¡Habla memoria!

Y todos nos quedamos con un poco de Pepe Costanzo…

Por Ardizzone. Pocos lo recuerdan, pero “José fue de los que nacen con ‘el maestro’ adentro. El deporte desde la primera adolescencia. El deporte para construir una juventud sin vacilaciones, sin dudas”.

Por Redacción EG ·

13 de septiembre de 2018
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No son muchos, pero andan entre nosotros. Y es fácil identificarlos aun en el hecho más trivial, en la circunstancia más doméstica. Porque no presumen ni de pensadores, ni de intelectuales, ni de filósofos, ni de profetas... Justamente no pertenecen a ninguna de esas especies de "los raros" que se enclaustran con su ingenio abstracto e inalcanzable... Pepe estaba en la vida, Sentía la vida. Y disponía de esa generosa virtud para contagiarle todas esas sensaciones a los demás. Estaba nutrido de mañanas de sol, de aire fresco y limpio. Esa misma limpieza de adentro que se prolongaba en su cara, en toda su presencia. En la simple cortesía del saludo. En esa millonaria riqueza para ser sencillamente sincero, abierto, amplio. En esa generosidad para dejarnos "un poco de Pepe" en el primer cambio de palabras, en el primer apretón de manos. Tal vez en todos esos atributos se explicaba su pasión por el deporte. Así, tal cual lo practicó en el Ateneo de los años de la primera juventud. Así, tal como entendió el deporte en toda su trayectoria. Porque fue de los que nacen con "el maestro" adentro. El deporte desde la primera adolescencia. El deporte para construir una juventud sin vacilaciones, sin dudas. Con la mirada sin sombras. Vigorosa en la salud del espiritú, en la calidez de los sentimientos que elaboran la personalidad. Por eso, cuando fue al fútbol, fue el laborioso Maestro de La Candela de Boca. Fue el Director —como dice el mismo Adolfo Pedernera—, fue el Maestro, fue el conductor afectuoso de todos los pibes que por ahí pasaron. En la didáctica simple y afectuosa. En la charla de todos los días. En el consejo que se desliza. Pasó por el fútbol profesional y apenas denunció su presencia. Gimnasia, Boca, la Selección Argentina, Colombia, Uruguay... Así se fue con el mismo silencio, dejando nada más que un gesto noble, una actitud digna, una palabra cordial...

No son muchos. Sí, lamentablemente no son muchos... Y ahora también Pepe decidió partir… Tal vez a la misma vida le faltara algo, todo eso que él le dio, que para eso nació sencillamente Maestro. A la vida, a esa que quiso intensamente, le dejó "un poco de Pepe". Como a todos lo que una vez le miramos la cara limpia...

O.A. (1972)