Fútbol del Ascenso

Garrafa Sánchez, en primera y tercera persona, a diez años de su muerte

El 8 de enero de 2006 falleció José Luis Sánchez, un histórico jugador del Ascenso y querido por la mayoría de los clubes, a raíz de un accidente que tuvo con su moto.

Por Redacción EG ·

08 de enero de 2016
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A diez años de su muerte, El Gráfico decidió homenajear a quien fuera uno de los jugadores más queridos del Ascenso y del fútbol argentino. Garrafa no sólo era crack adentro de la cancha con esa zurda prodigiosa, sino que tuvo una vida bastante intensa. Amaba las motos, vivió más de 12 años en una villa y sus compañeros todavía lo recuerdan como un personaje travieso, calentón y solidario. Se convirtió en un mito popular: le hicieron canciones y hasta una película.

Las siguientes historias son contadas por él mismo y por sus compañeros del fútbol en distintos diarios como Olé, Popular, Crónica y en las revistas El Gráfico y Mística.



 

 

* Estuvo a punto de ser jugador del Boca de Bilardo y Maradona, pero por ser amante de las motos, el Doctor no lo quiso.

"Esa anécdota que cuentan muchos de que yo no lo quise en Boca es cierta, pero no como lo narra la mayoría. Yo soy amigo de Rubén Costoya, que en ese momento era presidente de Laferrere. Él me propuso disputar un amistoso con Boca porque quería que viera a un jugador que "era un fenómeno".Lo hicimos y realmente me gustó como jugaba Garrafa. Pero llegó y se fue del lugar en una moto impresionante. Por eso fui y le dije al presidente: "Mirá, la verdad es que este muchacho es muy bueno, pero en Boca no puedo meter más gente. Igual, lo mejor que podés hacer es recomendarle que deje la moto", comentó alguna vez Carlos Bilardo.

*Su locura por Laferrere, era ciega: "Una vez le pegué a un rival antes de empezar el partido. Ni me acuerdo quién era. Estábamos calentando los jugadores de los dos equipos, creo que era un partido contra Cambaceres. Desde arriba de las tribunas los hinchas de Laferrere, que sabían de mi fanatismo, me decían que le pegara a alguno. Yo me hacía el que no escuchaba, pero empecé a buscar la forma de hacerlo sin que nadie me descubriera. Entonces, en un momento, trotando hacia atrás, impacté con el codo a un rival, que quedó en el piso. La verdad es que fue un poco sin querer, pero los hinchas de Lafe se volvían locos. Lo festejaron más que un gol".

*Su pelada, más que un símbolo: "A los 23 años ya tenía entradas y decidí afeitarme la cabeza. Mi viejo tenía entradas y supongo que las heredé... El amor por las motos también tuvo la culpa. Desde los 15 hasta los 26 anduve en dos ruedas y sin casco. Dicen que no tiene nada que ver, pero yo creo que el viento ayudó a que cada vez tuviera menos pelo".

*Le gustaba la timba: "Con mis compañeros de Banfield jugamos siempre al truco y al jodete. Algunas veces vamos al casino, pero a mi señora no le gusta. Así que me mando con mis amigos o solo".

Imagen Mirada fija a la su amiga. Hacía lo que quería con ella.
Mirada fija a la su amiga. Hacía lo que quería con ella.
*El apodo Garrafa y su origen: "Mi papá era garrafero y en Laferrere se usaba porque no había gas natural. Yo lo ayudaba a repartir y a los 14 años un pibe del barrio me apodó así. Hasta mi mujer me llama Garrafa".

*Estuvo siete meses sin jugar al fútbol para cuidar a su padre: "En el 2000 volví a trabajar. Estuve siete meses sin jugar para estar al lado de mi viejo. En esa época vendí garrafas, hice perforaciones por 100 pesos... Yo las pasé todas. Viví 13 años en la villa de La Tablada. Fue Banfield el que me hizo conocer otra vida".

*La locura más grande que pasó de pibe: "Caí preso. Con unos chicos fuimos a la cancha de All Boys a ver a Lafe. Uno lo escupió a Bochini, que justo estaba ahí y la policía nos llevó a todos. Tenía 15 años... Cuando mi viejo se enteró, como yo no le había pedido permiso para ir a la cancha, dijo: "Que se queden a dormir allá, que van a estar más seguro que en casa. ¡Nos dejó toda la noche en cana!".

*En una entrevista para Olé, el 21 de agosto de 2004, confesó que era hincha de River: "Yo soy sincero. Desde chiquito que soy de River, pero no sueño con jugar ahí. Mi estilo no es el que busca River. Mirá si van a ir a buscar a Garrafa Sánchez".

*Los recuerdos de su infancia, en una entrevista con Mística en el 2000: "Antes la joda era más sana que ahora. Jugábamos todo el día a la pelota y no nos importaba nada. Ahora los chicos vienen más avanzados, corre mucho más la falopa. Por culpa de la droga se murieron muchos de mis amigos. A algunos lo mató la droga y otros la policía".

"Si hubiese tomado droga, lo diría, no tengo problemas. Además, los pibes del barrio me cuidaban. Con el alcohol lo mismo: capaz que chupé dos veces en un boliche, pero nada más. Si voy a un asado, prefiero comerme cuatro o cinco chorizos antes que estar tomando dos litros de vino. No es que no me guste; me hace mal, me da dolor de panza".

Se dice de mi...



 

Cristian Lucchetti: "Me acuerdo las dos finales del Ascenso, contra Quilmes, en 2001. No terminamos con más goles de diferencia porque jugaba como si estuviera en el potrero. Lo terminé puteando. Sobraba las jugadas, podía patear y volvía a enganchar. Una vez entró a poco del final, contra Unión. Cobraron un penal, y Garrafa lo metió. En el festejo, tiró la camiseta a la tribuna. Cuando fue a pedir otra, se dio cuenta de que no había más. Se tuvo que quedar afuera, mientras Garisto le gritaba ¡No jugás nunca más, Gordo!. Era un crack..."

Adrián González: "Cuando llegó, para romper el hielo, le recordé un partido en que el lo había enfrentado, le pegué y lo saqué en camilla. Y me dijo: 'Es lo único que podés hacer vos', ja. En la famosa final contra Quilmes, como no la largaba, en un tiro libre, le tiré: 'Dejá de jugar tu partido, hacé un gol y festajamos todos'. Me contestó: 'Andá atrás vos, burro, corré y dámela a mi'. La jugada terminó en gol... y en pleno festejo, me dijo: 'Vos no me abraces, que recién me puteaste'. Era muy calentón. Una vez en un casino de Santiago del Estero empezó a ganar y me dio la plata para que se la guarde. 'No me la des aunque te la pida', me dijo. Empezó a perder y me la pidió. Como no se la daba, empezamos a los insultos y casi nos agarramos a piñas. Terminamos en la concentración, él tirándome azúcar para que se me fuera la calentura y el resto mirando".

Imagen Durmiendo a su gran compañera en su cabeza.
Durmiendo a su gran compañera en su cabeza.
Carlos Leeb, ex técnico de Banfield: "Representaba el fútbol en estado puro, el potrero, la magia. La peleó siempre y era querido por todos".

Alejandro Dolina, escritor y compositor:  "La muerte de José Luis me golpeó profundamente, me dolió. Era un chico especial, distinto del resto. Tomamos algunos cafés juntos y me regaló un par de camisetas. Se podría decir que José Luis era el jugador que mis hijos y yo habíamos elegido para querer. A Garrafita lo adoraba".

Oscar Diez, un hincha de Quilmes: "Las puteadas fueron al jugador. Fuiste una excelente persona y lo demostraste con tus dichos para Quilmes. Yo te perdoné, ahora perdoname vos".

Carlos Bianchi: "Era un chico con una bohemia tremenda en su juego, parecido a Ariel Ibagaza. Él era zurdo y le daba mucho placer jugar al fútbol. Es una pena que ya no esté porque era un muchacho muy bueno como persona".

Ricardo Spreafico, amigo de Garrafa y asistente de la película: "Nos conocimos cuando, luego de salir campeón con Banfield, un grupo de hinchas lo invitamos a un asado y se vino. Era un nene travieso, je. Tuvo 31 años de niñez. Era divertido, jodón. Era capaz de llamarte y hacerse pasar por otro. Siempre te levantaba el ánimo. Primero lo conocí como ídolo, y después como amigo".

 

Por Matías Escobar

 

 

 

 

 

 

 

 

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