¡Habla memoria!

1995. Si ve una bruja montada en una escoba…

Familia icónica de Estudiantes de La Plata, Juan Ramón fue figura en la década más gloriosa, Juan Sebastián surgía como el futuro. Con tan sólo 20 años no se imaginaba los logros que alcanzaría años más tarde.

Por Redacción EG ·

25 de julio de 2019

Si ve una bruja montada en una escoba... ¡Ese es Verón, Verón, Verón que está de moda!"

Este cántico, propiedad pura y exclusiva de los hinchas de Estudiantes de La Plata, tomó vida hace casi treinta años, allá a mediados de la década del '60. Eran épocas de esplendor y vueltas olímpicas para el equipo que dirigía don Osvaldo Juan Zubeldía.

La ciudad de La Plata se había convertido, a partir de 1967, en el centro futbolístico más importante de nuestro país. Y allí, en la vieja cancha de 1 y 57, un wing zurdo, de formidables gambetas y andar endiablado, parecía hechizar a sus rivales cuando los enfrentaba. Después, con un par de toques mágicos, remataba sus pequeños trabajitos frente a los alucinados arqueros.

Todos lo empezaron a llamar "La Bruja". A partir de entonces, a Juan Ramón Verón le quedó para siempre ese sobrenombre que lo hizo famoso en toda América del Sur.

Imagen Juan Ramón Verón y el gol más importante de su carrera. Fue en Manchester, en el marco de la final de la Copa Intercontinental frente al Manchester United, en 1968.
Juan Ramón Verón y el gol más importante de su carrera. Fue en Manchester, en el marco de la final de la Copa Intercontinental frente al Manchester United, en 1968.

Pero no terminó ahí la cosa. Como en cualquier cuento de brujas o en las películas de terror tan de moda en los videoclubes, y que divierten tanto a los chicos, la historia vuelve a repetirse: siempre hay una segunda parte. Por supuesto, la dinastía de los Verón no fue la excepción en el castillo albirrojo. Ahora el rey, quien no por casualidad usa el mismo número en la camiseta que su padre, se llama Juan Sebastián.

Claro que en la cancha, padre e hijo se parecen poco. Juan Sebastián es derecho, juega en el medio, tiene más despliegue, se deja la barba como cábala durante toda la semana y sus pases mágicos van en apoyo de todos sus compañeros, para que su amado Estudiantes lidere con comodidad el Nacional "B". "No me quedó una imagen clara de mi viejo como jugador. Yo era muy chiquito cuando él se retiró. Por eso muchas veces me pongo a ver videos de sus goles, para tenerlo siempre presente. Pasa que desde el año pasado está trabajando en Guatemala, dirigiendo al club Comunicaciones, y le va muy bien. Lo que nunca se me va a borrar en mi mente es el reconocimiento que le brindaban los hinchas en cualquier lugar que estuviera. Eso me ponía orgulloso..."

Todo fue sabor a miel en la vida de Juan Sebastián. Sus actuaciones en las inferiores hicieron que Reinaldo Carlos Merlo lo convocara para la Selección Argentina Sub-17 que jugó el Sudamericano y el Mundial en 1991. Pero el chico, por suerte, no se quedó en promesa, siguió y le metió duro. Hasta que el 24 de abril de 1994, Enzo Héctor Trossero lo puso en Primera División frente a Mandiyú de Corrientes.

"Me tocó debutar en la época más dura en la historia del club. Veíamos que el descenso se nos acercaba, pero nosotros no queríamos aceptarlo. Fue un golpe tremendo. Ese 21 de agosto no lo voy a olvidar más. Yo había jugado en tercera contra Lanús y después fui a la platea a alentar al equipo. Pero antes de que terminara el partido, me fui al vestuario y me puse a llorar..."

Ahí empezó la otra historia de los Pincharratas y la luna nueva para Juan Sebastián. Con la llegada de Miguel Angel Russo y Eduardo Luján Manera a la dirección técnica, La Bruja versión '95 empezó a ganar altura y a hacer de las suyas.

Imagen La brujita en acción. Fue una de las piezas fundamentales del equipo de Russo y Manera de 1995.
La brujita en acción. Fue una de las piezas fundamentales del equipo de Russo y Manera de 1995.

"Nunca pensé que iba a ser titular de entrada. Pero en el primer partido de la Supercopa, frente a Flamengo, jugué como volante por la izquierda. Eso me dio una confianza enorme y con el correr del tiempo me afiancé cada vez más. Los resultados fueron mejor de lo que suponíamos, posibilitando que la presión de la gente se sintiera menos. Todo lo lindo que está pasando ahora se lo debemos al descenso, aunque suene a herejía. Sí, porque ahí se unieron todos para empezar a tirar para el mismo lado, como hacía mucho tiempo no pasaba en Estudiantes..."

Si ve una bruja montada en una escoba... ¡Ese es Verón, Verón, Verón que está de joda!" Pasaron treinta años. Ahora estamos promediando la década del '90. Pero el canto sigue allí, adherido al estadio de madera añeja, testigo de tantas proezas, ahora con un retoque final para ponerse a tono con el lenguaje de hoy…

Dicen que las brujas no existen, pero que las hay, las hay. Si no, pregúntele a los hinchas de Estudiantes...

 

 

Por BETO TISINOVICH

Producción fotográfica: OSCAR BURRIEL.