¡Habla memoria!

Anecdotario: Diego y los alcahuetes

De su paso por el Barcelona es esta historia de Diego Armando Maradona, quien no se llevaba nada bien con el presidente del club, José Luis Núñez, y su corte.

Por Redacción EG ·

22 de febrero de 2019

Imagen Maradona jugó en Barcelona de 1982 a 1984.
Maradona jugó en Barcelona de 1982 a 1984.

En la relación entre el Barcelona y Maradona comenzaban a aparecer los primeros nubarrones. Diego soportaba una verdadera persecución en su vida privada y se le hacía cada día más difícil el trato con algunos dirigentes. José Luis Núñez, el presidente, ejercía su cargo con ese autoritarismo total, con esa omnipotencia que parece normal en los grandes clubes de España donde los presidentes —en lugar de administradores— se sienten y son considerados como patrones de la institución. En aquella ocasión, cuando terminó un entrenamiento, Maradona concedió una conferencia de prensa y ahí informó que iba a viajar junto a Schuster a Alemania para participar en un partido de homenaje a Paul Breitner, que se retiraba del fútbol. Apenas finalizó la charla con los periodistas, Diego se presentó en las oficinas de Núñez. Ni necesitó plantearle el problema. El presidente lo recibió y, antes de que el argentino abriera la boca, le informó:

— Tú no viajas a Alemania: yo no te doy permiso.

— ¿Y usted cómo sabe que pienso viajar si recién acabo de decírselo a la prensa y los que estaban en la conferencia son los únicos que lo saben?

— Pues lo sé porque yo soy el presidente del Barsa— le respondió Núñez.

— Lo sabe no porque sea el presidente, sino porque está rodeado de alcahuetes—replicó Diego, subiendo el tono de la voz.

—iEso no lo voy a permitir! De ninguna manera voy a permitir que califiques de alcahuetes a mis compañeros...

Y Núñez no pudo terminar la frase porque se abrió de improviso una puerta lateral y se cayeron al suelo Joan Gaspart y el gordo Moussons, dos de los vicepresidentes del club que estaban escuchando la conversación detrás de esa puerta. La situación era cómica, pero Diego contuvo su sonrisa y con toda seriedad le dijo a Núñez:

— Ah...no ¿Y éstos que son?