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BELFORT NOQUEÓ A HOLYFIELD: ¿CON QUÉ NECESIDAD?

La columna pertinente con las preguntas que dejó la velada de anoche en el Hard Rock Hotel and Casino de Hollywood.

Por Emiliano Cándido ·

12 de septiembre de 2021

VITOR BELFORT venció por nocaut técnico en el primer asalto a Evander Holyfield en la pelea estelar de la velada presentada por Triller Fight Club, anoche en el Hard Rock Hotel and Casino de Hollywood, Florida. Hasta ahí el aspecto deportivo, si es que se puede llamar así, pero será mejor que nos hagamos varias preguntas.

¿A quién se le ocurrió? ¿Quién fue la mente maestra que, en una mesa de reuniones luego de la baja por COVID-19 positivo de Oscar de la Hoya, planteó esta posibilidad? ¿Por qué exponer el físico de un hombre de 58 años con tantas noches gloriosas dentro de un cuadrilátero?

El gran motivo de Holyfield, además del económico, por supuesto, era ponerse un rato los guantes. Sentir que podía volver a ser el que fue al menos en sus pensamientos, imaginar un golpe de nocaut, soñar con una buena presentación. Pero ya todos sabíamos que, después del entrenamiento abierto del jueves, no habría nada de eso. Y con absoluta lógica. No se le puede exigir nada a un ex campeón cuyas noches de máximo esplendor fueron en la década del 90.

La pelea fue a ocho asaltos de dos minutos cada uno. Lo que se buscó con esto era cuidar a Holyfield. Pero para cuidarlo se necesita otro ambiente. Otro lugar. No se cuida a un boxeador dentro de un cuadrilátero recibiendo golpes de un Vitor Belfort que podría haber hecho algo un poco más disfrutable para todos y no salir a pegarle.

 

Imagen Hoyfield vs. Belfort, una pelea innecesaria.
Hoyfield vs. Belfort, una pelea innecesaria.
 

Entiendo, es boxeo, pero ¿con qué motivo salir a terminar la pelea rápido? A lo sumo pretendíamos una exhibición de algunos asaltos, un sparring con público, un entrenamiento que se transmitió por PPV en los Estados Unidos. Nadie debe haber festejado esa victoria antes del límite; sólo él.

Al menos en todo esto hubo alguien que sí tuvo criterio: el árbitro, Samuel Burgos, que cuando vio que esto podía terminar muy mal se metió en el medio y dijo: “Hasta acá llegaste”. Por más que Holyfield después se haya quejado.

Porque criterio, los últimos días, no tuvo nadie. La Comisión Atlética de California no quiso sancionar la pelea ni como exhibición, entonces se fueron a Florida que, tentada por los billetes, dio el visto bueno. La gente que está alrededor de Holyfield no lo cuidó. Belfort salió a pegarle como si hubieran estado en igualdad de condiciones. Donald Trump, que vaya uno a saber por qué fue el comentarista, dijo que lo vio “lento y con poca movilidad para tirar el jab”. Sí, leyeron bien, Donald Trump comentó la velada en la que aparecieron el ex campeón de UFC Junior dos Santos y Jorge Masvidal.

Ese último párrafo lo resume todo: una mezcla inentendible de la que poco, o nada, puede salir bien a la hora de presentar una velada de boxeo. Previo a eso Anderson Silva noqueó a Tito Ortiz en la pelea de semifondo. Un Tito Ortiz que dijo que no le interesaba entrenarse para el combate y que no había dado el peso la mañana anterior. Todo eso quedó muy pero muy claro.

Vitor gritó por los hermanos Paul, por Canelo Álvarez, por 30 o 40 millones de dólares sobre la mesa. Pero ¿por qué no gritar por una pelea justa y en igualdad de condiciones? Porque los hermanos Paul no son boxeadores y Canelo está a años luz de su nivel. ¿Por qué no pidió por una revancha con Anderson Silva luego de ese nocaut inolvidable que le propinó su compatriota hace unos años? Obvio, porque el Triller Fight Club seguirá siendo esto.

Un show, un espectáculo, un… ¿circo? Sólo esperemos que no pase nunca nada grave. La cuerda la siguen tensando. Sólo se necesita una mala decisión para que se corte y esperemos que, antes de que eso pase, se den cuenta de todas las señales que vienen dejando.