¡Habla memoria!

Historia del fútbol argentino, por Juvenal. Capítulo XX (1986-1990)

Maradona llega a Nápoles, River gana todo con el Bambino en el banco, los equipos rosarinos vuelven a salir campeones. El último título del Bocha y Argentina subcampeón del mundo en Italia.

Por Redacción EG ·

26 de diciembre de 2019

¿En qué anda la Selección?

Tras la decepción que produjo la floja actuación del Campeón del Mundo en España '82 en el que Argentina es eliminado en la segunda ronda al perder sucesivamente con Italia y Brasil, el técnico César Menotti y el presidente Julio Grondona se sientan a discutir la renovación del contrato. Pero la tratativa se rompe abruptamente. Menotti queda fuera del cargo que ocupó durante ocho años de 1974 a 1982 y es reemplazado por el que muchos consideran su contrafigura en materia de ideología futbolística: Carlos Salvador Bilardo. Comienza una nueva era del cuadro argentino con tres empates sucesivos: 2-2 con Chile, 0-0 con Paraguay y 2-2 con Ecuador. Para superar ese comienzo opaco, consigue vencer a Brasil después de trece años: 1-0 con gol de Ricardo Gareca.

Imagen La tapa del 22 de marzo de 1983, la nueva Selección. Concluido el ciclo de Menotti, comenzó una renovación de nombres y de estilo en un nuevo equipo al mando del doctor Bilardo que tenía como objetivo la Copa América de ese año.
La tapa del 22 de marzo de 1983, la nueva Selección. Concluido el ciclo de Menotti, comenzó una renovación de nombres y de estilo en un nuevo equipo al mando del doctor Bilardo que tenía como objetivo la Copa América de ese año.

En 1984, la Selección compite sin mayor suerte en un torneo de Calcuta. Luego, empata con Brasil y pierde 1-0 en Montevideo y empata sin goles en Buenos Aires con Uruguay, para emprender posteriormente una gira por Colombia y varios países de Europa. Mal comienzo: pierde en Colombia 1-0. Pero apenas pisa suelo europeo se reivindica venciendo sucesivamente a Suiza, 2-0, Bélgica, 2-0 y Alemania Federal 3-1. En esa gira se destacan interesantes presencias ofensivas: Bochini, Burruchaga, José Daniel Ponce, Gareca. Es la etapa preparatoria para la fase de clasificación. Argentina debe superar a Colombia, Venezuela y Perú para conseguir un sitio en las finales de la Copa del Mundo. La clasificación será angustiosa pero una vez en México, el rendimiento del conjunto de Bilardo irá creciendo hasta culminar con la conquista de la Copa. Pero eso es materia del siguiente capítulo de esta historia.

Imagen Ricardo Gareca acaba de empujar la pelota sobre la línea para convertir el 2 a 2 frente a Perú. Con ese resultado Argentina clasifica a México 86, Mundial donde será campeón.
Ricardo Gareca acaba de empujar la pelota sobre la línea para convertir el 2 a 2 frente a Perú. Con ese resultado Argentina clasifica a México 86, Mundial donde será campeón.

 

El mejor jugador del mundo

El Mundial de 1986 terminó de consagrar a Diego Armando Maradona como el mejor jugador del mundo. Pero antes de llegar a ese momento cumbre de su carrera, el pibe de Villa Fiorito había tenido que vivir cambiantes alternativas, que pusieron a prueba su capacidad de recuperación física y espiritual.

Imagen Frente a Italia Maradona sufriendo al tano Gentile que lo cosió a patadas, con la complacencia del árbitro.
Frente a Italia Maradona sufriendo al tano Gentile que lo cosió a patadas, con la complacencia del árbitro.

Imagen Chau Mundial. El árbitro le muestra la tarjeta roja a Maradona frente a Brasil. Diego iba a tener revancha.
Chau Mundial. El árbitro le muestra la tarjeta roja a Maradona frente a Brasil. Diego iba a tener revancha.

En 1982 se incorporó al Barcelona, equipo dirigido por César Luis Menotti. Ese mismo año jugó para Argentina el Mundial de España en el que fue sometido a una verdadera caza del hombre por sus rivales, especialmente el italiano Gentile, ante la pasividad de los árbitros. El 24 de setiembre de 1983 lo esperaba una durísima emboscada del destino, cuando ese destino tiene por cómplice a un hombre desleal y violento. Jugando contra el Athletic Bilbao, Diego fue fracturado por el vasco Andoni Goicochea. La Federación Española suspendió al agresor por 18 fechas del campeonato y Maradona tardó cuatro meses en volver a las canchas. Lo hizo en enero de 1984 justamente en un partido contra los vascos, en Bilbao, demostrando que su coraje es tan grande como su clase, metió dos goles y fue despedido con una ovación por el público local. Con el Barcelona ganó la Copa de la Liga y la Supercopa de España en 1983. En julio de 1984 pasó al Napoli de Italia, donde muchos años antes, en la década del sesenta, había actuado otro eximio delantero argentino: Enrique Omar Sívori. Maradona superó a todos sus antecesores con la casaca celeste del club napolitano. Lo condujo a la conquista del "scudetto" en la temporada 1986/87 —tras haber hecho lo mismo con Argentina en el Mundial de México—, y luego de la Copa Italia en 1987 y de la Copa UEFA 1988/89, temporada en que el Napoli ganó el segundo campeonato de su historia. Fue, además, el máximo goleador de Italia en la temporada 1987/88.

 

Imagen Maradona llega a Nápoles, donde será héroe.
Maradona llega a Nápoles, donde será héroe.
 

 

El flagelo de la violencia

La caída de los grandes equipos sumada a los fenómenos sociales y el creciente aumento de la delincuencia se traslada a los estadios y no hay fin de semana sin que haya grandes disturbios en las canchas. El accionar impune de las tristemente famosas "barras bravas" aleja a los espectadores que quieren ir a las canchas simplemente para ver fútbol. La fiesta popular se convierte frecuentemente en drama. En 1983, durante un clásico Boca-Racing, muere en las tribunas de la Bombonera un espectador, Roberto Alejandro Basile. Lo alcanzó una bengala disparada desde la tribuna que suele ocupar la barra boquense. En 1985, un chico de 14 años llamado Adrián Scaserra muere en las tribunas de Independiente durante un clásico con Boca y hacia fin de año, Souto, un hincha de Racing es asesinado a la salida del estadio de Boca luego de un encuentro de su club con Banfield. La violencia azota el fútbol con una gravedad inusitada y parece un problema imposible de resolver.

 

Un solo torneo por año

Argentinos Juniors obtuvo el Nacional de 1985 y van dos torneos que conquista sin usar su cancha, ya que juega en Ferro. Sólo dos clubes lo habían logrado antes: Racing en 1949 y River Plate en 1977.

Es la única competencia que se inicia y termina en 1985 porque se reestructuran los campeonatos de primera división de la AFA. Se jugará un solo torneo, como se hizo hasta 1966, pero siguiendo la modalidad del calendario europeo. Comenzará en el mes de julio y terminará a mediados de 1986.

Su vencedor será River Plate, recuperándose de un período plagado de dificultades y hasta de angustias. 1983 ha sido un año terrible para el otrora orgulloso club de los millonarios. Lleno de Problemas financieros, sufriendo la huelga de su plantel profesional de fútbol, con cierre del club por parte de sus empleados que no conseguían cobrar, terminó penúltimo en el campeonato (posición 18°), cumpliendo la peor campaña de su historia. En medio de ese mar de vicisitudes —que incluyó la dramática muerte de su delantero Oscar Víctor Trossero en el vestuario, luego de un partido jugado el 12 de octubre de 1983— ha registrado un acierto: la contratación del uruguayo Enzo Francescoli. Será el goleador del campeonato de 1984 con 24 goles y un año más tarde, la gran estrella de un estupendo campeón, en cuya campaña influirán dos importantes novedades registradas en 1984: el retorno de Norberto Osvaldo Alonso al club, tras haber actuado en Vélez Sarsfield, y la contratación de Héctor Rodolfo Veira como director técnico.

 

Imagen Enzo Francescoli.
Enzo Francescoli.
 

 

River gana todo

En la primera mitad del torneo, River insinúa su condición de gran candidato a obtener el título y Francescoli confirma su clase de jugador. Por otro lado, cuando termina 1984, Gimnasia y Esgrima La Plata le da otro empujón a la ilusiones de Racing por volver a primera. El cuadro "tripero" destroza literalmente a la Academia, venciéndolo en Avellaneda y en La Plata, y gana su ascenso después de haber militado cinco años en primera "B". El centenario de su fundación lo iba a encontrar otra vez jugando en el círculo superior.

 

Imagen Ruggeri y Gareca, pasaron de Boca a River sin escalas.
Ruggeri y Gareca, pasaron de Boca a River sin escalas.
 

En 1985 entran en conflicto con Boca Juniors sus jugadores Oscar Ruggeri y Ricardo Gareca. Habían firmado por el veinte por ciento de aumento y al actuar dos años en esas condiciones, quedaban automáticamente libres. Podían enrolarse en el club que quisiera contratarlo; siempre que alguno se atreviera a un enfrentamiento con los directivos boquenses. Ya se sabe que en nuestro fútbol las leyes se hacen para que las cumplan los futbolistas... Finalmente, River Plate arregló el problema: incorporó a Gareca y Ruggeri, cediéndole a Boca los pases de Carlos Daniel Tapia y Julio Olarticoechea. Gareca, sin embargo, emigrará pronto hacia el América de Cali, tentado por un importante contrato y de Colombia llegará Claudio Morresi para completar la avanzada millonaria.

El conjunto de Héctor Veira confirma su poderío en 1986. Es sólido defensivamente, maneja el ritmo del juego en la media cancha y de tres cuartos de campo en adelante, tiene una velocidad de ataque sencillamente demoledora. El Bambino ratifica esa capacidad para armar y motivar equipos cuando se hace cargo de River, con promedio amenazado por el descenso a raíz de sus bajas actuaciones en 1982 y 1983, lo levanta hasta convertirlo en un gran campeón.

Imagen Héctor Veira fue campeón de Argentina, América y el mundo con River Plate. En la foto aparece con Ruggeri, Pumpido y Gallego.
Héctor Veira fue campeón de Argentina, América y el mundo con River Plate. En la foto aparece con Ruggeri, Pumpido y Gallego.

Con Gallego como pivote defensivo en la mitad de) campo, Veira estructura una fuerza poderosa y a la vez elástica con dos hombres de gran despliegue como Héctor Adolfo Enrique y Roque Alfaro, y tres atacantes que rotan memorizada y eficientemente: Enzo Francescoli —estrella del conjunto y goleador del campeonato con 25 tantos—, Claudio Morresi y Luis Amuchástegui.

Imagen Alonso y el gol histórico con la pelota naranja. Aquel día River dio la vuelta olímpica en La Bombonera.
Alonso y el gol histórico con la pelota naranja. Aquel día River dio la vuelta olímpica en La Bombonera.

River se consagra campeón faltando cinco fechas para terminar el torneo y transfiere al uruguayo Francescoli al fútbol francés. Vuelve al equipo Norberto Alonso para jugar las fechas que restan, marcará los dos goles del triunfo sobre Boca en la Bombonera —su último instante de gloria en el clásico de los clásicos—, y será el conductor decisivo en la Copa Libertadores y más tarde en la Intercontinental.

Imagen Alonso levanta la primer Copa Libertadores de River en la historia.
Alonso levanta la primer Copa Libertadores de River en la historia.

Imagen El Búfalo Funes, Roque Alfaro y Nery Pumpido llevan la Copa Intercontinental en Tokio.
El Búfalo Funes, Roque Alfaro y Nery Pumpido llevan la Copa Intercontinental en Tokio.
 

 

El adiós del Beto Alonso

Porque River gana todo. Hace suya la Copa Libertadores perseguida en vano durante veinte años —en 1966 perdió la final de Chile con Peñarol—, superando en Cali y en el Monumental de América de Colombia. En esos encuentros se producen goles decisivos del puntano Juan Gilberto Funes, quien no tardará en ser transferido también al fútbol europeo.

En diciembre de 1986 culmina la cosecha millonaria de títulos: con un gol del uruguayo Antonio Alzamendi, tras otra estupenda habilitación de Norberto Alonso, derrota 1-0 al Steaua de Bucarest, Rumania, Campeón de Europa.

El día que River y él ganan la Copa Intercontinental, la única que les faltaba, el Beto Alonso resuelve decirle adiós al fútbol. "LLEGUE GANADOR Y ME IRE GANADOR", había anunciado en una nota de EL GRAFICO pocos meses antes. Cumplió.

 

Hazaña de Rosario Central

En 1971, el tercero por antigüedad entre los que militan en la AFA, detrás de Gimnasia y Esgrima La Plata y Quilmes, fue el primer club del interior que logró un campeonato de AFA. Lo repitió tres veces: en los Nacionales de 1973 y 1980 y en el campeonato de primera división de 1986-87. Este último, cumpliendo una proeza sin precedentes en nuestro fútbol profesional.

Imagen La tapa del 5 de mayo de 1987, con Omar Palma como protagonista. ¡Central campeón!
La tapa del 5 de mayo de 1987, con Omar Palma como protagonista. ¡Central campeón!

El viejo Rosario Central descendió a primera "B" en 1984, volvió a círculo superior y conquistó el título. Participa en los torneos de la AFA, juntamente con su vecino y rival Newell's Old Boys, desde 1939.

Cuando un cuadro rosarino gana en un torneo de todos contra todos, a dos ruedas, su mérito es enorme. Sus jugadores están viajando fuera de su ciudad cada dos fechas —salvo cuando les toca jugar contra el otro equipo de Rosario—, sometidos a un esfuerzo superior al que deben realizar en sus campañas los clubes porteños. Aparte de jugar bien, deben tener temple para la lucha, resistencia para el esfuerzo y auténtico espíritu de grupo. Todos esos valores existían en el conjunto dirigido por don Angel Tulio Zof. Para ese campeonato que ganó Rosario Central ya estaba otra vez en primera categoría el Racing Club. Había obtenido ese derecho en diciembre de 1985, pero al hallarse la competencia en pleno desarrollo, debió permanecer inactivo hasta julio de 1986. En ese lapso, le alquiló el plantel de fútbol a Argentino de Mendoza...

 

La nueva capital del fútbol argentino

El próximo campeonato, 1987-88, fue para el otro rosarino: Newell's Old Boys. El cuadro del Parque Independencia, dirigido por un ex jugador del club, José Yudica, e integrado por futbolistas surgidos de las propias filas rojinegras, se consagró jugando un fútbol de altísima calidad, digno de sus gloriosos antepasados: José Canten, René Pontoni y Mario Morosano, José Armando Benavídez, Marito Zanabria y el Mono Obberti.

Newell's y Central se encuentran en el más alto nivel del fútbol criollo, por la notable capacidad de autoabastecimiento y procreación de futbolistas que ambos vienen exhibiendo desde hace varios años.

Imagen Newell´s campeón 1987-1988. José Yudica el director técnico en andas. Lo acompañan Roque Alfaro y Sergio Almirón.
Newell´s campeón 1987-1988. José Yudica el director técnico en andas. Lo acompañan Roque Alfaro y Sergio Almirón.

Newell's descendió una sola vez, en 1960 y desde 1964 actúa ininterrumpidamente en la categoría superior. Fue campeón Metropolitano en 1974 y subcampeón dos temporadas seguidas: 1985-86, detrás de River y 1986-87, detrás de su enemigo-Rosario Central. Es decir que se venía preparando para campeonar en 1987-88. Al cabo de los tres torneos, sumando todos los partidos de la campaña —incluyendo los de la Liguilla Pre-Libertadores—; Newell's superaba ampliamente a los otros equipos. Había totalizado 124 partidos y 161 puntos contra 112 y 141 de River, que era su más cercano competidor. En el campeonato que ganó, Newell's metió 68 goles. El que anduvo más cerca fue Rosario Central con 53. A los viejos muchachos de don Isaac y Claudio Newell les caben las mismas consideraciones que hemos hecho sobre el esfuerzo que les demanda competir en el alto nivel de rendimiento viajando cada dos semanas.

Imagen El equipo campeón, conformado íntegramente por jugadores surgidos de la cantera leprosa.
El equipo campeón, conformado íntegramente por jugadores surgidos de la cantera leprosa.

A la luz de estos recientes éxitos de los conjuntos rosarinos y del enorme futuro que se les puede augurar, mantiene su vigencia la frase que alguna vez publicamos en EL GRAFICO: "Rosario es la nueva capital del fútbol argentino".

 

A un paso de la tragedia

El domingo 8 de mayo de 1988 debían enfrentarse en Córdoba, el local Instituto y San Lorenzo de Alma-gro, equipo de destacada participación en el campeonato, como que resultó subcampeón de Newell's Old Boys. Lamentablemente, un vandálico hecho perpetrado a minutos de salir el conjunto visitante a la cancha, produjo la suspensión del cotejo y puso al fútbol, una vez más, al borde de la tragedia. Un barra brava de Instituto hizo explotar una bomba de estruendo en el camarín sanlorencista, lo que produjo la rotura de un ventanal, cuya mayor parte se incrustó en el brazo izquierdo del jugador Claudio Zacarías. Estuvo en peligro su vida, por la gran pérdida de sangre que sufrió, también se conjeturó sobre la posible amputación del miembro afectado, pero afortunadamente la rápida intervención de los médicos pudo conjurar los dos peligros. Zacarías regresó al fútbol nueve meses después, en un partido ante River Plate.

Imagen Claudio Zacarías es trasladado a un hospital en Córdoba, producto de la agresión recibida en la previa del partido a disputarse entre Instituto y San Lorenzo.
Claudio Zacarías es trasladado a un hospital en Córdoba, producto de la agresión recibida en la previa del partido a disputarse entre Instituto y San Lorenzo.

 

Rojos y millonarios

Independiente y River Plate son junto con Boca Juniors, los únicos equipos del profesionalismo criollo que nunca descendieron. Pero en tanto Boca no consigue ganar un campeonato de AFA desde 1981 —sólo obtuvo la Supercopa de 1989, trofeo que el Racing Club conquistó en 1988, cuando se disputó su primera edición—, tanto rojos como riverplatenses se anotan cada tanto entre los vencedores de la temporada.

Independiente, con un plantel y un estilo renovado, bajo la conducción de un nuevo técnico, Jorge Raúl Solari, hizo suyo el torneo 1988/89. De aquella constelación que triunfara brillantemente en 1983 y en las Copas de 1984, quedaba, como siempre, en su formación el inextinguible y admirable Ricardo Enrique Bochini —con 33 partidos jugados en la temporada—, Ricardo Giusti, Néstor Clausen, Pedro Monzón y Hugo Villaverde.

Imagen Bochini consigue su último campeonato en la temporada 88-89. Independiente le sacó 8 puntos al segundo, Boca, y 16 al tercero, Deportivo Español. El técnico era Eduardo Solari.
Bochini consigue su último campeonato en la temporada 88-89. Independiente le sacó 8 puntos al segundo, Boca, y 16 al tercero, Deportivo Español. El técnico era Eduardo Solari.

River fracasó o al menos no repitió con Carlos Griguol primero y César Luis Menotti después —dos cambios de timón realmente extraños—los éxitos que consiguiera con Héctor Rodolfo Veira. En la Liguilla Pre-Libertadores de 1989 volvió a las fuentes: le confió la dirección del equipo a Reinaldo Carlos Merlo, quien lo manejó también durante la primera parte del campeonato 1989-90. Al cambiar las autoridades del club, Merlo renunció y asumió Daniel Passarella, confirmando que como entrenador seguía las huellas ganadoras de su trayectoria como futbolista. River culminó su campaña consagrándose vencedor del torneo 1989/90. Con lo que el club sumó 21 campeonatos ganados en 60 años de fútbol profesional.

Imagen River campeón del Campeonato de 1989/1990. Medina Bello se roba todos los flashes.
River campeón del Campeonato de 1989/1990. Medina Bello se roba todos los flashes.

 

Simplemente subcampeones

Entre esos dos momentos de la última campaña triunfal de la banda roja se jugó una nueva Copa del Mundo en Italia. No alcanzó el gran nivel que tuvo la de 1986, en figuras individuales, grandes equipos o espléndidos espectáculos. Diego Armando Maradona, físicamente disminuido, distó de ser aquel espléndido futbolista de cuatro años antes en México. Y ninguno se le acercó en ese nivel de aptitud, recursos, atracción visual y rendimiento.

Imagen Caniggia convirtió el 1 a 0 frente a Brasil que le dio a la Selección el pase a cuartos.
Caniggia convirtió el 1 a 0 frente a Brasil que le dio a la Selección el pase a cuartos.

Argentina tampoco fue aquel conjunto compacto y armonioso de 1986. Sin embargo, una sorprendente victoria sobre Brasil —notable maniobra personal de Maradona brillantemente rematada por Claudio Caniggia— y una excelente performance colectiva contra Italia, con las que eliminó a dos grandes favoritos de la Copa, le permitieron llegar a la final contra Alemania Federal y asegurarse así el subcampeonato del mundo.

Imagen El llanto del capitán en la entrega de premios de Italia 90. Con él, lloramos millones de argentinos.
El llanto del capitán en la entrega de premios de Italia 90. Con él, lloramos millones de argentinos.

 

 

Por Juvenal (1990).