Tenis

NADAL ASUMIÓ LA FÓRMULA DE FEDERER COMO UNA SOLUCIÓN

El español solía criticar la dureza del circuito pero no desestimaba torneos ni exhibiciones; hoy, con 35 años, elige las paradas técnicas para cuidar su cuerpo y por eso se bajó de Wimbledon y de Tokio 2020.

Por Pablo Amalfitano ·

19 de junio de 2021

“Los que gobiernan el tenis tienen que plantearse por qué hay tantos jugadores con problemas físicos; nosotros somos personas, hay vida más allá del tenis y no sé qué pueda pasar con nosotros si seguimos jugando en superficies tan duras”. Aquellos disparos salieron de la boca de Rafael Nadal, en enero de 2018, tras abandonar en pleno Abierto de Australia por una lesión de grado 1 en el psoas ilíaco de la pierna derecha, la enésima de su carrera. Los dardos viajaron directo al corazón de la ATP y de la ITF, los entes rectores del tenis internacional, entre el circuito y los Grand Slams.

En aquel momento, con 31 años y enésimos problemas físicos acumulados durante su carrera, todavía exigía su cuerpo al máximo: había finalizado 2017 como número uno del mundo por cuarta vez en su carrera,con un total de 18 torneos, el número tope que tiene un jugador para contabilizar puntaje en el ranking desde la reforma de 2009.

Por aquellos tiempos el español ignoraba los beneficios de la célebre pauta 1.08, un inciso del Libro de Reglas de la ATP que sugiere que un tenista puede faltar a un Masters 1000 -obligatorios, salvo Montecarlo, para los mejores del mundo- si cumple uno de los siguientes tres requisitos: 1) haber jugado 600 partidos oficiales hasta el 1 de enero del año actual; 2) llevar doce temporadas como profesional; y 3) tener 31 años cumplidos en el año que corre. En el caso de que un jugador cumpla los tres requerimientos, entonces podrá desestimar todos los Masters 1000 que quiera. Nadal había cumplido 600 partidos en 2011 y se había convertido en profesional en 2001.

Ya por entonces Roger Federer era un asiduo utilizador de la regla 1.08, incluso con muchas menos lesiones que Nadal. Mientras el español se exigía a fondo el suizo ya dosificaba su calendario: en ese 2017 apenas jugó 12 torneos, ganó dos Slams -Australia y Wimbledon- y, por caso, faltó a Roland Garros y a otros cinco Masters 1000.

Después de aquellas críticas al circuito Nadal jugó apenas nueve torneos y una serie de Copa Davis en 2018, temporada que finalizó de manera prematura tras el abandono en el US Open ante Juan Martín Del Potro por una lesión en la rodilla derecha. Ya en 2019, con el año completo, achicó las exigencias: actuó en trece torneos, en la Laver Cup y en las Finales de la Copa Davis en Madrid. Al año siguiente, tras el parate por la pandemia, desestimó el US Open y recién reapareció en el atípico Roland Garros de septiembre.

En consonancia con las decisiones de los últimos años, este jueves confirmó que no estará en Wimbledon ni en los Juegos Olímpicos de Tokio. "Tras escuchar mi cuerpo y hablar con mi equipo entiendo que es la decisión acertada con el objetivo de alargar mi carrera deportiva y seguir haciendo lo que me hace feliz", comunicó Rafa. Y la decisión ya no sorprende. El español, de 35 años, ya había avisado que podría desestimar Wimbledon. ¿Iba a pelear por el título? Contrafáctico. Agotó toda la energía en París, su máximo objetivo, y se despidió ante Djokovic en un partido que quedará grabado por el resto de los tiempos. Los Juegos Olímpicos, por otro lado y más allá de la pandemia, no configuran un gran desafío para Nadal: ya los ganó en singles en 2008 y ya fue abanderado de su país en 2016. No existe una motivación extra que justifique el riesgo.

Nadal necesitó más tiempo pero, al parecer, asumió la fórmula de Federer para extender su carrera lo máximo posible. La pelea por los títulos grandes es una realidad, claro, pero el español entiende que, sin salud ni un despliegue físico al cien por cien, podría no estar a la altura. Aunque Djokovic gane Wimbledon y alcance el récord de cantidad de trofeos de Grand Slam, la lucha será de largo plazo. No hay necesidad de exigir a fondo si la meta avizora más adelante.