Primera División

La pugna de dos resabios del grondonismo

Aunque se esfuerzan por diferenciarse y colgarse el cartelito del cambio, los dos frentes que aspiran a la presidencia de la AFA mantienen raíces vinculadas al fallecido caudillo de la casa.

Por Elías Perugino ·

05 de diciembre de 2015
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“Solo puede pasar en la Argentina”, tituló Ovación, el suplemento deportivo del diario uruguayo El País. Esa definición encarna la exacta dimensión del papelón internacional detonado por el insólito acto eleccionario de la AFA. Un sainete interminable, de cuya responsabilidad quieren despegarse ambos bandos; intento infructuoso porque las fuerzas en pugna están más pegadas que esas boletas siamesas que pulverizaron a la matemática: 75 votantes, 76 votos.

El segurismo tiene innegables raíces grondonistas, ni hace falta remarcarlas. Pero el tinellismo también. Empezando por Tinelli, grondonista desde cuando era chico y se quedaba a dormir en la casa del viejo Julio; grondonista desde que el viejo Julio le abrió las puertas de la dirigencia futbolera y le auguró un futuro presidenciable; grondonista desde que apeló a todos los artilugios posibles para que se le permitiera ser candidato en una elección para la que estatutariamente no estaba habilitado; grondonista como Julito, el hijo del viejo Julio, representante de Arsenal que no está alineado en el bloque de los únicos que supuestamente son banderas del grondonismo, sino en el espacio de Tinelli, que supuestamente representa el cambio, lo nuevo, cualquier cosa menos grondonismo.

Después del papelón, estuvieron a punto de pisar el palito de la unidad, hecho que los expondría como lo que son: resabios del grondonismo. En mayor o menor medida, pero resabios del grondonismo. Y ahora, en la antesala de la segunda vuelta, bien al estilo grondonista, ambas facciones deliberan internamente para detectar quiénes fueron los traidores. Quiénes fallaron a su palabra, porque ambos candidatos llegaron al predio de Ezeiza convencidos de que tenían 42 votos confirmados. A uno lo traicionaron cuatro. Al otro lo traicionaron cinco. Y en el escueto padrón del que emergieron los traidores no hay demasiados candidatos. Los principales apuntados son los representantes de San Martín de San Juan, Belgrano, Lanús, El Porvenir y el huidizo presidente de Crucero del Norte.

Después del shock inicial, del espasmo inmediato provocado por el empate de fantasía, ambos candidatos se aferraron al más puro instinto grondonista: quieren el poder y no van compartirlo; quieren el poder y no contemplan ni en sueños la posibilidad de reiniciar el proceso y aceptar un tercer candidato; quieren el poder y se proclaman como timoneles de una futura gestión plural, pero en el fuero íntimo los gobierna una esencia personalista. Prácticamente grondonista.

Paciencia, señores. Gane quien gane en la segunda vuelta, no habrá un cambio radical. Con suerte, veremos un tibio maquillaje. Roma no se hizo en un día. La nueva AFA, tampoco. Pero ya tiene sus ruinas…