¡Habla memoria!

Los Pumas, el rugido

En el Mundial de Francia 2007, Los Pumas redondearon su obra cumbre al lograr un histórico tercer puesto. Una década después repasamos el impacto que generó aquella medalla de bronce en el rugby argentino y cómo, con algunas cuentas pendientes, fue vital para posicionar al seleccionado en el mapa internacional.

Por Redacción EG ·

19 de octubre de 2022

El 19 de octubre del 2007, en el Parque de los Príncipes de París, Los Pumas dieron el golpe y le ganaron 34-10 a Francia.

Ese triunfo no solo significó quedarse con el tercer puesto mundialista y colgarse la medalla de bronce, sino que fue la cresta del ciclo de Agustín Pichot, Mario Ledesma, Juan Martín Hernández y Felipe Contepomi, entre tantos otros, y el puntapié para la consolidación del seleccionado argentino en el mapa internacional. Con esa conquista, Los Pumas dejaron de ser un desaprovechado gigante regional para medirse, de igual a igual, con las potencias mundiales, y desde entonces, el rugby nacional no frenó su desarrollo, al tiempo que la UAR tuvo que aceptar, como puerta de ingreso a la elite, cierto profesionalismo.

El salto adelante generó rutas para el reconocimiento del equipo argentino y la revalorización de los jugadores locales, pero dejó expuestas algunas cuentas pendientes, entre ellas fortalecer la competitividad para no perder el lugar de privilegio conseguido. Diez años después, analizamos los coletazos de la hazaña en Francia y los posibles caminos para seguir creciendo.

Imagen Celebración de Los Pumas en el Parque de los Príncipes. Histórico tercer puesto en el Mundial 2007.
Celebración de Los Pumas en el Parque de los Príncipes. Histórico tercer puesto en el Mundial 2007.

1. Hasta el Mundial de Francia, la mayor competencia del rugby argentino era el torneo de la URBA, y Los Pumas jugaban solo durante las ventanas de junio y noviembre, y cada cuatro años en la Copa del Mundo. Con la medalla de bronce y cierta muñeca dirigencial, más el vital aporte de Pichot como embajador, Argentina logró ser incluida en el Tres Naciones, la máxima cita internacional del Hemisferio Sur que congrega a las selecciones de Australia, Nueva Zelanda y Sudáfrica. A partir de esa inclusión en la edición de 2012, el torneo empezó a llamarse Rugby Championship, y la UAR ganó un espacio en el SANZAAR, el consorcio formado por las federaciones de esos países que organiza, también, el Super Rugby. De esta manera, Argentina se aseguró un lugar en la mesa de los mejores y un importante roce internacional con un cargado calendario.

2. El Super Rugby es el torneo de equipos más importante del Hemisferio Sur, y el ingreso al SANZAAR abrió la puerta para que la UAR tuviese una franquicia en el campeonato que incluye conjuntos de Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica y también Japón, organizador del Mundial 2019. En 2014 se confirmó que Argentina podría incluir un equipo y así nacieron los Jaguares, lo que, más allá de ser un logro, favorece el desarrollo de Los Pumas. El rugby tiene una lógica distinta a otros deportes, como por ejemplo el fútbol, en el que el calendario de selecciones suele interferir con el de los clubes, ya que las competiciones se retroalimentan. El Super Rugby se juega de febrero a agosto y el Rugby Championship de agosto a octubre, y el primero lo disputan los jugadores más representativos de las selecciones que más tarde disputarán el segundo. Así es que la competencia de los Jaguares contra Crusaders, Bulls, Chiefs o Hurricanes sirve de base para el fogueo ante los mejores del mundo. Es por esto que la UAR busca formar un equipo estable que sea la matriz de Los Pumas.

3. Durante muchos años el trabajo en juveniles fue una cuenta pendiente del rugby argentino, pero luego de la explosión en el Mundial de Francia, la UAR aprovechó la masividad que consiguió el deporte para reorganizar su estructura formativa. Afianzó el segundo equipo nacional, Argentina XV, como reserva de Los Pumas para mantener en activo a los jugadores  que no tenían tanto lugar en la selección, y le brindó un calendario cargado y competitivo que trajo buenos resultados en el Americas Rugby Championship y en la Tbilisi Cup. También llegó a conformar un tercer equipo, Pampas XV, que respondió muy bien ganando la Vodacom Cup en 2011 y la Pacific Rugby Cup en 2014 y 2015. Los Pumitas, además, consiguieron el cuarto puesto en el Mundial Juvenil 2012 y el tercer lugar en la Copa del Mundo 2016.

Imagen Los Pumas, con Nicolás Sanchez como figura, se insertaron en el antiguo Tres Naciones para dar nacimiento al Rugby Championship.
Los Pumas, con Nicolás Sanchez como figura, se insertaron en el antiguo Tres Naciones para dar nacimiento al Rugby Championship.
4. Argentina tiene un modelo único en el mundo en el que intenta competir a nivel internacional sin dejar el amauterismo puertas para adentro. No obstante, en 2009 la UAR tuvo que darle una vuelta de tuerca a esa filosofía y aceptó instrumentar el Plan de Alto Rendimiento Deportivo, PLADAR, una base en la que los jugadores se entrenan y se preparan para poder competir contra profesionales, a cambio de una beca. Con este puntapié inicial se busca fortalecer a los seleccionados y asegurar la competitividad, aunque el camino hacia la profesionalización, sobre todo con la férrea oposición de la URBA, aún está en ciernes.

5. Cansada de tener que negociar con los clubes europeos para que cedieran a sus jugadores para el seleccionado, la UAR decidió en 2016 imponer como regla que para formar parte de Los Pumas es obligatorio pertenecer a un equipo que esté en el Super Rugby, aunque no sea necesariamente Jaguares. Esta regla no es nueva en el mapa internacional, ya que de hecho, Australia, con algunas reservas, y Nueva Zelanda, sin excepciones, utilizan este método para fortalecer el torneo y evitar la fuga de talentos. No obstante, la medida deja afuera de la consideración a varias figuras locales. La explicación, según la UAR, radica en la inversión que hace para la formación de un jugador, y espera, como contrapartida, que luego esté disponible para Los Pumas no solo cuando su club se lo permita. Esta salvedad impuesta por la Unión tuvo mejor recepción en el SANZAAR que entre los dirigentes y jugadores locales.

6. Toda acción tiene una consecuencia y la impostura de la UAR trajo un efecto adverso inesperado. Si bien luego del anuncio de exclusividad con el Super Rugby muchos jugadores argentinos que estaban en duda sellaron un acuerdo con la Unión para representar a los Jaguares o bien a otra franquicia (Tomás Cubelli juega en Brumbies y Tomás Leonardi en Sunwolves), hubo otros casos en los que el éxodo se profundizó. A sabiendas de que ya no tendrían detrás los reclamos de la UAR, muchos clubes de Francia e Inglaterra, principalmente, encontraron una revalorización en el jugador argentino, que se vio tentado por el dinero y el reconocimiento que significa jugar en Europa. Los casos que se hicieron patente fueron los de aquellos que no tenían un lugar asegurado en Los Pumas por más que garantizaran su presencia en el Super Rugby o los que por edad no veían su proyección en el Mundial de Japón 2019. Para evitar ausencias sustanciales, la UAR podría contemplar ciertas excepciones como hace Australia.

7. En 2016 Agustín Pichot, representante argentino ante la World Rugby y mentor de la presencia argentina en el Super Rugby, rechazó la posibilidad de formar otra franquicia argentina, además de los Jaguares. La negativa fue por las grandes exigencias económicas que conlleva y la falta de infraestructura para hacerle frente a un torneo semejante. Sin embargo, contemplar la posibilidad de un segundo equipo entre los mejores del Hemisferio Sur podría frenar en parte la fuga de talentos y darles vidriera internacional a destacados jugadores de ligas argentinas. Es importante mencionar que la prohibición de actuar en Los Pumas para los rugbiers de clubes europeos es provisoria mientras se mantengan en sus equipos.

Imagen Con Agustín Creevy como emblema, los Jaguares comenzaron a dar batalla en el Super Rugby.
Con Agustín Creevy como emblema, los Jaguares comenzaron a dar batalla en el Super Rugby.
8. Una vez conseguido el lugar, Argentina debe asegurarse de mantenerlo. El SANZAAR es una unión comercial que, bajo el ropaje deportivo, maneja un aceitado entramado de auspiciantes y vende un producto llamado rugby. Es por esto que sus equipos del Super Rugby son, en realidad, franquicias, y un mecanismo similar aplica con los acuerdos del Rugby Championship. Estos contratos de asociación se revisan anualmente o cada dos años, y además de abrir fronteras a nuevos mercados persiguen que todos los equipos sean competitivos entre sí. No se esperaba que Los Pumas hicieran grandes campañas en sus primeras temporadas de adaptación, pero así y todo lograron importantes triunfos ante Australia y Sudáfrica, aunque necesariamente deben ser competitivos. Esa es la premisa principal de la UAR con las medidas de exclusión y la preparación interna.

9. El objetivo de una formación integral de base no es solo transmitir desde las juveniles la impronta de un equipo, quizás la marca registrada de Los Pumas, sino también que todos los integrantes del PLADAR lleguen alguna vez a representar al seleccionado. Argentina XV tiene como fin convertirse en el semillero por excelencia, y ensamblar al primer equipo con jugadores formados en el país. Conseguir este último paso y que los juveniles no se caigan del sistema antes de tiempo es el plan a futuro. 

10. Más allá de los enormes cambios, quedan algunas cuentas pendientes. La división entre los dirigentes es anterior al Mundial 2007 y la fuerza del progreso los sorprendió en medio de sus diferencias. A su vez, a la eterna pugna entre la URBA y la UAR se sumó últimamente el enfrentamiento de Los Pumas con la misma Unión. Una mayor uniformidad de criterio contribuiría aún más a impulsar ese monstruo que construyeron entre todos y que superó a sus propios creadores, y aportaría un cambio de mentalidad vital para el futuro. Conseguido eso, solo se necesitará tiempo para ver cristalizado un impacto similar al que se inició en Francia con ese tercer puesto que puso los cimientos para lo que vino después 

Por Matías Rodriguez / Fotos: AFP y Archivo El Gráfico

Nota publicada en la edición de Octubre de 2017 de El Gráfico