¡Habla memoria!

Las Chanchas

Una evocación de cuatro jugadores de distintas épocas del fútbol nacional que debido a su volumen, fueron apodados como “Chanchas”: Manuel Seoane, Héctor Arregui, Jorge Rinaldi y Javier Mazzoni.

Por Redacción EG ·

01 de agosto de 2019

 

MANUEL SEOANE

Imagen Seoane, "la chancha" más notable de la historia de fútbol argentino.
Seoane, "la chancha" más notable de la historia de fútbol argentino.

Nacido en Piñeyro, partido de Avellaneda, en 1902, Seoane empezó en el club Sudamérica y más tarde pasó a Progresista de barrio La Mosca. En 1920 se unió a la intermedia de Independiente, donde se estrenó oficialmente el 3 de abril de 1921 ante Racing.

Un año después, El Rojo obtuvo su primer título en Primera División y el aporte de Seoane fue descollante: hizo 55 goles. En 1923 fue suspendido por un año tras una trifulca entre jugadores de Independiente y River. Como la inhabilitación pesaba en la Asociación Amateur pero no en la Asociación Argentina, abandonó Independiente y se fue a jugar a El Porvenir, que disputaba la liga paralela. Allí permaneció dos años y no hay datos formales de sus conquistas, aunque habría convertido más de 60 goles.

 

Imagen Seoane, crack de su generación, escudado por los más chicos. Participó en la gira europea de Boca en 1925
Seoane, crack de su generación, escudado por los más chicos. Participó en la gira europea de Boca en 1925
 

Retornó a Independiente y ese mismo año ganó el campeonato en forma invicta. La mítica delantera del Rojo estaba compuesta, además de Seoane, por el uruguayo Zoilo Canaveri, Alberto Lalín, Luis Ravaschino y el Mumo Raimundo Orsi. La Chancha fue el goleador del torneo con 29 tantos y esa temporada también obtuvo la Copa Competencia.

Seoane se inmortalizó como el máximo goleador del amateurismo, señalando 207 tantos en 217 partidos, todo ello sin que se tengan registros de sus números en El Porvenir. Con la Selección Argentina ganó las ediciones del Sudamericano de 1925, 1927 y 1929, siendo designado el mejor jugador del torneo en las dos primeras.

Se despidió el 22 de agosto de 1934: “No me retiro porque estoy viejo ni mucho menos –dijo escuetamente-, sino porque el exceso de carnes me decreta una jubilación obligatoria”.

 

HÉCTOR ÁNGEL ARREGUI

 

Imagen Héctor Arregui, ídolo verdolaga.
Héctor Arregui, ídolo verdolaga.
 

Era rubio y macizo. Lo habían bautizado ¨La Chancha¨ por su cintura generosa, pero a la hora de correr trajinaba como un galgo y manejaba la zurda con la sapiencia de los elegidos. Durante más de una década fue símbolo de ese Ferro que supo cobijarlo desde los 13 años. Y después, cuando premiaron su trayectoria límpida con el pase libre, deambuló por Junior de Barranquilla, Tigre y San Miguel. El domingo 4 de agosto de 1996, a los 45 años, su corazón no escuchó más razones y se empecinó en detenerse. No lo hizo en un lugar cualquiera. Eligió una cancha de fútbol en Tristán Suárez, hasta donde había llegado para dirigir a los pibes de las inferiores de San Miguel. Una delicadeza acorde con las delicias futboleras que nos regaló La Chancha.

Imagen Haciendo "jueguito" para el fotógrafo de El Gráfico en su casa, la cancha de Ferro.
Haciendo "jueguito" para el fotógrafo de El Gráfico en su casa, la cancha de Ferro.
 

 

JORGE ROBERTO RINALDI

 

Imagen Enfrentándose a su hermano Osvaldo en un San Lorenzo-Racing en 1983.
Enfrentándose a su hermano Osvaldo en un San Lorenzo-Racing en 1983.
 

“Chancha” me puso Carmelo Faraone, el técnico que me llevó a la Primera de San Lorenzo. Nunca me molestó el apodo. A los 17 años me costaba dar el peso, jugaba con 81 kilos, pero en España (jugó en Gijón en 1985) me cambió el metabolismo, y al volver comía de todo y jugaba con 76 o 77.”

En el 81 casi no jugó en San Lorenzo pero se asentó en el 82, en la B, y ascendió a primera. Volvió al país para jugar en Boca, donde pasó momentos difíciles por no aceptar las condiciones que imponían los poderosos barras bravas. “Me fui de Boca al Mulhouse de Francia, después hubo un problema de plata y me llamó Yudica para ir a Newell’s y enseguida me habló el Flaco Menotti para ir a River (1988). O sea: técnicamente pasé de Boca a River, pero no fue así.”

Junto a Claudio Zacarías y el Negro Rivero fueron al Gençlerbirligi de Turquía, donde no tuvo una buena experiencia y volvió a los pocos meses. Se retiró en San Lorenzo, el club donde debutó y del que fue fanático, a los 29 años.

 

Imagen Jorge Rinaldi en Boca donde jugó entre 1986 y 1988.
Jorge Rinaldi en Boca donde jugó entre 1986 y 1988.
 

 

JAVIER GUSTAVO MAZZONI

La Chancha Mazzoni comenzó su carrera en Dock Sud en 1991. Allí el médico le diag­nos­ti­có una le­sión fut­bo­lís­ti­ca­men­te ter­mi­nal, “Yo que­ría ser fut­bo­lis­ta y na­die me iba a pa­rar, sal­vo que me cor­ta­ran una pa­ta... Al fi­nal, lu­ché y sa­lí ade­lan­te”.  Con esa determinación llegó a Independiente en 1994, aportando su garra u sus goles para la conquista de la Supercopa 1995. Pero el punto culminante de su carrera fue el gol que le convirtió en el Clausura 1995 a Gimnasia en La Plata, que le impidió al Lobo salir campeón. 

 

Imagen Mazzoni en Independiente, su mejor producción en el fútbol argentino.independiente-Anuario-94-95
Mazzoni en Independiente, su mejor producción en el fútbol argentino.independiente-Anuario-94-95
 

Fue a Nantes de Francia pero las lesiones le jugaron una mala pasada. De allí a Suiza. “Allí me­tí mu­chos go­les, en­tra­mos en la UE­FA y to­do eso me sir­vió pa­ra que me llevara Ra­cing, de San­tan­der”. Tras dos temporadas jugó en Brasil,  volvió a España y recaló en 2003 en Olimpo de Bahía Blanca. Burruchaga, su DT en Independiente lo integró al plantel de Arsenal, donde jugó de forma irregular. “Si me le­sio­né tan­to, fue por­que siem­pre pu­se lo que ha­bía que po­ner”. Tras una temporada en 2005 en Uruguay, cerró su carrera en Tigre, con el ascenso a primera de 2007.

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