¡Habla memoria!

Los grandes cracks (1920-1931): la consagración

El maestro Chantecler define la tercera época del fútbol criollo; la etapa de las divisiones, la mejoría del juego, el crecimiento en el interior, el amateurismo marrón y la consagración mundial.

Por Redacción EG ·

01 de diciembre de 2018

 

Cuando comencé a recordar a las mejores figuras de nuestro fútbol desde aquella época de oro en que floreció Alumni con sus hazañas y están grabadas en mi memoria con los brillantes recuerdos de mi niñez, un tanto confusos y lejanos, era mi propósito hacer una nota breve a la que diera cima en un solo artículo. Nunca pensé que, llevado de mi entusiasmo recordatorio iba a extenderme en una serie folletinesca.

Encarado el trabajo en esa forma más prolija y minuciosa, con el beneplácito de muchos lectores que así me lo han hecho saber, yo mismo me sentí alarmado por la prolongación del tema y de ahí que, al observar cómo se iban llenando las cuartillas, en muchas ocasiones no guardé unidad de extensión y precipité la terminación de una parte de mi trabajo. 

Imagen Eduardo Uslenghi entre Magistretti y Martínez en el combinado argentino que enfrentó a Uruguay por la Copa Newton en 1919.
Eduardo Uslenghi entre Magistretti y Martínez en el combinado argentino que enfrentó a Uruguay por la Copa Newton en 1919.


En tales condiciones es natural que a buenos jugadores de otros tiempos no hice más que nombrarlos, tiene por objeto esta aclaración el responder a algunas críticas o reservas que se me han formulado sobre que  algunos merecían a1go más que una simple mención. No lo niego, pero la causa ha sido la expresada y, además, no se debe olvidar, corno bien lo indica el título, que estoy obligado a mencionar a los grandes cracks solamente y no a todas las figuras destacadas que tuvo el fútbol, de las que he dejado de mencionar a muchas, algunas de ellas en forma deliberada.

Uno de esos lectores, Luis Zamora, al par que me felicita por mi labor, me reprocha que de Eduardo Uslenghi, que actuó en F. C. Oeste y Porteño y en algunas ocasiones vistió la casaca internacional, no hice más que nombrarlo. Así es, pero es el caso que floreció en una época de centre-halves como Olazar, Sande, Morroni y cándido García y al referirme a estos cracks mayores no me quedó espacio para Uslenghi cuyas altas cualidades recuerdo y que fue designado internacional en 1919 cuando el fútbol porteño se había desmembrado. Jugó en la Copa Newton de ese año y en el sudamericano por la Copa América, en Brasil, de centre half y half izquierdo y en otros matches representativos. También me habla de Mallen, un diminuto half de Belgrano que, en algún match determinado, tuvo actuación extraordinaria y era poseedor de grandes recursos técnicos, y de Bownas, un forward colorado de Estudiantes, muy veloz, pero ninguno de ellos llegó a la categoría de estrellas máximas en su tiempo como para dedicarle una mayor atención. Sin que ello signifique negar que fueron excelentes jugadores.

Aclarado esto y justificándome por otra parte de los vidas o parcas referencias que haré en el futuro, estoy siempre pronto a la colaboración de los lectores que quieran hacerme conocer las lagunas en que puedo incurrir en mi trabajo, paso a juzgar la tercera época de nuestro fútbol que califiqué como la de Boca Juniors, una de las más ricas en jugadores y acontecimientos y en la que, si el fútbol rioplatense no alcanzó su expresión más alta, corno yo lo creo, por lo menos fue la que lo consagró en el escenario mundial dentro del cual no habíamos alcanzado a apreciar la alta posición que podíamos lograr,

Imagen Uruguay recoge el aplauso del público después de ganar la final del Campeonato Olímpico de 1924, venciendo a los suizos 3-0 y de izquierda a a derecha: Urdinarán,, Héctor Scarone, Andrade, Petrone, Cea, Romano, Nasazzi, Vidal, Arispe, Ghierra y Mazali.
Uruguay recoge el aplauso del público después de ganar la final del Campeonato Olímpico de 1924, venciendo a los suizos 3-0 y de izquierda a a derecha: Urdinarán,, Héctor Scarone, Andrade, Petrone, Cea, Romano, Nasazzi, Vidal, Arispe, Ghierra y Mazali.


LA DIVISION DEL FÚTBOL

En 1910, la rencilla cada vez más persistente en las esferas directivas de nuestro fútbol hizo crisis y se produjo la división que subsistió siete años. Quedó en la vieja cosa de la calle Reconquista y con la afililiación internacional, la Asociación Argentina, en la que figuraban como principales clubs Boca Juniors y Huracán, y se constituyó la Asociación Amateurs con la base principal de River Plate, Racing e Independiente, y en la que no tardaría en surgir como gran club, el novel San Lorenzo de Almagro.

Esta división tuvo varias consecuencias benéficas y perniciosas, Entre estas últimas pueden contarse tres: se fomentó el pago a los buenos jugadores, estableciéndose definitivamente el amateurismo marrón; se fomentó la indisciplina con la impunidad que más tarde obligó enérgicos paliativos y el desarrollo de los torneos superiores perdió categoría, especialmente en la Asociación Argentina, en cuyo círculo privilegiado militaban muchos clubs nuevos y sin preparación eficaz para el fútbol superior.

Entre las ventajas que determinó el cisma debe contare se con el mayor número de jugadores que pudieron lucir sus habilidades y donde antes se descubrían dos cracks entonces aparecieron diez. La rivalidad y la emulación por la lucha de preeminencia, pues si la Amateurs dominaba en el campo local, la Asociación Argentina tenía el dominio internacional, aumentó la difusión, popularidad y perfeccionamiento del juego, en especial en el interior de la República. En este sentido la Amateurs, obligada a dedicarse al país fomentó y se ocupó con preferencia del fútbol del interior, ayudando y estimulando a los provincianos, a cuyo efecto creó el Campeonato Argentino que se inició en 1920 y llegó a su apogeo cuando ganó Santiago del Estero el título de campeón.

Imagen Imagen de Argentina 2-Uruguay 1, jugado el 2 de octubre de 1924 en Sportivo Barracas.
Imagen de Argentina 2-Uruguay 1, jugado el 2 de octubre de 1924 en Sportivo Barracas.


 

LAS CAMPAÑAS EN EL CAMPO INTERNACIONAL

Un calificado conjunto de jugadores vascos, precedido de singular fama, cayó vencido en nuestras canchas por la superioridad técnica indiscutible de nuestro fútbol sobre el suyo, rudo, sencillo y lento. Luego un equipo de profesionales escoceses tuvo que regresar a su tierra con más derrotas que victorias, enfrentando cada uno a sólo una parte de nuestro fútbol dividido. Y cuando la mayoría pensaba que los vascos eran una mala representación del fútbol español y los escoceses del Third Lanarck otra peor del profesionalismo británico, un team uruguayo, para sacarnos de dudas, se atreve a ir a las olimpiadas de París y regresar a Montevideo con el asombroso título de campeón mundial luego de dejar maravillado con su técnica sutil y brillante a los aficionados europeos.

Ese mismo team campeón que se llegó a juzgar excepcional en su poderío, disputa dos matches a su regreso,  con teams de la Asociación Argentina y luego de empatar 1 a 1 en Montevideo, cae vencido por dos a uno en el field de Sportivo Barracas, como el mejor testimonio que era una buena representación del fútbol rioplatense, pero nada fuera del standard común  de nuestro juego.

Fue una época de comprobación plena de nuestros valores en el concierto universal del fútbol que la (alta de contacto con los teams de Europa a causa de la guerra mundial no nos había permitido apreciar. Y quedó demostrado, excepto para los tercos que se aferran a una idea y no aceptan la elocuencia incontrastable de los hechos que, sin darnos cuenta, desde 1914 a 1924 nuestro fútbol había experimentado sensibles para no decir asombrosos progresos.

Pudo creerse que el fútbol uruguayo había obtenido un triunfo casual y sorpresivo en 1924, pero cuando en Ámsterdam, cuatro años más tarde, uruguayos y argentinos jugaron dos veces la final del certamen olímpico, ante la admiración confirmada del público aficionado europeo y el elogio sin reservas de los críticos, tuvimos la reafirmación clara de nuestros altos valores, que volvieron a afirmarse en la otra final  del Campeonato Mundial de 1930 en Montevideo.

En 1925, Nacional de Montevideo y Boca Juniors, realizaron jiras (con j en el original) triunfales por el viejo continente y e n todas partes quedó la convicción de que el fútbol rioplatense podía rivalizar con el británico considerado siempre como el que mantenía la hegemonía del deporte mundial.
Imagen El team de Boca Junlors, que actuó en 1925, marcando una época en el fútbol argentino. Sus grandes figuras fueron Tarasconl, Médici, Garassino, Busso, Bidoglio, Tesorieri v Mutis, En ese año hizo una gira por Europa, reforzado con otros jugadores.
El team de Boca Junlors, que actuó en 1925, marcando una época en el fútbol argentino. Sus grandes figuras fueron Tarasconl, Médici, Garassino, Busso, Bidoglio, Tesorieri v Mutis, En ese año hizo una gira por Europa, reforzado con otros jugadores.


Un reputado crítico inglés dijo, con motivo de la final que jugaron argentinos y uruguayos en Ámsterdam, de que podía repetirse la frase "Vedere Nápoli y dopo morire" arreglando1a así: "Ver un match entre ingleses y sudamericanos y después morir". Y sin duda, para que no se muriese tan simpático comentarista, ese match no llegó todavía a realizarse. A los profesionales británicos no les interesa esas justas mundiales y, por lo visto, a nosotros, después del profesionalismo, nos pasa lo mismo: no fuimos al mundial de 1934 ni tampoco al de este año a pesar de habernos inscripto.

 

RICO STANDARD DE PLAYERS

Ninguna época nos ha podido proporcionar como ésta, tantos motivos para apreciar figuras eximias en todos los puestos y Europa fue un rico mercado de nuestros players a cuyas expensas progresó considerablemente, por ejemplo, el fútbol italiano cuyo team representativo se vio reforzado por tres y hasta cinco jugadores argentinos. Lo que nos ocurrió con respecto al mercado europeo para nuestros players, en mucha mayor escala aconteció con los futbolers del interior en la Capital Federal. No bien el Campeonato Argentino difundió y perfeccionó el fútbol del interior del país, los primeros players provincianos que jugaban en zapatillas fueron demostrando sus habilidades y con prontitud criolla perfeccionaron sus rudimentarios conocimientos hasta rivalizar de igual a igual con los porteños. Así el campeonato nacional que en su primera manifestación de 1920 fue una parodia pintoresca o poco menos, se fue tornando en un certamen serio, de relieves notorios y en que la chance del team porteño debía ser cuidada ante los fuertes y aguerridos equipos de Santiago del Estero, Tucumán, Córdoba, Santa Fe y por momentos de Paraná, Mendoza y Chaco, cuando no de Junín, Pergamino o Bragado.

 La fuerte atracción de Buenos Aires y las ofertas tentadoras del profesionalismo, quitó al interior casi todas sus fuerzas y al enriquecerse el fútbol de la capital con players del interior el de las provincias volvió a la situación de inferioridad que quedó demostrada en los últimos Campeonatos Argentinos. 
Imagen Final Juegos Olímpicos de Ámsterdam en 1928. Mazali (arquero uruguayo) obliga a Nolo Ferreira a levantar el tiro, Andrade (junto a ellos) mira la trayectoria de la pelota. Piriz (en el piso) queda fuera de acción y Tarascone no llega a intervenir
Final Juegos Olímpicos de Ámsterdam en 1928. Mazali (arquero uruguayo) obliga a Nolo Ferreira a levantar el tiro, Andrade (junto a ellos) mira la trayectoria de la pelota. Piriz (en el piso) queda fuera de acción y Tarascone no llega a intervenir


La tercera etapa de nuestro fútbol que he llamado como la de Boca Juniors, así como la primera fue la de Alumni la segunda la de Racing, la califico así porque indudablemente con su gran defensa y regularidad de perforrnances, por su exitosa campaña de 1925 por Europa y porque sus jugadores fueron los que más intervinieron en luchas internacionales, lo colocan en un plano superior a Independiente, Racing, River, San Lorenzo, Huracán y Estudiantes de La Plata, todos los cuales tuvieron momentos de relieve dentro de la época precedente a la actual y será el motivo de mi último artículo sobre las cracks de nuestro fútbol.

En el próximo número, pues, comenzaré mis referencias a aquellos jugadores que lograron destacarse en las contiendas internacionales e interprovinciales y que, por uno u otro motivo, provocaron la admiración de los aficionados, el elogio de los críticos y contribuyeron a consolidar la fama de nuestro fútbol y la grandeza de nuestras instituciones.

Es en esta última etapa que aparece el profesionalismo declarado y reglamentado, terminando de una vez por todas con el turbio procedimiento de presentar corno amateurs a futbolers que cobraban por su actuación. La fórmula del profesionalismo benefició así a clubs y jugadores. Hoy un crack será caro, pero se le exige mucho más.

CHANTECLER (1938)

Próxima entrega: Arqueros notables (1920-1931)