Primera División

El iPhone y el iAFAno: dos inventos que barrieron con toda competencia

La encarnizada lucha para que Tinelli no llegue a la presidencia de la AFA demuestra que la vieja dirigencia está desesperada por sostener un producto tecnológico invendible, pero que brinda réditos millonarios a un puñado de favorecidos.

Por Martín Mazur ·

21 de septiembre de 2015
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La fecha elegida fue el 9.9. Allí, en San Francisco, con auditorio lleno y transmisión en streaming para todo el mundo, se presentaron los nuevos chiches de Apple. El evento no habrá tenido el impacto de cuando estaba Steve Jobs, pero los que subieron al escenario, con el mismo look desaliñado, jeans años 80 y camisa (algunas afuera del pantalón, otras adentro), eran los máximos jugadores en la marca más poderosa de tecnología del mundo. 

En su mayoría, las novedades fueron un update de productos existentes, sin ninguno que haya roto el mercado. Un iPad más grande, con un lápiz óptico (¿qué diría Jobs?), un AppleTv con el que se puede interactuar por voz, y un iPhone -dos, a decir verdad- con nueva tecnología para captar la fuerza de presión del dedo, entre otros avances no demasiado significativos. 

Paralelamente, sin streaming, en la oscuridad y ante un auditorio vacío, en Viamonte 1366 se presentaron los nuevos productos de lo que será otra temporada de gran interés mediático de la AFA. Revivir el AFA Plus, cuya sensible base de datos se guarda con nula seguridad, pero sin rendir cuentas de los cientos de millones que implicó su fallida y marketinera puesta en marcha. Además se siguen discutiendo medidas de efecto y sin riesgo: tener menos descensos, sostener el torneo insostenible, generar mejores contratos de ingresos por marketing y televisión pero sin tener que dar cuentas de a dónde y para qué se usa el dinero que ingresa... y no mucho más. Sin embargo, últimamente, el único objetivo en un sector de la AFA es dejar a Marcelo Tinelli sin señal.

Desde que se confirmó el interés del vicepresidente de San Lorenzo por presentarse a las elecciones, la Asociación del Fútbol Argentino está que arde. Se tejen alianzas, se borran posibles traidores de un plumazo y se preparan vericuetos para impedir que Tinelli llegue a la presidencia, con cuantos clubes regionales y ligas del interior sean necesarios para dar el (no) golpe.

Si hubiera que trazar un punto de comparación entre Apple y la AFA, dicho punto convergería en el año 1997, cuando la crisis era tan grande, que los que se habían quedado con la compañía y echado a Jobs en 1985, tuvieron que ir a buscarlo y darle todo el poder a ver si era capaz de rescatarla. El resultado lo conocemos todos. Apple se convirtió en la marca más valorada del siglo XXI.

¿Puede Tinelli convertirse en el salvador de la AFA? ¿Puede el hombre que ya revolucionó a la TV y a San Lorenzo, repetir la fórmula para todo el fútbol argentino? Aunque parezca difícil de creer, el diagnóstico marca que la AFA no necesita ninguna revolución; que tiene todos los elementos necesarios como para poder funcionar holgadamente bien, y lo único que hace falta es un buen y justo administrador, previsibilidad, comunicación, cuentas claras, orden e independencia de los tribunales de disciplina y arbitrales, para que todo pueda converger en un proyecto deportivo serio. O sea, todos los términos que la vieja dirigencia desearía no escuchar jamás, y que sí simboliza la hipotética llegada de Tinelli y la nueva dirigencia. 

Hoy, mientras Apple se vanagloria con su iPhone, el buque insignia de la AFA es un teléfono descompuesto. Un campeonato de 30 equipos a pedido de Julio Grondona (que justamente lleva su nombre), quien a su vez habría actuado a pedido del Gobierno, único sponsor y proveedor del oxígeno financiero necesario para sobrevivir, en lo que devino una dependencia peligrosa. El resultado es el único teléfono del mundo que no tiene números del 1 al 0, sino del 1 al 29. Con un sistema operativo que cambia permanentemente y sin previo aviso. Con un sistema de navegación sin GPS, pero que opera a base de señales de humo que parten de Balcarce 50. Tecnología obsoleta, usabilidad cero, formas de comunicación arcaicas. Un teléfono que no hace updates sino downgrades. Esa es la AFA que tenemos. Con gente de otra época (sin importar la edad, sino los métodos), que se escuda en reglamentos vetustos y se aferra a votos para poder continuar sin que nada cambie. Es el sistema Grondona sin Grondona.

Mientras en el bunker de Cupertino Apple  trabajaba en la creación del iPhone, en la calle Viamonte se ideó el iAFAno, el producto estrella que luego compraron la CONMEBOL, la CONCACAF y la FIFA. Los dirigentes del grondonismo se desisten a enterrar el iAFAno, aunque tratan desesperadamente de que no haya quedado ningún registro escrito de la fórmula, justo ahora que en los tribunales federales de Estados Unidos se investiga su éxito.

En pocos años, iPhone y iAFAno arrasaron con todos sus competidores. 

¿La AFA como Apple?

Manzana.