A TRES AÑOS DEL ÚLTIMO GRAND SLAM DE FEDERER

ENERO DE 2018. Roger Federer atravesaba su enésima etapa de resurrección en el circuito. Ya había vuelto a ganar títulos de Grand Slam el año anterior después de una sequía de varias temporadas. Antes ya había pasado, también, por un proceso de reinvención de la mano de Stefan Edberg, quien entre 2014 y 2015 lo impulsó a encontrar herramientas incluso más ofensivas que las que ya atesoraba.

Aquel ciclo junto al sueco había finalizado sin títulos grandes, con tres finales perdidas -dos en Wimbledon y una en el US Open-. Pero la deuda quedó saldada a partir de 2017, ya con el croata Ivan Ljubicic en su box, año en que Federer le arrebató de las manos el título en Australia a Rafael Nadal tras una final épica y luego volvió a gritar campeón en Wimbledon después de superar con autoridad Marin Cilic. Ya acumulaba 19 trofeos de Grand Slam. Y había que revalidar en 2018.

Desde principios de año no surgieron dudas: Federer estaba impecable. Con 36 años y cinco meses alcanzaba su séptima final en Australia sin ceder sets en el camino. Y llegaría el 28 de enero, un dia como hoy pero tres años atrás, la última jornada en la que el suizo tocaría el cielo con las manos: fue triunfo 6-2, 6-7 (5), 6-3, 3-6 y 6-1 una vez más frente a Cilic y la posibilidad de alzar la vigésima copa de Grand Slam, la sexta en Melbourne Park. Federer se convertía en el singlista masculino más veterano en conquistar un Grand Slam después de 46 años, desde que lo hiciera Ken Rosewall en Australia 1972 con casi 38 años.

En aquel momento Federer ya aventajaba con cuatro trofeos más que Nadal, quien hoy ya igualó la marca y ahora comparte el privilegio de ser el máximo campeón de Grand Slams. La historia, de todos modos, todavía no está del todo escrita. Lo cierto es que el astro suizo lleva tres años sin ganar un Slam y casi una temporada sin actuar en el circuito, con una última participación en Australia 2020. ¿Tendrá algún disparo más para agrandar sus vitrinas?