Los 26 partidos

Figurita repetida: de mayor a menor, con Jamaica y en la primera fase

Arrancó con todo y dejó muchas dudas al final, con importante merma física. Argentina terminó 1° en el grupo y después de 3 partidos en 8 días, tendrá una semana para preparar el cruce de cuartos y el asalto final a la cima.

Por Diego Borinsky ·

20 de junio de 2015
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VIÑA DEL MAR, Chile (Enviado especial).- “Y bueno, así es el fútbol”, diría el viejo sabio con cientos de batallas futboleras encima, utilizando el lugar común que nunca deja de tener vigencia. Vinimos a ver la fiesta de los 100 de Messi, ante un rival ideal para que concretara su primera tripleta oficial en la Selección (ya lo había logrado en 3 ocasiones, pero en amistosos, ante Suiza, Brasil y Guatemala). Un rival que, es cierto, había incomodado a Uruguay y a Paraguay, llevándose en las rastas un exiguo 0-1 y estando a tiro del empate en cada ocasión, pero un rival rústico al fin de cuentas, elemental de acuerdo a ciertas jugadas que se le vieron en estos partidos (como sacar para atrás desde medio después del 1-0 de Argentina), un rival cuyo Messi es Usain Bolt, o sea que puede correr y correr, pero con la pelota, dejá…
Un rival, encima, que selló su eliminación antes de entrar al campo de juego, en el vestuario, con el 1-1 entre uruguayos y paraguayos, o sea que ni siquiera tenía esa zanahoria por delante.

Argentina llegó 5 veces con peligro al área jamaiquina en los primeros 5 minutos de partido con una facilidad pasmosa. Aceleraba y entraba al área. Y entonces todas las presunciones previas parecían cobrar forma y lo único que uno se preguntaba, aun evitando cualquier tipo de exitismo desmedido, era en cuánto iba a frenar la cuenta.

Pero resulta que en esa misma área, esa misma que tenemos tan cerquita desde los pupitres de prensa de El Sausalito como en ningún otro estadio de Argentina, primero Garay, después Demichelis, después otra vez Garay y por último Zabaleta con un cabezazo (y una amarilla por una patada que tuvo que dar porque se veía desbordado), terminaron abortando las serias intenciones de un empate que todos los presentes veíamos venir. A apretar los dientes en los dos corners en contra en el último minuto de los 3 de descuento que ni los propios jamaiquinos iban a patear.

Un empate de los centroamericanos nos hubiera mandado a presenciar un espectáculo inédito: el de la monedita. El 1-1 de Jamaica habría puesto a Argentina y Paraguay igualados en todos los rubros (puntos, diferencia de goles, goles a favor, resultado entre sí) y con un sorteo para definir quién se quedaba con el primer puesto del grupo. ¿Lo sabrían los jugadores?

No ocurrió, pero así es el fútbol, diría el viejo, día a día se acumulan pruebas de este tipo: Argentina terminó pidiendo la hora, ante el “ole, ole, ole, ole” que entonaban los chilenos presentes (un 25 % del estadio) cuando la pelota iba de los pies de un jamaiquino a otro y los argentinos corrían como en el loco típico de cada entrada en calor.

El pitazo final acercó alivio, y la postal que surgió al instante nos devolvió a la realidad con un sopapo: el 6 de Jamaica, Deshorn Brown, no sintió ninguna deshonra en ingresar primero aún que los cronistas de la transmisión oficial que realizan la entrevista con la figura al término del partido, a sacarse una selfie con Messi. Con su propio teléfono. No es una locura, incluso, pensar que él le pidió el cambió a su DT a los 78 minutos para que ingresara Giles Barnes, con un único objetivo: tener su teléfono encima, listo para abordar al genio y sonreír para la foto. Eso es Jamaica.

“Hay que intentar clasificarse primeros y afianzar una forma de jugar”, había declarado el día previo el Tata Martino. Lo primero, lo consiguió. Lo segundo, no.

Está claro que Argentina viene de mayor a menor: su punto culminante lo alcanzó en los primeros 45 minutos de la Copa, ante Paraguay, y luego fue fluctuando, con más lagunas que rendimiento sostenido, guapeó el triunfo ante Uruguay y lo terminó ganando en un rapto de lucidez, y contra Jamaica el balance es negativo. Intentemos desentrañar por qué.

SIN PIERNAS
La libreta de apuntes del primer tiempo marca que Argentina generó 13 situaciones de gol, además del gol de Higuaín a los 11 minutos, una acción que de algún modo nos habla de todas las limitaciones de los jamaiquinos: Messi la empezó sobre la derecha, mandó el pase largo a la izquierda y fue a buscar la devolución, Di María entretuvo a los defensores amagando y la tocó al medio para Messi, que siguió de largo; Higuaín aprovechó la confusión, la recibió de espaldas entre tres defensores, le dieron tiempo para girar, y la terminó cruzando ante un arquero estático. Lo gritó con bronca Gonzalo, como aquel que sabe que ha perdido terreno y pretende recuperarlo.

Desde allí hasta el final del primer tiempo el dominio de balón y territorio continuó perteneciendo a Argentina No sólo se jugaba en campo de Jamaica, sino que la pelota se movía entre futbolistas argentinos como si fuera una práctica, muy cerca del área adversaria. De hecho, según Opta estadísticas, que analiza los partidos con rigurosidad, Argentina estableció, esta noche, el máximo de pases correctos en un partido de esta Copa, con 655, y es el único que ha superado los 600 en la actual edición.

Pero el segundo no llegó: o porque el Pipa la tiró de globito al travesaño, o porque Di María rompió el travesaño de zurda, porque 3 o 4 veces lo trababan justo a Messi en el momento de rematar, o porque la definición de vaselina de Di María mano a mano con el arquero no tuvo la suficiente fuerza y terminó siendo rechazada en la línea. O porque el Pipa la tenía para romper el arco solito y prefirió homenajear a Messi tocándosela al medio (y Leo no la entendió). Y eso marca que no hay egoísmos y que se llevan bien, y eso es bueno, pero mejor hubiera sido definir el partido ahí mismo. O no entró porque a Messi le quedó chanchita la pelota en la medialuna, la picó, pero el arquero era muy alto y la agarró justo cuando nos parábamos pa’ gritarlo. O no entró porque Messi no estuvo fino hoy y necesita oxigenar la cabeza.

El segundo gol no llegó, decíamos, y en el segundo tiempo lo que sí llegó fue el cansancio, las piernas más pesadas, el Messi tirado ya demasiado tirado en la derecha, sobre la raya, y con poca participación. El Tata había dado sus argumentos ante esta misma merma física en las dos primeras presentaciones: el sistema de presión tan alto implica un desgaste grande. Y, además, los futbolistas de la Selección juegan en los clubes más importantes de Europa y han acumulado demasiados minutos en la temporada y piden un “stop” a gritos.

No es un dato menor que la Selección ha jugado 3 partidos en 8 días, demasiado, más con las condicionantes mencionadas. Y lo hizo, además, casi siempre con la misma base de jugadores. Allí hay una respuesta a estas bajas importantes de tensión. Ahora, tendrá un descanso largo, 6 días para preparar el cruce de cuartos. Veremos si consigue que los jugadores se llenen nuevamente de energía.

UN PAR DE OBSERVACIONES
Quedan registradas en la libreta de anotaciones un par de apuntes de esta noche en El Sausalito, un estadio muy particular ya desde el ingreso: se hace desde arriba, y apenas uno traspasa el control tiene una panorámica hermosa del estadio.
* Volvió la rabona de Marcos Rojo, aunque esta vez en ataque y no en el área propia, como ante Bosnia, en el Mundial. Fue en el primer tiempo, casi sobre el corner. “A Messi lo vas a ver, la Copa nos va a traer, Marcos Rojo es más grande que Garreeeee”, se escuchó en susurros.
* Conmovedora la entrega de Di María. Que es un crack, ya lo sabemos. Que tiene aire para de sobra hasta para correr en La Paz como si estuviera en el llano, ya lo comprobamos. Que se mande un pique de área propia a rival y termine picando la pelota y no entre, o sea, que corra para adelante, vale. Pero verlo perseguir rivales o sea, que corra para atrás y cuando los rivales aún no tienen a Romero en la mira, nos habla de un compromiso total con la causa.
* A Messi también se lo vio con la misma actitud en pelotas que no requerían su prestación urgente.
* Cada vez, con más frecuencia, se ve a Messi repetir la misma jugada: arrancar por derecha, meter el freno, el enganche y cruzar un pase de 30 o 40 metros al que pica por la izquierda. En Barcelona y en la Selección.
* A los 17 del ST, uno de los jamaiquinos tiró a las nubes un tiro libre desde buena posición: una ofensa similar a que uno de los nuestros corriera los 100 metros en un minuto y medio. En la jugada siguiente, Laing se fue por la izquierda, amagó una y otra vez, hasta Mascherano fue al piso para evitar el desborde o bloquear el centro y al final Laing se fue solito por la línea del fondo. Un par de acciones que nos hablan de las limitaciones de los jamaiquinos.
* Esperemos que en la segunda fase haya más clima de Copa. Hoy, aunque los argentinos fueron locales otra vez, como cantaron repetidamente, en muchos pasajes se podía escuchar el “café café” o el “maní maní” gritado desde la tribuna de enfrente. Muy raro. El problema no es que lo escuchemos los periodistas, sino los jugadores. Un bajón, realmente.
* El clima entre argentinos y chilenos, ese sí, lamentablemente, está calentándose día tras día. Hay un cantito repugnante, con la misma música y letra modificada del simpático “Brasil, decime qué se siente” que remite a la traición chilena en la guerra de Malvinas y termina con un “ojalá te tape el mar”, como si el tsunami devastador que sufrió Chile hace unos años pudiera ser motivo de burla. Da vergüenza ajena, aunque parece que muchos hinchas argentinos se han dado cuenta y no se prenden. Lo que sí se escuchó en esta noche de Viña, y en más de 10 o 15 ocasiones, el “Chi chi chi, le le lé” del puñado de nativos y la respuesta inmediata de “el que no salta, es un traidor” y algunas otras más agresivas. Esperemos que esto termine acá y no se potencie.

Empieza la verdadera Copa América. No es una frase hecha como la del Mundial, en el que pasan 16 de 32; acá son 8 de 12. Esperemos que la Selección recupere resto físico y el deseo tan fuerte de ganar un título supere el cansancio lógico a esta altura de la temporada. Esperemos.

LA SINTESIS

ARGENTINA (1): Romero; Zabaleta, Demichelis, Garay, Rojo; Biglia, Macherano, Pastore (59’ Roberto Pereyra); Messi, Higuain (71’ Tevez), Di María (84’ Lamela). DT: Gerardo Martino.

JAMAICA (0): Miller; Mariappa, Hector (71’ Dawkins), Morgan, Lawrence; McCleary, Watson, Austin, Laing (71’ Taylor); McAnuff; Brown (77’ Barnes). DT: Winfried Schäfer.

GOLES: 11’ Higuain (A)

ARBITRO: Julio Bascuñán (Chile).
ESTADIO: Sausalito (Viña del Mar).
Fecha 3, Grupo B. Jugado el 20 de junio.