Onside

Gastón Mazzacane, pim, pum, pam

El piloto de automovilismo en respuestas cortitas y… a fondo.

Por Redacción EG ·

16 de marzo de 2017
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En mi iPod suenan... rocanrol, blues, reggae y jazz.

Cuando me enojo... soy bastante difícil. A veces, no mido las consecuencias.

Mi ídolo en mi infancia era... mi padre. También admiré a Mick Jagger, Bob Marley, Leonardo Da Vinci, Reutemann y Fangio.

El mejor lugar que conocí por trabajo es... Kuala Lumpur, por lo exótico.

Amo... a mi familia. Me da paz que esté unida.

Detesto... que me molesten. “Si yo no le hago mal a nadie, por qué me joden”, pienso.

Me encantan... las motos. Soy fanático de Harley Davidson. 

No me pueden faltar... mis tres hijos: Uma, Romeo y Renato.

Mi comida preferida es... la pasta seca: spaghetti, penne rigate, fusilli, farfallini.

Mi bebida favorita es... el vino. El malbec está por encima de todo. También, me gusta la uva italiana: sangiovese y bonarda.

No entiendo nada sobre... física y química.

Mi defecto es... la ansiedad. Por eso, soy de dormir poco.

Le tengo miedo a... que le pase algo a mi familia. Me da terror pensar en eso.

No duermo sin antes... chequear el celular.

Mi sueño es... ganar en Turismo Carretera.

La huella del Rayo
Nació el 8 de mayo de 1975 en La Plata y tiene 41 años. A los 5, empezó a acompañar a su padre, Hugo, que corría con la Dodge en el Turismo Carretera de ruta. A los 12, se inició en el karting. Su familia lo estimuló y lo apoyó siempre, y Gastón le dio pista a su carrera deportiva al acelerar a fondo. Vivió en Europa: en Italia, Francia e Inglaterra. No solo se insertó de buen modo en la cultura europea. También, desarrolló aún más sus condiciones como piloto. Luego, se instaló en los Estados Unidos y, hace 11 años, que hace su vida en la Argentina. Es el último argentino que corrió en la Fórmula 1. Disputó 21 Grandes Premios entre 2000 y 2001, en los equipos Minardi y Prost. Además de competir en el Turismo Carretera, es el vicepresidente segundo de la Asociación de Corredores de Turismo Carretera.

Nota publicada en la edición de diciembre de 2016 de El Gráfico