¡Habla memoria!

Historia del fútbol argentino, por Juvenal. Capítulo XIII (1961-1965)

Junto a la crisis del país, el fútbol criollo sufre un declive de calidad e identidad. En un lustro Boca gana 3 campeonatos, la selección fracasa en el Mundial 62 y el Rojo comienza su reinado de copas.

Por Redacción EG ·

27 de noviembre de 2019

El fútbol criollo, que alcanzó picos de nivel superlativo en las  dos décadas anteriores, sufre en los años sesenta el impacto de una situación política inestable, sembrada de golpes de Estado y gobiernos de facto que no permiten completar el mandato de ningún gobierno elegido por voluntad popular. Cae el gobierno de Frondizi en 1962 y cuando parece que se ha repuesto la democracia, cae Illia en 1966. El fútbol no logra aislarse dentro de un país en crisis y padece las consecuencias de esos golpes de timón que apuntan para varios lados y no llegan a ninguno.

Imagen Frondizi vestido de jugador, es el segundo desde la derecha. Durante su juventud, y antes de arrimarse definitivamente a la política, fue defensor de Almagro. La boina era una marca característica.
Frondizi vestido de jugador, es el segundo desde la derecha. Durante su juventud, y antes de arrimarse definitivamente a la política, fue defensor de Almagro. La boina era una marca característica.

Cuesta muchísimo superar el cimbronazo que produce el desastre del Seleccionado Nacional en Suecia. El título Sudamericano obtenido un año más tarde en Buenos Aires, dejando en el segundo puesto a Brasil, Campeón del Mundo, no es suficiente para conjurar la crisis.

La desorientación, la baja calidad del juego, la poca cantidad de goles que se marcan, el predominio de la destrucción sobre la creación, los espectáculos aburridos, monocordes, sin imaginación y hasta cierta pérdida de identidad, son los aspectos salientes de los años sesenta, que culminan en forma decepcionante cuando Perú y Bolivia nos superan en la zona de clasificación para la Copa del Mundo y nos dejan afuera del primer Mundial jugado en México.

 

Sacchi, Pizzuti y compañía

Racing inicia la década conquistando el campeonato de 1961. Mete 68 goles en 30 partidos, marca realmente notable para una época de marcaciones cerradas, en la que casi todos los equipos imitan la táctica de los cuatro zagueros que los brasileños llevaron a la victoria en el Mundial de 1958.

El ataque "académico", conducido por la experta veteranía de Juan José Pizzuti, un armador que arranca de atrás, acompaña, llega y mete más goles que ninguno de sus compañeros, es imaginativo, penetrante, certero. Lo integran Corbatta, Pizzuti, Mansilla, Rubén Sosa y Raúl Belén.

Imagen Los pibes ven salir con admiración por el túnel a Juan José Pizzuti. El temible delantero que jugó en Racing en los años 50, es el segundo goleador histórico de la era profesional en el club. Con la Acedemia ganó los campeonatos de 1958 y 1961.
Los pibes ven salir con admiración por el túnel a Juan José Pizzuti. El temible delantero que jugó en Racing en los años 50, es el segundo goleador histórico de la era profesional en el club. Con la Acedemia ganó los campeonatos de 1958 y 1961.

Los respalda una correcta defensa en la que sobresale un jugador de estupenda jerarquía. Es Federico Sacchi, adquirido juntamente con su compañero Peanno a Newell's Old Boys de Rosario, y se distingue tanto por su pelo rubio y su imponente estampa como por su admirable pegada.

Racing logra a la vez el milagro de recuperar la fe en el futbolista argentino, bastante disminuido después del desastre de Suecia, al extremo que nuestros principales conjuntos se llenaron de juga¡dores brasileños, peruanos y uruguayos. En ese sentido hicieron punta River y Boca, dándose el caso de que la otrora admirada escuela de fútbol criollo formara en 1961 una línea ofensiva íntegramente foránea: Domingo Pérez (uruguayo), Moacir (brasileño), Pepino (español, de Andalucía), Delem y Roberto (los dos brasileños). El campeón de la temporada impone, en cambio, la capacidad de un cuadro auténticamente argentino, aunque tenga a los uruguayos Mesías (lateral izquierdo) y el puntero de ese mismo lado, Borges, quien actúa en varios partidos de la primera rueda por la "Bruja" Belén.

 

Imagen Elegante. Sacchi, símbolo del fútbol bien jugado, con la camiseta de Racing.
Elegante. Sacchi, símbolo del fútbol bien jugado, con la camiseta de Racing.

Racing es el campeón con 47 puntos, superando a San Lorenzo y River, aunque al tope de la tabla de goleadores sigue estando el ejecutor implacable, el hombre del olfato que no falla, el oportunista que no perdona el menor descuido: José Francisco Sanfilippo. El definidor del Ciclón marca 26 goles y supera a Luis Artime, quien consigue 25 jugando para Atlanta. Esa capacidad goleadora que acredita en el cuadro de Villa Crespo es la antesala de su transferencia a River Plate.

 

Predomina el azul y oro

En 1962, dos equipos lucharon palmo a palmo por el campeonato. River, que había conmovido al fútbol argentino por su contratación de jugadores extranjeros, decidió volver a las fuentes. Adquirió dos centrodelanteros: el ya citado Luis Artime y Marcelo Pagani, de Rosario Central.

Imagen Artime con la camiseta de River, lo marca Domingo Rogel de Gimnasia
Artime con la camiseta de River, lo marca Domingo Rogel de Gimnasia

Adquiere también a Martín Pando, creador de juego en Argentinos Juniors, vuelve a darles su lugar en primera a los jóvenes santafesinos Ermindo Angel Onega y Juan Carlos Sarnari, refuerza su defensa con el batallador Vladislao Cap y el marcador lateral Nicha Sainz. Conducido por Néstor Raúl Rossi, el cuadro de la banda roja fue uno de los protagonistas de la temporada. El otro fue Boca, su eterno adversario.

La definición llega recién al final, cuando los dos se encuentran en la Bombonera. El desenlace es dramático. Hay un penal para Boca a los 14 minutos del primer tiempo que convierte el infalible Paulo Valentín. Pero cuando termina la lucha, hay un penal para River. Patea el brasileño Delem y el disparo es contenido por el arquero Antonio Roma, en medio del delirio de su hinchada, pues ubicaba a Boca al alcance del campeonato.

 

Imagen Momento cumbre en la historia del superclásico: Roma le ataja el penal a Delem y Boca se acerca al campeonato '62.
Momento cumbre en la historia del superclásico: Roma le ataja el penal a Delem y Boca se acerca al campeonato '62.
 

Finalmente el equipo xeneize se consagró con 43 puntos, dos más que River, afirmado en la solidez de su defensa. Orlando, brasileño, campeón del mundo en 1958, es el cierre de seguridad de todo el equipo, como respaldo para Rattín y Marzolini, símbolos inolvidables con la azul y oro. Entre la defensa y el ataque están Norberto Menéndez con su impecable toque de pelota y Ernesto Grillo con su trajinar de constante luchador.

En el ámbito internacional el año 1962 nos ofreció un nuevo Mundial que para nuestro seleccionado pasó sin pena ni gloria. En Chile, Argentina quedó eliminada en la primera ronda después de ganarle 1-0 a Bulgaria, perder 3-1 contra Inglaterra y empatar 0-0 contra Hungría.

Imagen Debut. Héctor Facundo de San Lorenzo, convierte el gol de la victoria argentina ante Bulgaria a los 3 minutos. Fue la única alegría del Mundial 62.
Debut. Héctor Facundo de San Lorenzo, convierte el gol de la victoria argentina ante Bulgaria a los 3 minutos. Fue la única alegría del Mundial 62.

 

 

La venganza esperó 30 años

El predominio boquense sufre una interrupción en 1963, año en que Independiente grita ¡Campeón!, consiguiendo 37 puntos y superando por 2 a River y 5 a Racing y Boca. Los Rojos de Avellaneda van en persecución de River durante toda la segunda rueda, y le dan alcance cuando los dos se encuentran en Avellaneda, en la fecha número 24. Independiente vence 2-1 con dos goles de Mario Rodríguez. Un domingo más tarde Boca le da el empujoncito definitivo. Es la revancha que los xeneizes esperaron durante treinta años, desde el 17 de noviembre de 1933, cuando River les quitó el campeonato en la última fecha. Ahora, este 19 de noviembre de 1963, ha sonado la hora de la venganza. Un gol de Sanfilippo sorprendiendo a Carrizo y poniendo la pelota abajo, en la ratonera, derrota a River en su propia cancha y le abre el camino del título a Independiente. Finalmente da la vuelta olímpica superando 9-1 a San Lorenzo.

 

Imagen El 24 de noviembre de 1963“el partido” era Independiente-San Lorenzo en Avellaneda. Era la última fecha y sólo el Rojo y River tenían chances. Pero con ganar, Independiente ya era campeón. Como los Gauchos de Boedo consideraron, con algo de razón, que el árbitro era muy permisivo con el juego brusco de Independiente, se cruzó de brazos y dejó de jugar. Como se ve en la foto en el gol de Vázquez a un Irusta que parece estar esperando el bondi. El Rojo terminó ganando 9 a 1.
El 24 de noviembre de 1963“el partido” era Independiente-San Lorenzo en Avellaneda. Era la última fecha y sólo el Rojo y River tenían chances. Pero con ganar, Independiente ya era campeón. Como los Gauchos de Boedo consideraron, con algo de razón, que el árbitro era muy permisivo con el juego brusco de Independiente, se cruzó de brazos y dejó de jugar. Como se ve en la foto en el gol de Vázquez a un Irusta que parece estar esperando el bondi. El Rojo terminó ganando 9 a 1.
 

 

Sigue mandando Boca

Los años 1964 y 1965 consolidan el predominio boquense, que gana tres títulos sobre cinco en el primer lustro de la década. En la temporada anterior habían llegado como refuerzos Cacho Silveira, de Independiente y José Sanfilippo, por quien Boca pagó 25 millones de pesos a San Lorenzo. Cuando termina el ciclo del brasileño Paulo Valentín, su heredero es el Tanque Alfredo Rojas, dueño de un físico imponente y excelente cabeceador.

 

Imagen Boca lo compró en 1963 y lo recibió con globos alusivos. Esta imagen fue tapa de El Gráfico. Fue el goleador en la Copa Libertadores de ese año, pero debió irse por problemas con el DT.
Boca lo compró en 1963 y lo recibió con globos alusivos. Esta imagen fue tapa de El Gráfico. Fue el goleador en la Copa Libertadores de ese año, pero debió irse por problemas con el DT.
 

River, por su parte, conmueve el mercado de pases en 1964, pagando 33 millones de pesos a Peñarol de Montevideo por la cesión de Roberto Matosas. Durante este año —1964—se afirma en Boca Juniors Angel Clemente Rojas —que había debutado el 19 de mayo de 1963, fecha en que Boca venció a Vélez Sarsfield 3-0 con tres conquistas de Corbatta— y lidera el camino hacia el título. La vuelta olímpica se repite en 1965, dejando atrás por un punto a River Plate.

La definición llega en la fecha 32, cuando Boca vence a River 2-1 en la Bombonera, con goles de Pianetti y Menéndez en el segundo tiempo. Así se cierran cinco años de marcado predominio boquense.

  

Imagen Otro Superclásico para la historia. Boca empata 1 a 1 con River y se consagra Campeón en 1964. En la foto Menéndez desborda a su marcador.
Otro Superclásico para la historia. Boca empata 1 a 1 con River y se consagra Campeón en 1964. En la foto Menéndez desborda a su marcador.
  

 

Boca quiere la Copa

La moda llegó desde Europa. Y a la manera de la Copa de Campeones, a la que el legendario Real Madrid le dio lustre internacional, nació en 1960 la Copa Libertadores de América, por inspiración de Peñarol de Montevideo. A los dirigentes argentinos les cuesta tres años valorar su real importancia. Recién en 1963 Boca Juniors, último campeón local, se preocupa por hacer un buen papel y llegar a las finales. Ha contratado a José Sanfilippo, el máximo goleador de los últimos campeonatos, para juntarlo con el brasileño Paulo Valentím, el otro gran ejecutor del equipo. Antes de jugar la final con el Santos de Pelé, deja en el camino a Olimpia de Paraguay, Universidad de Chile y Peñarol de Montevideo, en una excelente campaña.

Imagen En las finales Boca-Santos, por la Libertadores 63, el Nene Sanfilippo metió los tres goles de Xeneize: dos en el Maracaná y uno en la Bombonera.
En las finales Boca-Santos, por la Libertadores 63, el Nene Sanfilippo metió los tres goles de Xeneize: dos en el Maracaná y uno en la Bombonera.

 

Pero los cotejos finales son otra cosa. Enfrente está esa fuerza demoledora que es el Santos, el mejor equipo del mundo en ese momento. El primer partido se juega en el Maracaná de Río de Janeiro y el equipo brasileño se impone por 3-2. La revancha, en la Bombonera, encuentra a Boca en ventaja con un tanto obtenido por Sanfilippo, pero dos conquistas conseguidas por Pelé y Coutinho postergan nuevamente el festejo de un conjunto argentino. Boca pierde, pero abre un camino que luego será recorrido con éxito por Independiente, Racing y Estudiantes de La Plata.

Imagen Pelé tardó solo unos segundos para cambiarse el pantalón roto en Boca - Santos por la final de la Libertadores ’63 , pero nuestro fotógrafo Antonio Legarreta, con la máquina siempre apuntando, lo capturó.
Pelé tardó solo unos segundos para cambiarse el pantalón roto en Boca - Santos por la final de la Libertadores ’63 , pero nuestro fotógrafo Antonio Legarreta, con la máquina siempre apuntando, lo capturó.
 

La primera alegría

Dentro del panorama chato y sin variantes de esos años, vivimos algunas satisfacciones en el plano internacional que obran como una inyección de optimismo. La más importante es la obtención de la Copa de las Naciones en 1964. La organizó Brasil e invitó a Inglaterra, Portugal y Argentina. El equipo nacional parte en medio del escepticismo, sin respaldo popular, bajo la conducción de José María Minella y produce la gran sorpresa. Vence 2-0 a Portugal en el debut, 3-0 a Brasil y 1-0 a Inglaterra.

Imagen Ermindo Onega grita su golazo ante un estadio enmudecido. Fue el primero frente a Brasil en la Copa de las Naciones 1964.
Ermindo Onega grita su golazo ante un estadio enmudecido. Fue el primero frente a Brasil en la Copa de las Naciones 1964.

 

El balance es terminante. Campeones invictos y sin tantos en contra. Cuando nuestra valla pudo ser batida, Amadeo Carrizo le atajó un penal a Gerson. Fue una conquista excelente en cuanto a resultados, pero muy austero, muy poco atractivo como producción de espectáculo, con demasiados cuidados defensivos y escasa actitud para arriesgar en ataque. De todas maneras, aquellos tres goles a Brasil, que nunca había perdido por esa diferencia en su tierra, con un golazo de Ermindo Onega, tocándola suavemente ante la salida de Gilmar, y otros dos de Roberto Telch, fueron realmente inolvidables.

Imagen Rattín rechaza de cabeza ante la amenaza de Pelé. Fue en la Copa de las Naciones del 64 que ganó Argentina, el día de los 2 goles de Telch y el cabezazo sangriento de Pelé al pibe Mesiano. Argentina ganó 3 a 0
Rattín rechaza de cabeza ante la amenaza de Pelé. Fue en la Copa de las Naciones del 64 que ganó Argentina, el día de los 2 goles de Telch y el cabezazo sangriento de Pelé al pibe Mesiano. Argentina ganó 3 a 0


Independiente de América

El título ganado en 1963 le permite a Independiente participar de la Copa Libertadores un año más tarde. El club de Avellaneda ingresa dispuesto a tomársela tan en serio como Boca un año antes. En semifinales el equipo dirigido por Manuel Giúdice —un técnico moderno para la época— vence al Santos en el Maracaná 3-2, con goles de Mario Rodríguez, Bernao y Luis Suárez.

Imagen Bernao no jugó un gran partido en el Maracaná frente a Santos, pero su gol fue el 2 a 2 parcial que le dio la esperanza a los de Avellaneda.
Bernao no jugó un gran partido en el Maracaná frente a Santos, pero su gol fue el 2 a 2 parcial que le dio la esperanza a los de Avellaneda.
 

La revancha se juega en Avellaneda un 22 de julio ante 60.000 personas. El equipo argentino vuelve a imponerse, 2-1, con goles de Morí y Mario Rodríguez. Ya estaba en la final. Debía cotejar con Nacional de Montevideo en dos partidos durísimos. El primero tiene como escenario el estadio Centenario de Montevideo. El resultado final es 0-0 y deja abierto el optimismo para la revancha en Avellaneda. La misma se juega el 12 de agosto ante la espectacular concurrencia de 80.000 personas. Independiente está integrado por: Santoro; R. Ferreiro, J. C. Guzmán, D. Acevedo, T. Rolan, J. A. Maldonado, Bernao, Prospitti, Luis Suárez, Mario Rodríguez, Savoy. Un gol de Mario Rodríguez le otorga la victoria y la Copa.

Imagen ¡Dale Rojo!...gritan en el vestuario campeón Decaría, Bernao, D’Ascenzo, Maldonado, Mario Rodríguez, Toriani, Ferreiro y Santoro. El Rojo ganó la Libertadores de 1964.
¡Dale Rojo!...gritan en el vestuario campeón Decaría, Bernao, D’Ascenzo, Maldonado, Mario Rodríguez, Toriani, Ferreiro y Santoro. El Rojo ganó la Libertadores de 1964.

Como último campeón de América participa en la Copa Libertadores de 1965. Debe eliminarse con el otro participante argentino, Boca Juniors. Libran tres batallas cargadas de violencia en la cancha de River. Independiente gana la primera 2-0, con tantos de Mura y Mario Rodríguez. En la revancha vence Boca 1-0 con gol del Tanque Rojas. Se debe disputar un tercer partido, y el resultado es 0-0 después de jugar 120 minutos ardorosos en los que fueron expulsados Rodríguez, de Independiente, y Ayres Moraes, de Boca. Pero los rojos tienen un gol más a favor. Ha sido decisivo el penal que Santoro le atajó a Menéndez en el primer partido, manteniendo el resultado 2-0. La nueva final exige tres duelos de titanes. Como rival aparece Peñarol, al que Independiente vence 1-0 en Avellaneda con gol de Bernao. En el Centenario, los uruguayos se imponen 3-1. Hay tercer partido en Santiago de Chile, y allí los rojos no dejan dudas. Ganan 4-1 con goles de Bernao, AyaIlay, Mura y Pérez en contra.

 

Imagen 1964. "El saludo fue un invento mío. Entramos a la cancha y fuimos a saludar a las socias con los brazos en alto. Como nos dio suerte, le ganamos a los austríacos por 3-0, lo perfeccionamos y quedó para siempre (Maldonado).
1964. "El saludo fue un invento mío. Entramos a la cancha y fuimos a saludar a las socias con los brazos en alto. Como nos dio suerte, le ganamos a los austríacos por 3-0, lo perfeccionamos y quedó para siempre (Maldonado).
 

La mística de los brazos en alto se repite, y nuevamente los rojos obtienen la Copa Libertadores. En la defensa del vencedor aparece otro uruguayo que hará historia, ganando todos los títulos posibles en diez años de campaña: el zaguero izquierdo Ricardo Elbio Pavoni. Adelante mantienen su efectividad Mario Rodríguez y Raúl Savoy, más la habilidad de Bernao y la inteligencia de Mura. Esa fue la base, que lo puso muy cerca de consagrarse campeón mundial en 1964, cuando le exigió al Internazionale de Italia un tercer partido en terreno neutral —Madrid— que debió ganar por merecimientos y perdió en tiempo suplementario. Ese equipo hizo algo más: creo a su alrededor una mística copera que aún perdura.

 

 

Por Juvenal (1990).