Primera División

Sus Majestades Santas: San Lorenzo dio un recital contra Boca y se quedó con una Supercopa que deja huella

Fue 4-0 en Córdoba, en un partido que se abrió con un golazo de Belluschi en el final del primer tiempo, y siguió con dos de Barrientos y otro de Blandi en el segundo. Manejado por Ortigoza, el equipo de Guede hizo un partido perfecto. Boca fue un mar de dudas.

Por Martín Mazur ·

10 de febrero de 2016
San Lorenzo transformó la primera final del año en un festival de golazos y buen juego, con una superioridad manifiesta que dejó a Boca de rodillas y a su técnico, el Vasco Arruabarrena, en una situación delicada. Fernando Belluschi abrió el marcador con un golazo de media vuelta sobre el final del primer tiempo. En el segundo, Barrientos, que había ingresado, marcó otros dos (el segundo, un golazo impresionante de tiro libre) y, cuando Boca ya estaba nocaut, un ex delantero del club, Nicolás Blandi, marcó el 4-0 definitivo. Con la goleada y la Copa, San Lorenzo también entró a la Copa Sudamericana de este año. 

El esquema implementado por el técnico de Boca jamás tuvo posibilidades frente al planteo que hizo Guede. De hecho, las dos únicas jugadas de Boca en el primer tiempo fueron por dos pelotazos largos del Cata Díaz, convertido en lanzador de un equipo que hacía agua en el mediocampo y no tenía un hombre de referencia para conducir. 

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San Lorenzo, en cambio, tuvo sobreabundancia de conducción: Ortigoza lo hizo a su ritmo durante los 90 minutos; Belluschi fue punzante e incisivo; los dos se convirtieron en figuras, bien conmplementadas por las proyecciones de Buffarini y las corridas de Cerutti, de buen partido. Luego ingresaron Barrientos y Romagnoli y siguieron sobrando ideas. Todo lo contrario de lo que mostró Boca, que empezó superado, logró controlar un poco mejor el trámite hasta recibir el gol de Belluschi, y se desarmó de todo en el segundo tiempo, cuando ingresaron Gago y Osvaldo por Pérez y Peruzzi. Más tarde, Lodeiro reemplazó a Chávez, pero Boca, más allá de mejorar levemente en el manejo, jamás pudo hacer pie. 

Las dos más claras del primer tiempo habían sido circunstanciales: centro de Belluschi de tiro libre, falla en la marca de Boca y Angeleri que desperdició una situación inmejorable para coronar un debut soñado. Minutos después, el bochazo del Cata dejó a Tevez, quien picó por detrás de Caruzzo, sin oposición frente a Torrico, pero su latigazo no fue todo lo cruzado que se necesitaba y salió junto al palo. Más tarde, Orion tapó muy bien ante Cauteruccio, en una jugada en que la defensa de Boca había quedado desarmada por la habilitación del Cata Díaz. Hasta que llegó el esfuerzo de Buffarini, el centro forzado para Belluschi, que esperaba en la medialuna, controló con la derecha y aprovechó el pique alto para darle un zurdazo de aire que se clavó en el ángulo de Orion. Fue el final del nuevo esquema para Boca, que salió al segundo tiempo con dos cambios y la esperanzadora inclusión de Gago para intentar dominar un poco la pelota, que había sido dueña del medio de San Lorenzo. 

La única opción de empate estuvo en los pies de Meli, tras un buen toque bombeado de Osvaldo, pero el ex volante de Colón mostró su imprecisión en el control, adelantó la pelota y terminó rematando con Torrico ya encima. Luego, mientras en La Plata tocaban los Stones, el recital fue de las Majestades del Ciclón: Ortigoza comandando, Barrientos rejuvenecido, Belluschi avasallante y Romagnoli (que se convirtió en el jugador con más títulos en la historia del club, con 6) para darle una capa extra de barniz a la paternidad. 

Ahora, mientras a San Lorenzo sólo le queda por resolver la situación de Pichi Mercier, en conflicto con su técnico, Boca debe someterse a un reset forzoso. El presidente Daniel Angelici ya salió a bancar a Arruabarrena antes de que se jugara el partido (lo mismo que hizo Lammens con Guede, que también aparecía titilando en la tabla de Riesgo DT). Pero antes de discutir esquemas tácticos, el equipo del Vasco Arruabarrena debe repensar la actitud. El 2016 es como si no hubiera empezado para el bicampeón argentino: ya son cinco partidos sin hacer goles. Y una crisis de resultados que arrastra. "El problema cuando empezás a perder es que no sabés cuándo terminás", había explicado el DT el año pasado, luego de superar la mini racha de derrotas. Esta vez el panorama aparece más complicado.