnásticos.
Manopla Capuano posa para una producción de El Gráfico haciendo movimientos gimnásticos.

Cuando Racing actuó en Chile, a principios del año pasado, Capuano tuvo un comportamiento brillantísimo. Hizo grandes partidos. Llegaron a decir de él que era el mejor arquero argentino que había pisado tierra chilena. Sin embargo, al regreso advirtió que subsistía la enojosa cuestión y al vencerle el contrato se fue. Anduvo en tratos con Ferro Carril Oeste, pero no hubo acuerdo y entonces decidió descansar esa temporada.

Siguió cuidándose. No perdió la moral, pero comprendió que solamente en el extranjero, cambiando de ambiente, recobraría la tranquilidad. No dejó de entrenarse. Continuó 'llevando la vida sana de siempre.

Ahora se le ha presentado la oportunidad buscada. Se interesa por él uno de los más prestigiosos clubs cariocas: el Fluminense. Ojalá le vaya bien. Tiene condiciones para triunfar. Y como a esa aptitud natural se agrega el deseo de imponerse, de reaccionar, estamos casi seguros de que, además de gustar la alegría de .la revancha, dejará satisfechos a quienes decidieron su contratación. Nunca fue aquí un arquero del montón. Estuvo entre los mejores. Puesto que mantiene intactos sus valores, ¿por qué no puede ser que triunfe en Río?

Imagen Tapa de El Gráfico del 29 de marzo de 1930. Manopla Capuano es protagonista del número 559.
Tapa de El Gráfico del 29 de marzo de 1930. Manopla Capuano es protagonista del número 559.

Sus manos tienen fama de ser las más grandes de Sud América. Entre las manos de futbolers, por lo menos. Jugaba en la quinta de Barracas Juniors, alrededor de 1926, en el puesto de back. Un día le dijeron: "Con semejantes manoplas, ¿por qué no jugás en el arco?" Se probó y entonces pudo verse que tenía algo más que manos de arquero. Quedó para siempre en ese puesto de tan enorme responsabilidad. Pasó a Sportivo Barracas y fue allí donde ganó prestigio y popularidad. Cuando se instituyó el profesionalismo, Capuano ingresó a Lanús. Estuvo un año solamente en la valla de los granates, pues pasó a Estudiantes de La Plata. Hizo una campaña brillante, hasta que en 1935 atravesó el océano para presentarse en Italia. Tuvo dificultades en la transferencia. La FIFA lo declaró jugador libre y pudo militar en el Genoa. Y se produjo entonces otro episodio curiosísimo: habiendo sido declarado libre por la institución que dirige el fútbol del mundo entero, cuando regresó en 1937 se encontró con que seguía perteneciendo a Estudiantes de La Plata. Racing tuvo que pagar la transferencia...

Imagen Capuano debutó en Sportivo Barracas en 1928, luego pasó por Lanús, Estudiantes, Genoa, Napoli, Racing y Ferro.
Capuano debutó en Sportivo Barracas en 1928, luego pasó por Lanús, Estudiantes, Genoa, Napoli, Racing y Ferro.

Los brasileños van a conocer en Angel Capuano a un buen arquero y a un excelente muchacho. Es bueno, derecho, sin recovecos. Tiene una bondad transparente. En el arco es un espectáculo, por la seguridad de sus manos enormes, por su coraje y por la vistosidad de sus pullovers elegantísimos.

 

 

El Gráfico (1940).