¡Habla memoria!

Cuentos del aro II

O. R. O. y otra recopilación de sucesos de todos los tiempos, con relatos, anécdotas y rarezas. Vivencias de un deporte federal y polifacético. Acontecimientos, conjuntos y protagonistas vinculados con la Argentina.

Por Redacción EG ·

14 de agosto de 2019

Emanuel David Ginóbili y el varillense Fabricio Raúl Jesús Oberto, muy amigos, fueron campeones olímpicos con Argentina en Atenas 2004 y compartieron en San Antonio Spurs entre 2005 y 2009.

En esas cuatro temporadas en la NBA comprobaron una organización que deslumbra por la excelencia y la perfección de todos sus actos. Pero que, a veces, también sufre alteraciones cuando ocurren imponderables y se derriba esa maquinaria infalible. Les ocurrió a los dos argentinos el lunes 19 de mayo de 2008 después de vencer 91-82 de visitante, para definir la peleada serie semifinal del Oeste por 4-3 sobre New Orleans Hornets.

 

Imagen Oberto en los Spurs.
Oberto en los Spurs.
 

Imagen Gran tapa a Stephon Marbury, de Phoenix Suns, en su primer año en la NBA.
Gran tapa a Stephon Marbury, de Phoenix Suns, en su primer año en la NBA.


Manu lo contó en su página web, www.manuginobili.com, así: “Nos pasó algo increíble, que me hizo recordar mis viajes en Andino y Estudiantes. Apenas terminó el partido, Popovich nos pidió que nos apuráramos para  salir cuanto antes (se venían las finales de conferencia contra Los Angeles Lakers y había que descansar). Cumplimos al pie de la letra. A las 11:30 de la noche estábamos todos arriba del avión, listos para despegar… cuando nos dicen que había desperfectos y que iban a tardar una o dos horas en solucionarlos. No nos importó. ¡Veníamos de ganar una serie durísima! Seguimos charlando, estábamos alegres y no pensábamos en la demora. A las dos horas nos avisaron que el problema no era solucionable. Se llamó al hotel para volver a dormir en New Orleans. Pero no había lugar. Entonces, cuatro personas empezaron a buscar alojamiento. Llamaron a 25 hoteles diferentes. Desde los de 500 dólares la noche hasta los de 29,99, de esos donde alguna vez paré con Pancho Jasen cuando vine a Estados Unidos de vacaciones en 2000. Pero en la ciudad había convenciones. Era imposible, estaba todo ocupado.

No nos quedó otra que dormir en el avión. Algunos se pusieron a jugar a las cartas; otros, a leer o mirar películas. Lo peor es que muchos, como Tony Parker y yo, no estamos acostumbrados a dormir en asientos, así que nos tiramos en el piso, cruzados por el pasillo. Imagínense, ver gente de dos metros durmiendo así… era una imagen divertida. Nos pusimos de acuerdo para que a las 03:00 de la mañana se apagaran las luces y… nos tuvimos que arreglar. Fabri y yo les dijimos a los demás: “No se preocupen, así crecimos nosotros”.

Marcelo Gustavo Milanesio recuerda que, hasta la creación de la Liga Nacional en la década del 80, “los jugadores del Interior teníamos, como única vidriera para mostrarnos, el Campeonato Argentino”.

Imagen El partido Nº 1: 26 de abril de 1985. Marcelo palpita el salto inicial ante Pacífico en Bahía Blanca.
El partido Nº 1: 26 de abril de 1985. Marcelo palpita el salto inicial ante Pacífico en Bahía Blanca.


Es el escaparate que le sirvió a Ernesto Finito Gehrmann para que se lo conociera nacionalmente en la edición llevada a cabo en Mendoza en 1963, sorprendiendo con sus 2,06 metros de altura (después llegaría a sus históricos 2,11 m), jugando en el equipo de Misiones. Tenía 17 años.

Imagen Finito. Desde su aparición en el Campeonato Argentino de 1963 a este rebote que le gana al ruso Sergei Belov en la Copa Intercontinental de 1977, lo de Ernesto Gerhmann fue extraordinario.
Finito. Desde su aparición en el Campeonato Argentino de 1963 a este rebote que le gana al ruso Sergei Belov en la Copa Intercontinental de 1977, lo de Ernesto Gerhmann fue extraordinario.


Así lo vio el ex internacional Teté Barreneche, que esa vez participó con Provincia de Buenos Aires: “Era totalmente encorvado, pero se lo sugerí a Carlitos Bejarano, un enamorado del básquetbol que era dirigente de Gimnasia y Esgrima La Plata (donde jugaba Barreneche). Lo fue a buscar a Misiones y se lo llevó”.

Un año antes, cuando la misma cita convocaba en la capital de su provincia, Posadas, Gehrmann ya había sido preseleccionado. Pero, mientras se entrenaba, Finito sintió miedo (ya entonces existía el “miedo escénico” que popularizaría Jorge Valdano) y, para evadirse, se ocultó en los montes de Colonia General Alvear, donde vivió, muy cerca de Oberá, donde nació.

Para Mendoza ya había superado el trauma. Entonces impresionaba su altura. Cuando caminaba por las calles bajo el marco de la cordillera andina, era toda una atracción. “¡Oigan! ¿Y a este para qué lo tienen?”, preguntaban ironizando los mendocinos. Los misioneros retrucaban haciendo ostentación de sus bondades turísticas: “¡Lo tenemos para pasarles el plumero a las Cataratas!”. 

En un país frecuentemente sufrido por sus propias imprevisiones, sus contradicciones y sus desorganizaciones en diversos órdenes, aún hoy sorprende el cuidado logístico y la excelente atención que tuvo nuestra Selección Nacional para conquistar el primer Campeonato Mundial de Básquetbol en 1950. El cuerpo médico, cuyo jefe fue el doctor Carlos María Bouret, por ejemplo, contaba con profesionales para cubrir todas las especialidades necesarias. Hasta podólogo tenía. Fue Enrique Luis Fabbri, fallecido en 1985, que además era técnico en aparatos ortopédicos. Se trata del padre del conocido periodista Alejandro Fabbri. Entre 1979 y 1983 el propio Alejandro se desempeñó como periodista de básquetbol. Como tal pasó por “La Hoja del Lunes”, “Goles Match”, “Clarín” y “La Voz”. Fue enviado especial al Preolímpico de San Juan de Puerto Rico 1980 y a cuatro Campeonatos Argentinos.

 

Imagen RESPALDO. Este plantel de Argentina, campeón mundial en 1950, tuvo una logística médica excepcional.
RESPALDO. Este plantel de Argentina, campeón mundial en 1950, tuvo una logística médica excepcional.
 

Imagen EPOCAS. Primer partido del primer Campeonato Argentino en 1928: Santa Fe, Córdoba 17.
EPOCAS. Primer partido del primer Campeonato Argentino en 1928: Santa Fe, Córdoba 17.

Entre las décadas del 60 y 70, San Lorenzo de Almagro contó con un equipo que pasó a la historia como “La Catedral”, apodo que surgió porque la edad promedio de sus integrantes superaba los 30 años. Su especialidad fue jamás darse por vencido y provocar vuelcos increíbles en los partidos. Retirado en 1967, hubo un sólido clan de siete hombres que tuvo una amalgama perfecta. Por orden de aparición, así fueron llegando a Boedo: Carlos Alberto Vasino (estaba desde 1955), Roberto Carlos Perroni (el único surgido en el club en 1957), Abel Oscar Rojas (arribó en 1962), Norberto Pacheco (1963), Carlos Alberto Perales (1964) y Dante Aurelio Masolini y Oscar Pascual Visciglia (1965).

En 1971 realizaron una gira por Europa y llevaron como refuerzo al longilíneo boquense Emilio Dumani. El pivote los miró, pasó lista y acuñó el sobrenombre:
-Ustedes son “La Catedral”...
Así explicaban: “Nos cargan diciéndonos que somos unos ‘viejos’, como las catedrales, unas reliquias que amontonamos años por todos lados...”.

Desde mayo de 1967 los dirigió José Aurelio Biggi y a partir de 1969 el citado Parizzia, dos ex grandes jugadores que pasaron por el club. En 1971 fueron conducidos por Néstor Mario Bosio.
Fueron campeones del Apertura en 1966 y 1967 y del Campeonato Oficial en 1968 y 1971 dentro de la Asociación Buenos Aires. Ganaron, además, los Metropolitanos de 1967, 1968 y 1971. También en 1969 el torneo “32° Aniversario” que conmemorativamente organizó la Buenos Aires.

Félix Daniel Frascara es otro emblema histórico de El Gráfico. Cubría fútbol y boxeo, aunque el 14 de abril de 1934 se publicó una nota de básquetbol con su firma. Contaba cómo se enseñó este deporte en la Asociación Cristiana de Jóvenes de Buenos Aires y puntualizaba que desde allí fue llevado al Interior. Precisó: ”En primer término conquistó Tucumán, Salta y Jujuy gracias a la iniciativa de don Julio Jaime Répide. Con entusiasmo y tesón encomiables, lo impuso a pesar del ambiente, reacio en un principio, hasta lograr que el básquetbol venciera en la lucha contra el alcohol y que los dueños de los ingenios de azúcar hicieran una cuestión de honor sobre quién poseía la cancha más hermosa”.

Imagen Frascara en el almuerzo del Círculo de cronistas deportivos en Chile (1941).
Frascara en el almuerzo del Círculo de cronistas deportivos en Chile (1941).


La primera institución organizada con aspiración de alcance nacional fue la Federación Argentina, que se fundó en Buenos Aires el 26 de abril de 1921. El 30 de agosto de 1929 promovió la creación de la Confederación Argentina (CABB), que es la que –desde entonces- tiene dimensión de entidad madre en la república. La Federación pasó a llamarse Asociación Porteña desde el 10 de marzo de 1954. La primera ciudad que tuvo un ente rector de la actividad en el país fue Bahía Blanca con la Liga Bahiense de Basket-Ball, fundada el 16 de mayo de 1917.

La progresión cronológica de las seis primeras provincias, organizadas en Federaciones, fue la siguiente: Córdoba el 28 de noviembre de 1924 – Santa Fe el 12 de julio de 1926 – La Rioja el 23 de mayo de 1928 – Tucumán el 8 de mayo de 1929 - Catamarca el 18 de marzo de 1930 – Santiago del Estero el 14 de agosto de 1931.

MARCELO ZLOTOGWIAZDA, periodista de temas económicos y políticos, incursionó en el básquetbol formativo de Hebraica en la Asociación Porteña. Allí estuvo entre sus 10 y 18 años, pero la afición le prendió para siempre, a tal punto que hoy está informado y es seguidor por televisión de la NBA y de nuestra Liga Nacional. Por radio es conductor de “La otra pata”, que se escucha por Mitre, y por televisión está al frente –junto a Ernesto Tenembaum– de “Palabras más, palabras menos”, programa que emite TN. 

“Era ayuda base. No muy habilidoso, más bien pícaro. Nunca tuve media distancia –mi gran frustración–, pero era un zurdo rápido, con buena penetración”. En la Porteña salió campeón en infantiles y recuerda haber enfrentado al Gato Norberto Meire, de Lanús. Cuando jugaba, acostumbraba a ser espectador en partidos de donde le quedaron en la memoria los nombres de Carlitos Pellandini, el Loco Draghi, el Tola Cadillac, Chocolate Raffaelli, el Negro Romano, Miguel Cortijo y Pichi Campana.
Zloto destaca: “Si pudiera transplantarle algo a nuestra sociedad de la Generación Dorada (abrazo en la apertura), sería su seriedad. Ser constante, aplicado, disciplinado, cosas que a nivel de la dirigencia, no sólo de la política, no es una característica de la Argentina. Cuando se ve a nuestra Selección, no parece un equipo argentino”.

PEÑAROL DE MAR DEL PLATA se consagró campeón de la Liga Nacional por primera vez en 1994. En la serie final superó a Independiente de General Pico por 4-1. La dirección técnica del equipo estuvo a cargo de Néstor Rafael García y sus columnas fueron Esteban Pablo De la Fuente, Marcelo Lorenzo Richotti, Ariel Mario Bernardini y Diego Mario Maggi, más los norteamericanos Wallace Bryant y Sam Ivy.
El miércoles 1º de junio de 1994, al día siguiente de la consagración, pasado el mediodía, el plantel campeón llegó a Mar del Plata. Fue apoteótico: nunca la ciudad se había estremecido con un recibimiento deportivo tan extraordinario. Una multitud de 60.000 personas se desplegó en los 17 kilómetros que van desde Sierra de los Padres hasta los balcones de la Municipalidad frente a la Plaza San Martín (la Policía local le hizo esa estimación a El Gráfico).

El capitán Richotti recuerda la conmoción que produjo en la delegación que regresaba: “Al llegar a Balcarce, Carlitos Ventura –encargado del buffet de Peñarol y simultáneamente la voz del estadio- nos anticipó después de comunicarse con Mar del Plata: ‘¡No saben la gente que se está juntando...!’. No lo podíamos creer…”.

 

Imagen Clásico marplatense entre Peñarol y Quilmes.
Clásico marplatense entre Peñarol y Quilmes.
 

Quilmes es su archirrival, se sabe, son como perros y gatos, pero esa vez pasó un hecho no común, tan inusitado e insólito como reconfortante y ejemplar. En un momento, los Milrayitas estaban diezmados por lesiones, no podían juntar diez jugadores para entrenarse, pero solucionaron el inconveniente con la ayuda de su clásico adversario. De la Fuente -ex quilmeño- le pidió una mano al dirigente Oscar Rígano y así Eduardo Dominé, Leandro y Sebastián Ginóbili (los hermanos de Manu), Horacio Beigier y el Colorado Wolkowyski hicieron la gauchada en entrenamientos de Peñarol en un plausible acto de grandeza. Frente a la sede de la avenida Luro, consumada la conquista, un pasacalle resaltaba otra actitud de buena vecindad: “Felicitaciones campeón. Quilmes te saluda”. La ciudad, sacudida por la confraternidad, se puso más feliz que nunca.



Atajaban y embocaban


 

Independiente contó con dos notables arqueros en diferentes épocas, Pedro Isusi y Fernando Bello, que pasaron a la posteridad unidos por la misma particularidad: defendieron el arco de extraordinarias delanteras y ambos alternaron el fútbol con el básquetbol.

Isusi, en los años 20, lo fue de Canavery–Lalín–Ravaschino–Seoane– Orsi. Bello, en los 30, estuvo en el arco de Vilariño o Maril–De la Mata–Erico–Sastre-Zorrilla. Dos arqueros, dos ataques formidables.
Isusi, en fútbol, en la era amateur fue campeón en 1922 y 1926 (invicto) y, en básquetbol, integró el equipo rojo que se consagró pentacampeón (siempre sin perder ningún partido) de la Federación Argentina desde 1927 a 1931.

Imagen La tapa de El Gráfico del 27 de febrero de 1927, muestra a Isusi junto a Tesorieri.
La tapa de El Gráfico del 27 de febrero de 1927, muestra a Isusi junto a Tesorieri.


Bello, por su parte, jugó al básquetbol en Argentino de Pergamino y, con el fútbol de Independiente, donde es reconocido como el mejor guardavallas de su historia, fue bicampeón en 1938 y 1939.
En el Campeonato Argentino coincidieron en la segunda edición realizada en 1929 en la Capital Federal: Isusi –quien había estado en la inaugural de 1928- festejó como campeón con Provincia y Bello apareció como integrante de la Federación del Norte, que nucleaba a Pergamino (su ciudad natal), Junín y San Nicolás



Dibujando al genial humorista


El padre del eximio humorista rosarino Roberto Alfredo Fontanarrosa (1944-2007) está reconocido como “un notorio jugador de básquetbol”. El Negro fue hijo de Roberto “Berto” Fontanarrosa, quien jugó en Huracán de Rosario, de la calle Paraguay entre Tucumán y Urquiza. Como integrante de dicho equipo, se consagró campeón en la primera edición, realizada en Buenos Aires en 1936, del entonces Campeonato Argentino de Clubes Campeones. En ese mismo 1936, con Santa Fe, ganó el “más argentino de los campeonatos” en San Juan.

En 1937 fue capitán de Argentina en el 5º Campeonato Sudamericano realizado en  Valparaíso y Santiago (Chile). No fue buena la actuación del equipo esa vez: quinto y último.
Lo recuerdan como “aguerrido, rebotero, un clásico defensor de aquellos tiempos”. También como “un destacado árbitro y un muy requerido director técnico”, habiendo conducido a los clubes rosarinos Velocidad y Resistencia, Sportivo América y Gimnasia y Esgrima, y a Alba Argentina de Maciel.
En sus innumerables escritos, el humorista  fue hilvanando estos apuntes sobre su papá: “Mi viejo era un tipo popular, una especie de personaje, buen jugador de básquetbol, uno tiene una pertenencia. Las únicas dos veces que me llevó al cine fuimos a ver películas de los Globetrotters. Siempre quiso que yo jugara al básquetbol, pero jamás conseguí meter un doble.  Era un boca sucia ..."
 

 

Por O.R.O. (2010)

Fotos: Archivo El Gráfico.