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1984. Pepona de dos mundos

José Reinaldi, uno de los mejores goleadores de su época. Idolatrado en Córdoba: jugó primero en Belgrano (68-74), después en Talleres (77-82) y se retiró en 1984 jugando en ambos equipos.

Por Redacción EG ·

22 de diciembre de 2017
En la edición de julio del 2017 de El Gráfico, la Pepona repasaba con el periodista Marcos Villalobo su paso por los dos gigantes cordobeses:


SOY RESPETADO por los hinchas de Belgrano y de Talleres. Ando por la calle y me saludan los hinchas de los dos equipos. Ese es otro orgullo, soy agradecido a la gente de Córdoba que me respetó y me hizo sentir bien. A mi edad, que me saluden los hinchas en la calle es un mimo al corazón. A los eventos de Belgrano o de Talleres me invitan, y voy.


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ME SIENTO ORGULLOSO de haber jugado en esa época para Belgrano, porque ese equipo del que participé cambió el fútbol de Córdoba. Porque comenzó a entrenar diferente, a jugar por cosas importantes. Jugar en Belgrano no era lo mismo que hacerlo en otros clubes. Tuve compañeros muy importantes que fueron figuras del fútbol mundial, como Milonguita Heredia, Bernardo Patricio Cos, Chupete Guerini, Colorado Suárez, Pancho Rivadero...

JUGUE EN LAS MEJORES EPOCAS de Belgrano y Talleres. En la primera parte de la década del 70, Belgrano era el equipo más importante, hasta que llegó Amadeo Nuccetelli a Talleres e hizo una revolución. Y justo me fui de Belgrano y no pude competir contra ellos. Me fui a River, Barcelona de Ecuador y volví a Córdoba. Y me tocó el final de la década en Talleres, cuando tenía un equipo fantástico. Un equipo que hizo hablar al país.


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EN TALLERES debo agradecer a quienes me daban los pases. Por ejemplo al Angel Bocanelli, Daniel Valencia o el Hacha Ludueña, que eran jugadores superlativos. Yo no me puedo comparar con ellos, eran cracks. Ese equipo fue reconocido por todo el país, y tuvo jugadores campeones del mundo como Galván, Oviedo y Valencia.

NUNCA TUVE PROBLEMAS. La gente de Talleres en su momento me recibió muy bien, a pesar de que había jugado en Belgrano. El primer partido que jugué en Talleres fue un amistoso con Independiente. Jugaba Daniel Willington. Yo de 8 y él de 10. Y a los quince minutos la gente empezó a gritar: “¡Ya van a ver, ya van a ver, cuando la toquen la Pepa y el Daniel!”. Y en el 81 volví a Belgrano, me compró a Talleres, y cuando vuelvo al club, los Piratas pintaron en la entrada: “Bienvenido, Pepa”.

FUI UN AFORTUNADO EN EL FÚTBOL. He sido un buen acompañante de grandes jugadores. Ese es mi orgullo. En el fútbol hay primeras guitarras, segundas guitarras, acompañantes. Yo nunca fui primera guitarra, siempre fui un buen acompañante. Las primeras guitarras eran otros. A mí me pone orgulloso haber estado con ellos.


1981. Golazo de la Pepona Reinaldi