Fútbol Internacional

Higuain, el muerto que goza de buena salud

El hincha argentino le extendió el certificado de defunción en la Selección luego de la final de la Copa América, pero el delantero del Napoli está en un nivel superlativo y es la principal carta para conseguir el scudetto.

Por Elías Perugino ·

16 de enero de 2016
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Cuando mandó a las nubes su tiro en la definición por penales de la Copa América, en el estadio Nacional de Santiago de Chile, la patria futbolera le extendió el certificado de defunción a Gonzalo Higuain. “Ya está, ciclo cumplido”, espetaron, al tiempo que reflotaban el recuerdo de tres momentos amargos que signaron los dos subcampeonatos que la Selección consiguió en un año: aquel mano a mano desperdiciado frente a Neuer, en la final del Mundial 2014 ante Alemania, más el citado penal y la pelota que no pudo conectar en el último minuto del alargue frente a Chile, en la Copa América 2015.

A nadie le habrán dolido más esas jugadas que al mismísimo Higuain. Imaginen: convertir un gol en la final de un Mundial y ganarla; señalar un gol en la final de la Copa América y ganarla; meter un penal decisivo y levantar el trofeo en Santiago…

Como los futbolistas de elite son millonarios, el espasmo más miserable es pensar que sólo les interesa la plata. Que lo único que los moviliza es un cero más a la derecha en el saldo de la cuenta bancaria.

Todo lo contrario. Como ya son millonarios, a los futbolistas de elite los moviliza la gloria. Ya tienen plata y el futuro asegurado. Y la gloria no la pueden comprar, se la tienen que ganar.

Además de goleador serial, Higuain ha sido un desesperado perseguidor de la gloria. Se abrió camino a fuerza de goles en River, y cuando llegó a la salvaje competencia de talentos del Real Madrid, los siguió convirtiendo. Así se erigió en uno de los delanteros más importantes del mundo. En uno de los goleadores más destacados de toda la historia del fútbol argentino, aunque haya errado lo que erró en Brasil 2014 y Chile 2015.

Dejar el Real Madrid para sumarse al Napoli significó redoblar el desafío. ¿Podría ser tan goleador y tan implacable en un fútbol donde se marca más y mejor que en España y donde no lo asistirían tantos supertalentos como en el Madrid?

Ser argentino en el Napoli después de Sívori y, fundamentalmente, de Maradona, no es para cualquiera. Hay que estar a la altura. No se puede salpicar ni un poquito el lustre que el Cabezón y Diego construyeron con actuaciones de leyenda. Por esa cornisa se animó a caminar Higuain.

Transitando su tercera temporada en el club, Pipita fue determinante para que el Napoli se consagrara campeón de la Copa de Italia 2013/14 y de la Supercopa de Italia 2014/15.

Ahora va por el objetivo superador: el Scudetto. Desde que mandó a las nubes aquel tiro en Santiago de Chile, Higuain jugó los 20 partidos de la Serie A y lleva convertidos 20 goles. Este sábado, por ejemplo, señaló dos en la victoria por 3-1 sobre Sassuolo.

Tras ganar la primera rueda, el equipo celeste lidera la clasificación y se ilusiona con emular parte de la gloria que saborearon con Maradona. Higuain, obvio, es el engranaje clave de la estructura del entrenador Maurizio Sarri, para quien Pipita “es el jugador de más jerarquía que dirigí”.

En Argentina, hace siete meses que le extendieron el certificado de defunción, pero el muerto goza de buena salud.