Fútbol Internacional

La Champions americana, una amenaza para la Copa Libertadores

El torneo que podría lanzarse a mediano plazo repartirá fortunas y será prioritario para los clubes, que seguramente pondrán en un segundo plano a la competencia con más tradición en el continente.

Por Elías Perugino ·

25 de septiembre de 2015
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Nada es casual en el mundo del fútbol profesional. Hace rato que el negocio se comió de un bocado al romanticismo. En ese marco debería situarse la segunda “bomba” mediática (la primera fue la imputación a Blatter) que estalló durante la semana: el proyecto de la América’s Champions League. Un nuevo torneo continental que nuclearía a equipos de todo el continente, desde Canadá hasta Argentina, y que repartiría una fortuna en premios.

Paradójicamente, o no tanto, la idea trascendió en momentos en que las dirigencias de la Conmebol y la AFA están paradas sobre arenas movedizas. El certamen es impulsado por Riccardo Silva, italiano y presidente de MP & Silva, empresa ligada a la distribución de derechos de televisión. Como siempre, el principal anzuelo para los clubes es el dinero. Cada participante recibiría un mínimo de 5 millones de dólares y el campeón embolsaría 30 millones. Según el boceto que ya habrían conocido los dirigentes de los principales clubes del continente, el fútbol argentino recibiría 10 plazas (los 5 grandes serían invitados fijos), 16 para Brasil y la MLS de Estados Unidos, 8 serían de México, 3 de Colombia, 2 para Chile y Uruguay, y una más para Paraguay, además de una ronda preliminar donde se eliminarían 2 conjuntos de Costa Rica, Bolivia, Perú, Ecuador y la Unión del Caribe, más otro de Guatemala.

Según se apuran a señalar los fogoneros de la idea, entre quienes estaría Marcelo Tinelli, el nuevo certamen se jugaría en paralelo a la Copa Libertadores y a la Copa Sudamericana. No pretendería suplantar a uno u otro, sino sumar una competencia y dotarla un nivel organizativo en concordancia con la Champions europea.

En Brasil, Uruguay y Argentina –tres países de mucho peso en las decisiones de Conmebol- la idea fue recibida con beneplácito. Los dirigentes lo ven como una nueva tabla de salvación para sus escuálidas tesorerías. Este aspecto, justamente, es el que amenaza con dinamitar al torneo más tradicional del continente, la Copa Libertadores.

Aunque los dirigentes se apuran a aclarar que si prospera la Champions americana no dejará de jugarse la Copa Libertadores, es obvio que, si los premios son los que trascendieron, los clubes van a priorizar al nuevo certamen por encima del que se disputa desde hace 55 años. Resulta sencillo imaginar a dirigentes, técnicos y jugadores destinando un mayor esfuerzo a la competencia que más dinero distribuye y no a la que más tradición tiene. El ejemplo más cercano lo tenemos en nuestro propio ombligo: por dinero, y no por otra cosa, el fútbol argentino disputa un insólito campeonato de 30 equipos.

¿La Champions americana puede ser un torneo hermoso? Claro, incluso a pesar de la grosera y deportivamente injustificable cantidad de plazas que tendría la MLS en comparación con países más futboleros como Colombia, Chile o Uruguay. ¿Sería un negocio brillante para la televisión? Obvio, y eso explica en buena medida los cupos de la MLS, México, Brasil y Argentina. ¿Daría prestigio ganarla? Por supuesto, y seguramente se tejerá alguna alianza con la UEFA para que el campeón dispute un cruce copero con el vencedor de la UEFA League o logre un pasaje para el Mundial de Clubes. Pero también se cae de maduro que la tradición futbolera del continente ingresará en zona de riesgo: si la Champions americana se hace fuerte, se debilitará la Copa Libertadores. Sería interesante que, a la hora de evaluar la propuesta, los involucrados consideren este punto. No para derrocar una idea, sino para que se la promueva sin barrer con las raíces y la historia. Si hay consenso, que florezca la Champions. Pero que no aniquile a la Copa Libertadores, la madre de las competencias continentales. El trofeo que creció gracias al talento de los grandes cracks de nuestras tierras y que, además, le rinde un homenaje perpetuo a los próceres que libertaron a nuestros pueblos.