Fútbol Internacional

Platini, culpable hasta que se demuestre lo contrario

Con la FIFA a punto de implosionar, el hombre que desde la UEFA llegaba como candidato de la transparencia ahora está bajo sospecha y deberá dar explicaciones muy convincentes para sostener alguna chance en las próximas elecciones.

Por Martín Mazur ·

29 de septiembre de 2015
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Cuando confirmó su candidatura en las próximas elecciones de la FIFA, Michel Platini finalmente decidió cumplir con el pedido a viva voz que muchos le hacían. El francés, presidente de la UEFA, no estaba convencido de meterse en la FIFA. Desde su círculo cercano se decía que es un hombre muy metódico, y que su rutina diaria estaba directamente enfocada en el bienestar del fútbol europeo. La medalla principal que se colgaba, luego de 8 años de gestión en la UEFA, era el Fair Play financiero, con buenos resultados a nivel financiero (sorprendente caída del déficit general), pero algunos dolores de cabeza provocados por el Manchester City y el Paris Saint-Germain, principalmente. 

Para muchos, Platini era un candidato natural que se caía de maduro: simbolizaba la renovación y la nueva dirigencia, podía canalizar un flujo realmente importante de votos, y estaba en condiciones de garantizar un manejo más cristalino y moderno respecto de los modos de Joseph Blatter y sus socios. Pero el francés prefirió no meter los pies en el barro de la FIFA, quizás para no sufrir una derrota política que pusiera en riesgo su liderazgo a nivel continental. 

Así, en la última elección, pleno estallido del FIFAgate, el único hombre fuerte del fútbol europeo terminó siendo Michael van Praag, presidente del Ajax, quien finalmente optó por desistir de su candidatura y apoyar al príncipe Ali bin Al Houssein de Jordania. Desde entonces, Platini se dedicó a criticar a Joseph Blatter, y dejó abierta la puerta de un boicot para los dos Mundiales que venían, un gesto de fortaleza política que se le reclamaba. Cuando Blatter finalmente terminó renunciando sin renunciar, pero convocó a la asamblea extraordinaria y a nuevas elecciones, Platini sabía que no podía volver a ser tan tibio. Y casi empujado por su entorno, aceptó finalmente ser el candidato del cambio. 

Pero para el candidato del cambio, todo cambió en un par de días. Cuando la Justicia suiza inició la investigación penal sobre Joseph Blatter, pocos pensaban que uno de los involucrados iba a ser precisamente Platini, en un inesperado efecto rebote. Un pago sospechoso de 2 millones de francos suizos, aproximadamente 1.900.000 euros, dejó al francés contra las cuerdas y con muchas explicaciones que dar. El dinero provenía de Blatter, el acusado. Pero Platini, testigo, quedaba en una posición muy incómoda.

La primera explicación fue muy endeble: que el pago se debía a trabajos realizados para la FIFA entre 1999 y 2002. Platini fue parte del Comité Organizador del Mundial de Francia 98, y luego siguió trabajando en la Comisión Técnica de la FIFA. El problema es que el pago se hizo efectivo recién en 2011, lo que dejaría al francés parado como un acreedor muy paciente, o un culpable con muy pocos argumentos de los que agarrarse. En 2011, poco después de que se efectuara este aparente "pago desleal", según lo cataloga la Justicia suiza, Platini cambió su parecer respecto del voto para la elección del Mundial 2022 y le dio apoyo a Qatar. Luego, Platini convenció al resto de los miembros del Comité Ejecutivo de la UEFA de ratificarle la confianza a Blatter en las elecciones de la FIFA. Eran dos datos demoledores, y no hacían falta malpensados para trazar el posible punto de contacto con un pago de 2 millones de francos suizos. 

Imagen Con la investigación de la Justicia suiza a Blatter, Michel Platini quedó en una situación muy incómoda.
Con la investigación de la Justicia suiza a Blatter, Michel Platini quedó en una situación muy incómoda.
Cuatro días después, Platini volvió nuevamente a esbozar una explicación a través de un comunicado, pero no pudo ofrecer detalles sobre los nueve años de espera en hacer el cobro, y tampoco contribuyó a la explicación del origen y de la suma de dichos pagos. El operativo rescate para sostener su reputación, estaba fallando desde su mismo lanzamiento.

Su carta aclara que no hubo ningún comportamiento fuera de la ley, y que entre 1998 y 2002 trabajó para la FIFA "en una amplia variedad de actividades relacionadas al fútbol". Luego de que varios pagos se hicieran efectivos, el último pago extraordinario de 2 millones de francos suizos, se llevó a cabo en febrero de 2011. Si 9 años después, Platini cobraba una última cuota de 2 millones, ¿cuánto cobró en total por los 4 años en la FIFA? ¿Y por qué la demora? Eran más dudas y menos certezas.

Ahora, el Comité de Etica, el mismo que suspendió a Jerome Valcke -mano derecha de Blatter- por el escándalo de reventa de entradas, emprenderá su investigación contra el presidente de la FIFA y también contra el de la UEFA.

Paralelamente, según refleja el sitio del periodista especializado Keir Radnedge, la Justicia suiza tendría avales suficientes como para iniciar una investigación criminal contra Platini, quien por ahora transita en una zona gris entre ser testigo e imputado, de acuerdo a lo que permite establecer el artículo 178 del Código Penal Suizo, que refiere a las personas "que no son acusadas, pero que no pueden ser excluidas de haber sido perpetradores o participantes en un delito bajo investigación, u otra ofensa relacionada".

De un modo u otro, la credibilidad de Platini, que llegaba como el hombre de la transparencia, quedó a niveles bajo cero. Y el francés, autor intelectual del Fair Play financiero, deberá dar explicaciones muy convincentes de esos 2 millones de francos suizos que llegaron con un pésimo timing.

Para la Justicia, imperará siempre su presunción de inocencia hasta que se demuestre lo contrario. Pero para el mundo del fútbol, con décadas de administración turbia, Platini, el ex candidato de la transparencia, ahora será visto como culpable hasta que se demuestre lo contrario.