¡Habla memoria!

1952. Carta abierta de Enrique Morea

El tenista N° 1 del ranking argentino brinda a nuestros lectores esta "carta abierta", en respuesta a lo publicado por “Foot-Fault” en diciembre de 1951, refiriendo a la merma en el rendimiento internacional.

Por Redacción EG ·

30 de octubre de 2019

En El Gráfico del 21 de diciembre último fue publicada una "carta abierta" dirigida a Enrique Morea y firmada por "Foot-Fault". Aquella nota despertó, naturalmente, el interés general de nuestro ambiente tenístico y, en manera especial, la atención del destinatario. Tenemos la seguridad de que nuestros lectores estaban aguardando la respuesta de Morea. Esa respuesta llega hoy, en estas columnas, que con todo agrado cedemos no sólo por tratarse de quien se trata, figura descollante de nuestro deporte, sino porque el tema planteado adquiere valiosa experiencia para todos los aficionados. Alentamos la esperanza de que esta "conversación" entre Mocea y "Foot-Fault" sea fructífera para el tenis argentino.

 

Imagen Enrique Morea, cuyas consideraciones giran en torno a la situación en que se presentan nuestros jugadores cuando tienen que actuar en el extranjero.
Enrique Morea, cuyas consideraciones giran en torno a la situación en que se presentan nuestros jugadores cuando tienen que actuar en el extranjero.
 

Mi estimado amigo:

Por haber estado viviendo une larga temporada en el campo contesto un poco tarde a la interesante "carta abierta" que usted me dirigió desde El Gráfico. Le confieso que apenas terminé de leer la última frase decidí responderle. Ante todo lo felicito por lo mucho que demuestra saber sobre tenis. Y le agradezco, no solamente desde el punto de vista personal, los consejos que me brinda, sino también en términos generales como jugador de tenis, porque estoy convencido de que usted puede hacer mucho bien a nuestro deporte si continúa publicando sus opiniones. Considero que es mi deber, como primer jugador argentino, pedirle que siga difundiendo sus ideas, ante la evidencia de que el tenis, en mi país, siempre ha necesitado gente que lo aliente y encauce. El periodismo, en tal aspecto, puede y debe prestar un apoyo de incalculable valía. Y usted ya se ha ganado un lugar de importancia dentro de ese periodismo especializado. Le aseguro que es una satisfacción saber que hay alguien que puede darle al tenis ese impulso que tanto necesita. El nuestro, es uno de los deportes que más se practican en el mundo entero. Países hay, como Australia, donde por su difusión, ocupa el primer lugar (así como entre nosotros el fútbol), y otros como Estados Unidos e Inglaterra, en los que el tenis ha alcanzado importancia internacional, para lo que bastaría con mencionar el Campeonato Nacional de Forest Hills y el Campeonato Internacional de Wimbledon, torneos que constituyen acontecimientos de índole popular. El certamen de Wimbledon, cuya duración es de 15 días, atrae en cada jornada 30 mil espectadores, que tienen la oportunidad de ver a los mejores jugadores del mundo, sin contar la gente que se queda afuera por haberse agotado las entradas. Aquí, en la Argentina, donde hay más de 60 mil jugadores, sin tener en cuenta los que practican en privado, ¿por qué motivo no surgen más y mejores jugadores? ¿Por qué razón nuestro tenis está pasando uno de sus momentos más críticos? Le dejo a usted la palabra y con esto el compromiso de continuar desde su tribuna la prédica encauzadora, poniéndome desde ya a su disposición para secundarlo en esa tarea. Le ruego que no titubee cuando en sus líneas tenga que criticar a dirigentes o jugadores, porque todo deportista estará con usted.

 

Imagen En Bélgica, disputando la Copa Davis, a lo que se refiere en la carta.
En Bélgica, disputando la Copa Davis, a lo que se refiere en la carta.
 

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Pasemos ahora a un tema personal, pero de interés general. ¿Por qué razón yo no he obtenido buenos resultados en el extranjero, hasta el momento? ¿Por qué, pudiendo ganar, he perdido muchas veces contra jugadores que, analizados serenamente, no tienen "con qué" ganarme? ¿Cuáles creo yo que son las causas principales de todo esto? ¿Cómo podría llegar hasta el sitio que me correspondería dentro del tenis internacional? Trataré de explicarle el problema... y las so-luciones. Es prácticamente imposible superarse en un medio donde no hay oposición. Eso es lo que me sucede a mí aquí. En la actualidad, para concentrarme, para preocuparme en mis entrenamientos, tengo que jugar contra rivales a los que supero holgadamente (por lo general les juego a que no me ganan más de uno o dos gamas por set), y comprenderá usted que ese entrenamiento es pobre. ¿Qué sucede, entonces, el día en que me encuentro con un jugador que me ataca? No puedo hacer lo que quiero, y entonces rindo muchísimo menos. ¿Por qué razón perdí contra Falkenburg en Brasil? Me encontré ante un hombre que estaba jugando muy bien, mucho mejor que en Buenos Aires, sacando en forma perfecta y yéndose a la red sobre todos los tiros. En otras palabras: me encontré con el Falkenburg campeón de Wimbledon. Era la primera vez en el año 1951 que jugaba contra un hombre cuya modalidad característica es el ataque continuo. Conclusión: no habiéndose entrenado con rivales que 3 uno lo exigieran, el día que se ve atacado siente uno la falta de preparación pare contrarrestar ese juego.

 

Imagen Recuerda Motea que el famoso Kramer, después de ganar en Wimbledon, estuvo algún tiempo sin participar en competencias y cuando se presentó en Forest Hills ya no era el mismo. Morea sostiene la necesidad de las frecuentes competencias con los mejores.
Recuerda Motea que el famoso Kramer, después de ganar en Wimbledon, estuvo algún tiempo sin participar en competencias y cuando se presentó en Forest Hills ya no era el mismo. Morea sostiene la necesidad de las frecuentes competencias con los mejores.
 

Ahora, he aquí el punto fundamental sobre el cual me apoyaré para contestar su carta: Cada vez que ha sido enviado el extranjero un team argentino de tenis (me refiero a mi época) he llegado con el tiempo tan justo que resultaba absurdo pensar en que pudiera presentarse con una buena preparación. Se entiende que hablarnos de torneos internacionales. Estoy 100 por 100 de acuerdo con usted en que tanto el clima como el medio ambiente y la comida son factores que tienen una influencia muy relativa. La experiencia me permite afirmar que todo jugador que haya salido una vez de su país v que conozca los lugares adonde irá, debe estar en condiciones de habituarse en un mínimo de tiempo. Los tenistas australianos, europeos y norteamericanos llegan invariablemente a los grandes torneos habiendo participado antes en une serie innumerable de campeonatos, tanto en su país como en el extranjero. Sabiendo esto, ¿cómo es posible aspirar siquiera a una figuración discreta en un torneo en el que ven e actuar las grandes figuras, cuando nuestro entrenamiento en competencia es pobrísimo, por no decir nulo? No es posible que se envíe un equipo o un jugador al extranjero sin la debida anticipación, no para que se aclimate, sino para que participe en tantos campeonatos y torneos como lo hacen los rivales con quienes se enfrentará más adelante. En deporte, como en todos los órdenes de la vida, no hay que dar ventajas a nadie. Y nosotros, en materia de tenis, creo que somos los menos indicados para cometer tal error. En 1948 fue enviado un team argentino a La Copa Davis. El primer partido iba a ser contra Bélgica. Quince días antes aún no estaba decidido el viaje. Llegamos, por fin, con cinco días de anticipación. ¡Imagínese qué entrenamiento podíamos tener! Total, que perdimos un partido para el que teníamos más posibilidades que nuestros adversarios, pero posibilidades teóricas. Dadas nuestras condiciones, no podíamos pretender el triunfo. Antes de ese encuentro no habíamos sostenido una sola competencia. Sirvan otros recuerdos a manera de ejemplo. En 1946 llegué a Wimbledon 10 días antes de que empezara el Campeonato y en 1947 quince días antes, siempre con la obligación moral de cumplir una buena actuación y llevando e cuestas las esperanzas de mis compatriotas, de todos los aficionados que esperaban buenas noticias, como era lógico, pero que ignoraban en qué condiciones llegaba yo al torneo. Insisto en que considero absurdo enviar representantes a campeonatos internacionales en los que participan los mejores del mundo, para jugar en esos campeonatos solamente. Tiene que haber una preparación anterior intensa y éste sólo se consigue efectuando el viaje dos o tres meses antes del torneo "central", para que participen a manera de entrenamiento, sin que interesen los resultados, en todos los otros torneos previos. Esto es lo que hacen los campeones. ¿Por qué no se hace lo mismo con los tenistas de nuestro país? Conocernos hechos que corroboran esta opinión. Alejo Russel fue en 1946 a los Estados Unidos y allá jugó tantos torneos como todos los otros jugadores. Resultado: durante la temporada de los campeonatos de mayor importancia sólo perdía con cinco o seis de los mejores. Y no sin exigirlos. Jack Kramer, en 1947, luego de ganar holgadamente en Wimbledon no participó en torneos hasta llegar a Forest Hills y muchos entendidos dudaban de su victoria en ese campeonato, pues por dos meses no había intervenido en competencias. Los resultados dieron la razón a éstos, pues aunque ganó estuvo muy lejos de ser el Kramer de Wimbledon. Las consecuencias de todo esto es que el jugador pierde moral y confianza, Estoy de acuerdo con usted en que la confianza en el juego y en uno mismo es fundamental. Pero de poco vale la fe si uno llega en inferioridad de condiciones a esos torneos. Por lo general, o es eliminado en las primeras ruedes, o pierde frente a un rival mediocre, sin rendir todo lo que uno "tiene", o sucede que jugando contra un buen adversario en un partido parejo llega un momento en que aquél lo supera sin otra razón que le de tener más competencia y saber ganar, porque sin aquélla no se aprende a vencer. Se produce luego cierta pérdida de confianza en el propio juego, debida primero a no haber podido ganar un partido que se presentaba favorable y luego al sentirse cohibido por la obligación y la gran responsabilidad de tener que ganar. Yo creo que ese sentido de la obligación hay que tenerlo, pero cuando se está en condiciones de soportarla. En definitiva, el jugador (digamos en este caso Enrique Morea) sale de ese torneo con la confianza menguada y va de partido en partido cada vez peor, porque en vez de comenzar desde abajo (jugando torneos menores) tuvo que empezar por el de mayor importancia para seguir después con los otros. Es decir, lo contrario de lo que indica la lógica. En tenis hay que educar la moral, que es fundamental, y el juego también. Para ello ambos necesitan de la competencia Dice usted: "La confianza en sí mismo consiste en diversos factores, tales como: fe en la propia capacidad de vencer; hacer siempre su propio juego". Pero, ¿cómo llegar a eso cuando no se tiene seguridad en la capacidad de vencer y tampoco se sabe cuánto se puede llegar a rendir en un partido, porque no ha tenido posibilidad de probárselo a sí mismo, debido a que se encuentra por primera vez después de mucho tiempo con un jugador de esa categoría? Se puede tener gran voluntad de ganar, pero no basta. Usted sabe que en tenis no es posible improvisar ni alcanzar en una semana lo que para otros ha significado meses de trabajo.

 

Imagen El norteamericano Bob Falkenburg, que el año pasado venció a Morea en Brasil. Dice nuestro campeón que ese día se encontró ante el mismo Bob que había ganado el torneo de Wimbledon y que se caracteriza por la continuidad de su ataque.
El norteamericano Bob Falkenburg, que el año pasado venció a Morea en Brasil. Dice nuestro campeón que ese día se encontró ante el mismo Bob que había ganado el torneo de Wimbledon y que se caracteriza por la continuidad de su ataque.
 

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Hace poco supe, por los diarios, que la Argentina se ha inscripto en la Copa Davis. Formulo votos para que en el pensar de nuestros dirigentes y en sus decisiones tengan alguna influencia las ideas expuestas por usted, así como estas líneas, de manera que, si se presenta el team, que vaya en les mejores condiciones de tiempo, entrenamiento y competencia. Estoy seguro de que así, por fin, nuestros aficionados podrán medir la real capacidad de sus jugadores, y éstos tendrán la posibilidad de brindar algún triunfo al tenis argentino. Agradeciendo la deferencia que me haya dispensado al leerme, y en la esperanza de que todo sea para bien de nuestro tenis, lo saluda afectuosamente,

Enrique Marea