¡Habla memoria!

Radioespectador

En 1959, El Gráfico se centró en aquellos que concurrían a los estadios con la radio, los dichosos que podían ver y escuchar el partido al mismo tiempo. En tiempos donde la radio era un complemento del hincha.

Por Redacción EG ·

28 de diciembre de 2019

El radioespectador es la versión electrificada del original espectador de un partido de fútbol que al abandonar la cancha hacía un alto en su regreso al hogar para comprar "la sexta" y "ver qué dicen del partido". Del partido que él había visto con una opinión. Tan débil opinión que tras leer "la sexta" la cambió por la de "la sexta". El radioespectador se confiesa insuficientemente dotado en versación de fútbol para captar por sí mismo lo que sucede en el partido que mira. Lo confiesa cuando apela a su cajita pegada al oído como auxilio formativo de su opinión. Atenderá o rechazará ese auxilio, cambiará de estación o no moverá el dial... según hable el radiocronista con el que ha decidido "ver" el partido. Pero sus ojos necesitan de la voz de un radiocronista.

 

Imagen Platense vs Chacarita. 15-11-1959.
Platense vs Chacarita. 15-11-1959.
 

El radioespectador escucha lo que está mirando. Oye lo que está viendo... sin saber exactamente si lo que está viendo es lo que oye o lo que oye es lo que está viendo. Generalmente no puede asegurar, ante lo ligeramente confuso, si lo que piensa es fruto de lo que vió o lo que escuchó.

 

Imagen La radio pegada a la oreja.
La radio pegada a la oreja.
 

Les cuesta ubicarse en esa mentalidad a quienes no entienden cómo se puede ser espectador de un partido y recibir al mismo tiempo, de lo que se está viendo, una versión auditiva muy probablemente opuesta a su recepción objetiva. Pero el radioespectador goza de ese privilegio. Lo goza por dos razones: la primera, Por su pasionismo, que lo lleva a la cancha a ver ganar a su equipo, fundamentalmente a eso, y a controlar toda manifestación que en su entendimiento de las ideas implique "hablar mal" de su equipo (por eso lleva su transistor para "controlar" a Fioravanti, Frascara o Ardigó y volverse contra ellos si no hablan "bien"); la segunda, porque a pesar de la autoridad de que se cree poseído para atacar de distintas maneras a los Fioravantis o Frascaras que no hablan "bien", el radioespectador no observa técnicamente nada del fútbol, está desposeído de la aptitud del análisis y sólo poseído, como espectador del fútbol, de la facultad de la admiración por vía receptiva, no analítica. El radioespectador es receptor de goles a favor o en contra de su equipo, comentarios "buenos" o "malos" para su equipo. Por eso, por todo eso, viendo y oyendo el partido con sus ojos y su transistor lo disfruta mejor; aunque seguramente lo ve peor. Pero es su manera de ver y disfrutar el fútbol. Por eso el radioespectador puede ver y oír al mismo tiempo. Por eso puede ser radioespectador…

 

Imagen Racing vs Independiente. 1959.
Racing vs Independiente. 1959.
 

 

 

El Gráfica (1959).