¡Habla memoria!

Firpo - Dempsey... aquel 14 de septiembre

11 años después de “La pelea del siglo”, Félix Frascara recoge el testimonio de Horacio Lavalle, el segundo principal de Firpo, sobre las intimidades y secretos de aquel día legendario de 1923. Con fotos inéditas.

Por Redacción EG ·

29 de noviembre de 2019

Once años han transcurrido desde el día en que el mundo deportivo vibró por entero, de emoción y entusiasmo, al conjuro de aquella lucha titánica, lucha de varones, tan intensa, tan dramática que para siempre quedó en el recuerdo como el más sensacional combate de todos los tiempos.

Once años desde que la historia del box agregó a sus páginas el capítulo inolvidable, momento de excepción que el destino hizo vivir a un pugilista argentino. Si popular era antes, fue desde entonces célebre la figura del Toro Salvaje de las Pampas. Y lo fue por la gratitud que los públicos saben guardar para quienes les han hecho vivir magníficas inquietudes.

En todo el país repercutió la hazaña insuperada de Luis Firpo. Estados Unidos le extendió, con su aplauso, una "carta de simpatía" honorífica. Y nadie podrá olvidar ya la escena impresionante de ese primer round, en la que se ve al campeón de todos los pesos fuera del ring, escena que hoy — como en homenaje a nuestro valiente compatriota.

Imagen Carlos Oldani, siempre consecuente con Firpo, le sirve de sparring-partner al Toro Salvaje en el propósito que éste tiene de volver a los rings. El rival de Dempsey ha rebajado muchos kilos. La foto es de 1934.
Carlos Oldani, siempre consecuente con Firpo, le sirve de sparring-partner al Toro Salvaje en el propósito que éste tiene de volver a los rings. El rival de Dempsey ha rebajado muchos kilos. La foto es de 1934.

Firpo, tan querido como entonces, se ha distinguido siempre por su gentileza hacia los periodistas y en especial hacia El Gráfico, de modo que no podía pasar para nosotros inadvertido el aniversario de aquel gran match. Escribimos este artículo pues, impresionados por la significación de la fecha, y como un complemento de la espléndida lámina, que, estamos seguros, ha de ser conservada por todos los deportistas de verdad.

 

HORACIO LAVALLE

 

Imagen Horacio Lavalle
Horacio Lavalle
 

Este es el hombre quien hemos recurrido para obtener relato de los acontecimientos sucedidos a 14 de septiembre. Horacio Lavalle, compañero de Firpo, estuvo junto Toro Salvaje en todos los momentos; amigo sincero, no lo dejó en la derrota. Siguió siendo su camarada. Aun hoy es el brazo derecho del gran peso pesado y el principal animador para su propósito de reaparecer.

Relato veraz, hecho por el hombre que estuvo al lado del ring en la famosa contienda, esta página nuestra tendrá la virtud de hacer que el lector reviva, como en una reproducción cinematográfica, todas las escenas de aquel día; fecha histórica, de la que hasta los detalles insignificantes han adquirido, a través del tiempo, en creciente admiración, una señalada magnitud.

Horacio Lavalle recuerda todos los minutos de ese día con tanta fidelidad que podría — según sus propias palabras — "vivirlo otra vez exactamente igual, en compañía de Firpo."

 

14 DE SEPTIEMBRE DE 1923

El muchacho de Sud América había llegado al pináculo de su carrera pugilística. Esa noche del 14 de septiembre de 1923 se mediría con el campeón mundial de todos los pesos, Jack Dempsey, en New York, en el estadio de Polo Grounds.

Diez días antes, en una sesión de training, Firpo había sufrido una lesión en las articulaciones del codo izquierdo, tan dolorosa que le impedía extender ese brazo por completo. Se hicieron gestiones para conseguir que la gran pelea se postergara hasta tanto desapareciera ese inconveniente. El intento no prosperó. Tex Rickard, el célebre match-maker, resolvió que el combate debía realizarse de todos modos, porque la fecha estaba fijada con carácter definitivo, se había iniciado ya la venta de entradas y muchos dólares se llevaban gastados en propaganda.

Convenido así en una conversación privada, Firpo no hizo más ninguna objeción a ese respecto.

Terminó su entrenamiento el viernes 13 con una sesión liviana y bien temprano se retiraron, él y Lavalle, a su casa.

 

Imagen Firpo y Dempsey antes de iniciar el colosal espectáculo.
Firpo y Dempsey antes de iniciar el colosal espectáculo.
 

 

LA MAÑANA

Luis durmió tranquilamente esa noche, sin hacer comentario alguno sobre el serio compromiso que le esperaba. Nos levantamos, el 14 de 4eptiembre, a las ocho de la mañana. Hasta las once no teníamos nada que hacer. Firpo invirtió ese tiempo en arreglar sus cosas; escuchó algunos discos, revolvió papeles... Para nada hablamos de la pelea. Sólo le pregunté yo cómo se sentía del brazo. Me dijo que le seguía doliendo, pero sin darle importancia. A las once, que era la hora indicada para la revisación médica, Luis fue solo, quedándome yo para arreglar el departamento y preparar el lunch que nos serviría de almuerzo.

Cuando regresó aquel de la Comisión, Lavalle le preguntó cómo le había ido.

—Apenas llegué — le respondió Firpo — el médico para saludarme me tiró de la mano izquierda y me hizo doler el codo, al extender el brazo. No sé si se habrá dado cuenta de que yo hice un gesto de dolor. Me revisó, me encontró bien...

—¿No le dijiste nada del dolor?

—¿Para qué? ¿No arreglamos ya con Rickard?

Habiendo dado su palabra, Firpo no era hombre capaz de presentar excusas.

 

LA TARDE

 

Imagen EG Firpo Luis Angel 1
EG Firpo Luis Angel 1
 

Apenas volvió Luis, comimos lo poco que habíamos preparado. Antes de acostarse a descansar, me pidió que me quedara levantado para no dejar entrar a nadie. Se acostó y durmió la siesta con la misma tranquilidad de quien no tiene absolutamente ninguna preocupación. Le confieso que estaba mucho más nervioso yo que él, como si la pelea de Dempsey fuera conmigo. A la tarde empezaron a caer cartas, telegramas y visitas. A estas últimas las despaché. Periodistas, amigos, compatriotas, fotógrafos, curiosos... Como no se les dejaba entrar, se conformaban preguntándome cómo estaba Firpo; algunos querían que yo les dijera qué pensábamos de Dempsey y en qué round terminaría el match...

El Toro Salvaje, después de haber dormido con una serenidad que hablaba mejor que nada de su valentía, se puso a leer las cartas y telegramas que había recibido. Encontró muchas firmas conocidas de la Argentina: amistades, boxeadores, artistas y aficionados. De lo que decían los diarios no quiso enterarse, haciéndome esta reflexión, muy atinada por cierto:

—Si no sé yo lo que va a pasar, ¿cómo lo van a saber éstos?

Al caer la tarde, salió a dar una vuelta, pero se encontró con algo inesperado. Apenas dio unos pasos, lo rodeó la gente que se había quedado ahí, como de guardia. No eran sólo los del barrio; eran curiosos de todas partes, empeñados en verlo de cerca. Dio la vuelta a la manzana y volvió a entrar, para no salir ya hasta la hora de dirigirse al estadio.

 

PREPARATIVOS

 

Imagen El Toro Salvaje se le planta al campeón del mundo
El Toro Salvaje se le planta al campeón del mundo
 

Llegado el momento de la prueba — continúa Horacio Lavalle — salimos para tomar un auto. Tuvimos que hacerlo corriendo, porque en ese momento los curiosos se habían multiplicado. La aparición de Firpo provocó una algarabía de gritos, entre los que se mezclaban la admiración y la burla, esta última debida a algunos fanáticos que no le daban chance. Pero vimos ya entonces que, en general, se le tenía simpatía. El acceso al estadio resultó de lo más dificultoso. Mucha gente: privada de entrar por haberse agotado las localidades, se resignó a seguir la pe: lea desde afuera. Estrujados por el público, tuvimos que pedir la ayude de "policemen" para ganar la puerta y dirigirnos hacia los vestuarios.

Llegados al camarín, donde estaban el masajista de Firpo y un intérprete; Levalle lo dejó ahí para ir a controlar les preparativos del adversario. Los rivales iban a subir al ring ya enguantados, de manera que era preciso vigilar el vendaje.

—Encontré a Dempsey ya casi listo y advertí que se había puesto una cantidad excesiva de la tira emplástica que se use para asegurar la venda. Lo reglamentario son 35 centímetros en cada mano, y el campeón llevaba triplicada esa medida. Hice la reclamación al comisionado y éste, luego de comprobar la denuncia, le redujo esa tira al límite. Pude observar entonces que Dempsey recargaba el vendaje de su mano izquierda, lo que me hizo pensar que debía ser su preferida, a no ser que la tuviera lastimada. A todo esto, Dempsey accedió muy cordialmente, y luego me dió las gracias cuando yo le ayudé a colocarse los guantes. La tira que le habían quitado estaba en el suelo del camarín. Yo quise tomarla, para guardarla nada más que como un recuerdo, pero en el momento en que me agachaba sentí que una mano me sujetaba del hombro, al tiempo que oía la voz de Kearns, el manager de Dempsey, diciéndome: "¡Is mine!" Es mía... No tuve más remedio que dejársela.

Terminados los preparativos, Lavalle fue hacia el ring con el equipo de Dempsey. Llegaron casi simultáneamente éste y Firpo. Una ovación ensordecedora cubrió el estadio. Se llenó el ring de fotógrafos, subió el referee, se impartieron las instrucciones del caso y a tiempo que iba a sonar el gong, cesó todo ruido como por encanto, se hizo un silencio absoluto, y se esperó el comienzo del match con latente emoción.

Luis parecía estar mucho más tranquilo que el campeón. No se le vió hacer un solo gesto, ningún movimiento. Dempsey, en cambio, daba la impresión de estar nervioso; saltaba continuamente sobre las puntas de los pies. Yo le dije a Firpo unas frases de aliento, a las que él me contestó con un movimiento de cabeza, como diciéndome: "Está bien".

 

SUENA EL GONG

 

Imagen Tremendo derechazo del argentino, Demspey se estremece.
Tremendo derechazo del argentino, Demspey se estremece.
 

¡Time! Dempsey arremete sobre Firpo, tirando un swing de izquierda que yerra. Simultáneamente, Firpo lo cruza de derecha, produciéndose una situación difícil. Dempsey, que siente el golpe, se apoya en el brazo izquierdo de Firpo, y se nota en éste una expresión de dolor. Lo convenido con Luis Angel era que apresurara el combate en todo lo posible, tratando de ganar con un golpe de sorpresa, porque, además de lo que significaba el adversario, teníamos en cuenta el inconveniente de usar solamente la derecha. Sigue la pelea con la misma intensidad, en medio del mayor silencio. De pronto, veo que el referee habla a Firpo y cuando este volvía la cara, en actitud de escucharlo, recibe una derecha inesperada. Inmediatamente sufre Luis Angel sucesivas caídas; en ninguna de ellas el referée hace que Dempsey se aleje hacia un rincón neutral. Siempre se queda el campeón a espaldas de Firpo, volviéndolo a voltear cada vez que se incorpora. En una de ellas, Dempsey llega a saltar por sobre el argentino y, estando éste en el suelo, le tira un violento golpe a la cabeza. Cada knock down de Firpo era saludado con gritos estruendosos, impresionantes, del público. Cerca del ring no se oía nada más esto: "¡Jack, Jack, Jack!" Al recibir punch estando caído, Firpo lanza una interjección bien criolla, se levanta furioso consigue ubicar una terrible derecha, que Dempsey acusa. El Toro hace entonces hay un balanceo de cuerpo y llega con loco golpe a la línea baja, conmoviendo al peón, que evidencia estar sintiendo el castigo. Sin cesar en su empeño de aniquilar a Dempsey, vuelve Firpo al ataque colocando entonces una serie de derechas que hacen ir al campeón contra las cuerdas.

LA CAÍDA MEMORABLE

 

Imagen La caída memorable
La caída memorable
 

Ocurrió entonces la escena más dramática que se recuerda en los anales del boxeo mundial. Estando Dempsey groggy, recostado contra las cuerdas, recibe una última derecha a la cara. Impulsado hacia atrás, el cuerpo queda un instante en posición horizontal, vence la resistencia de la soga y cae. Como el ring era muy alto, la caída, pudo haber sido funesta para Dempsey, pero tuvo la suerte de que lo contuvieran los cronistas ubicados en la tablilla. Sucedió un detalle que sirvió para poner en evidencia el espíritu práctico de los americanos: Jack golpeó, al caer, sobre una máquina de escribir, en la que estaba trabajando un repórter y ese hecho fue aprovechado por el fabricante para exaltar las virtudes de la máquina "que había resistido el peso del gran Jack." Todos los diarios de Nueva York publicaron ese anuncio.

El ring estaba vacío y Firpo dueño de él. Si el combate había sido un espectáculo furioso hasta ese instante, se tomó entonces trágico; el público, de pie, impresionantemente silencioso, vivía la emoción máxima de ver fuera de las cuerdas a su gran Jack. Firpo se dirige en el primer momento hacia el rincón por donde había caído Dempsey y el referee, tomándolo de un brazo, lo lleva hasta el extremo opuesto; vuelve a donde estaba el campeón, ¡y él mismo, el referee, lo ayuda a volver al ring, abriéndole paso entre las cuerdas! Firpo arremete para aprovechar el momento, y el referee vuelve a impedírselo. ¡Habían pasado, según los peritos, 18 segundos!

En esa situación — sigue Lavalle — yo no dudaba del éxito de Firpo. Dempsey, visiblemente groggy, permanece parado al lado de la soga. Luis Angel lo ataca de nuevo y castiga con su característico golpe de martillo, a los cuales Jack no contesta, tratando de darle el flanco. Entonces le hizo falta a Firpo la izquierda, para acomodar al rival, y un poco de experiencia Para sacar todo el partido posible de esa situación.

Suena el gong dando por finalizado el primer round, cuando la lucha se realizaba en las inmediaciones del correr de Firpo. Este oye la campana, cesa de pegar Y dando la espalda a Dempsey camina haela su rincón. Dempsey reacciona y, con la  sorpresa  consiguiente, lo veo precipitarse tras de Luis Angel aplicándole golpes en la nuca. Firpo, al sentirse golpeado, se da vuelta para responder, recibiendo en un formidable cross de izquierda. Recién entonces el referee los separa y nuestro compatriota llega al rincón totalmente groggy. El minuto de descanso no es bastante para que consiga recuperar por completo su estado.

 

EL SEGUNDO ROUND

 

Imagen Una de las tantas caídas de Firpo, Dempsey lo esperaba al lado para rematarlo cuando se levantara.
Una de las tantas caídas de Firpo, Dempsey lo esperaba al lado para rematarlo cuando se levantara.
 

¡Time! Dempsey advierte perfectamente la situación desventajosa en que se encuentra Firpo y la aprovecha, atacándola. Ya no hay nada que hacer. Luis Angel no responde a los golpes del adversario. Agotado por el castigo, cae el Toro Salvaje, y así no knocked-out, sino inconsciente — Firpo queda fuera de combate. Proclamado ganador Jack Dempsey, en medio de la febril excitación del público, Luis llega todavía en el mismo estado al rincón. Recién entonces, viéndome a mí, parece darse cuenta de lo sucedido y se vuelve, furioso, dispuesto a irse nuevamente sobre Dempsey. Tuvimos que sujetarlo para que no cumpliera su impulso.

El gran combate terminó así, con un vencedor aclamado por sus compatriotas y con un vencido que, en tierra extranjera, recibió una ovación tan sostenida, tan entusiasta como la que se le prodigó al adversario. Los nombres de Dempsey y de Firpo se mezclaban en los gritos, en los ¡vivas!, en las discusiones y hasta en las peleas que originó el dramático match.

 

Imagen La última caída. Firpo en el suelo no puede levantarse. Dempsey sigue siendo el campeón.
La última caída. Firpo en el suelo no puede levantarse. Dempsey sigue siendo el campeón.
 

 

DESPUÉS DE LA PELEA

Prosigue Horacio Lavalle diciéndonos que se les aconsejó, en el primer momento, que presentaran una reclamación por las irregularidades cometidas a causa de la actuación del árbitro, pero Firpo fue el primero en oponerse, considerando que esa sería una actitud antipática. Resolvieron aceptar la derrota deportivamente. "Las victorias las quiero sobre el ring", declaró el boxeador argentino. Ese gesto causó excelente impresión y desde entonces se dividieron más aún las opiniones, quedando Firpo como uno de los pugilistas más queridos por los norteamericanos. Puede afirmarse que, después del match, el ídolo de Sud América tenía más publicidad que el mismo Dempsey, como lo corrobora este hecho: al día siguiente, Tex Rickard visitó a Firpo, lo felicitó por el espectáculo que había brindado y le ofreció darle el 40 % — porcentaje nunca igualado — para un match con Fred Fulton en el Madison Square Garden. Pero nuestro compatriota ya había resuelto regresar.

 

Imagen Una foto inédita y muy rara de Luis Ángel Firpo, con barba, preparandose para su vuelta al ring (1934)
Una foto inédita y muy rara de Luis Ángel Firpo, con barba, preparandose para su vuelta al ring (1934)
 

 

NO TE VERÁS EN OTRA

Retomando el hilo del relato, Lavalle re-cuerda que, una vez en el camarín, Jack Dempsey, ya vestido, fue a saludar a Firpo y mantuvo con éste una breve conversación, declarándose, sinceramente, su admirador más entusiasta. Se le preguntó por qué le había pegado a Firpo después de haber sonado la campana anunciando el término del primer round, a lo que Jack respondió — excusándose — que si lo hizo fue porque no veía nada, nada más que bultos en el ring. Y Luis Angel, con su astucia característica, se preguntó:

—Y si éramos tres en el ring, ¿por qué no veía nada más que a uno? ¿Por qué no le pegó al referee?

Cuando terminó la breve entrevista, se sorprendió este brevísimo diálogo entre Jack y su manager Kearns:

—¿No me habías dicho que era una pelea fácil? — preguntó el campeón.

—¡Bah! No te aflijas, grandote — contestó Kearns, — que nunca más te encontrarás en otra como esta.

 

Por Félix D. Frascara (1934).