¡Habla memoria!

EL DÍA QUE SAN LORENZO HIZO HUELGA EN LA CANCHA

Independiente quería ser campeón en 1963. Pero en la última fecha San Lorenzo lo hizo sufrir. El Rojo ponía pierna fuerte y el referí se hacía el sota. Los de Boedo dejaron de jugar y hasta se hicieron un memorable gol en contra.

Por Redacción EG ·

24 de noviembre de 2021

El Ciclón se cruzó de brazos ante la injusticia

El 24 de noviembre de 1963“el partido” era Independiente-San Lorenzo en Avellaneda. Era la última fecha y sólo el Rojo y River tenían chances. Pero con ganar, Independiente ya era campeón.

Lo raro fue que en la tribuna visitante había tantos hinchas de River como de San Lorenzo. Iban a empujar al Ciclón para que los millo –que jugaban contra Argentinos– dieran la vuelta.

Imagen Con los brazos cruzados, los de Boedo manifestaron su repudio ante las decisiones arbitrales.
Con los brazos cruzados, los de Boedo manifestaron su repudio ante las decisiones arbitrales.

A los 18’ la tribuna de los esperanzados estalló: gol del Bambino Veira. Dios existía y vivía en Núñez. Independiente empezó a poner pierna fuerte y Veira debió retirarse lesionado. El árbitro Manuel Velarde sólo cobró tiro libre. Navarro le hizo penal a Casa cuando se iba rumbo al 2 a 0. Pero Velarde dijo no. Independiente logró empatar sin merecerlo y pasó a ganar gracias a un penal dudoso.  El Rojo siguió pegando, Velarde siguió dejando y Telch y Páez acompañaron al Bambino a la enfermería. Y ojo con quejarse, porque el árbitro advertía que tenía la roja lista. En ese caos, Independiente siguió pegando. Entonces, San Lorenzo se cruzó de brazos y dejó de jugar. Como se ve en la foto en el gol de Vázquez a un Irusta que parece estar esperando el bondi. El Rojo terminó ganando 9 a 1. El último fue de antología. El Ciclón sacó desde mitad de cancha por el octavo gol y Oscar “Coco” Rossi apuntó a su arco. Irusta también la dejó pasar y así terminó el bochorno, con el gol en contra más distante de la historia. Independiente fue campeón y Velarde no dirigió nunca más en su vida.

 

 

Texto de Daniel Balmaceda (2001).