¡Habla memoria!

Manya: el origen del apodo de Peñarol

El mismo surgió durante una disputa familiar y se reafirmó en una pelea entre dos jugadores en pleno clásico ante Nacional.

Por Redacción EG ·

04 de abril de 2024

Peñarol inició su aventura en la Libertadores 2024 ante Rosario Central en Arroyito en el marco del Grupo G. En la previa del partido, El Gráfico recuperó de su archivo una joya de la hemeroteca en donde se cuenta el origen de uno de sus apodos. 

Carlos Scarone, hijo del inmigrante italiano José Scarone, jugó en Peñarol hasta que un día se rebeló y decidió venir a Buenos Aires para abultar sus ingresos. Sin embargo, la traición más grande que iba a cometer contra su padre fue sumarse a Nacional.

El hombre no contuvo los reproches ante semejante deslealtad, aunque su hijo le intentó explicar sus razones.

“¿A qué me iba a quedar?¿ A mangiare merda?", le replicó. Al pobre José no le bastó con tener a uno de sus hijos en el equipo rival. Héctor, hermano de Carlos, no sólo fue jugador de Nacional. También fue figura.

Imagen Carlos “Rasqueta” Scarone en la época de su esplendor futbolístico alla por 1912, cuando integraba los grandes quintetos delanteros de la vecina orilla con Módena, Dacal, Piendibene y Romano, actuando él como entreala izquierdo.
Carlos “Rasqueta” Scarone en la época de su esplendor futbolístico alla por 1912, cuando integraba los grandes quintetos delanteros de la vecina orilla con Módena, Dacal, Piendibene y Romano, actuando él como entreala izquierdo.


El 26 de junio de 1914, Peñarol venció a Nacional (2-1) en el Parque Central y Scarone no contuvo su enojo contra Manuel Varela, que no lo había dejado ni respirar durante el partido. “Jueguen ustedes que son unos manyas”, le dijo.

Seguramente, sin pensar que Peñarol haría propia esa palabra que había sido utilizada de forma peyorativa y la transformaría en el sobrenombre que llevan con orgullo los hinchas del club.

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1938. Ya veteranos dos leyendas charrúas, uno de Peñarol y otro de Nacional, luciendo la “Celeste”: el “negro” Isabelino Gradín, el más espectacular de los delanteros uruguayos de fines de la primera década del siglo XX y el protagonista de esta crónica, Carlos Scarone.