Primera División

¿Qué viene primero, el huevo, la gallina o Santiago Silva?

La pelea entre Guillermo Barros Schelotto y el delantero uruguayo pudo haber sido una calentura del momento, pero también un plan orquestado a distancia.

Por Martín Mazur ·

10 de marzo de 2015
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Santiago Silva había jugado los tres primeros partidos del campeonato para Lanús. Había hecho un gol, el de la victoria 1-0 contra Quilmes de visitante. Durante la apertura del libro de pases a principios de año, el uruguayo de 34 años había estado en los planes de Racing e Independiente, pero su transferencia a Avellaneda, en ambos casos, colapsó por las exigencias de Lanús.

La semana pasada, comenzó una escalada que tuvo muchas novedades en el transcurso de unos pocos días.

-Llega el cuarto partido y Santiago Silva, un gol y dos amarillas en el torneo, sale del equipo. Su lugar en el ataque lo ocupa Junior Benítez, que acompaña a Melano y a Lautaro Acosta. Olor a crisis entre dos personas de carácter: el goleador y el entrenador. 

-Guillermo Barros Schelotto aclara que la decisión de que Silva no haya sido titular es pura y exclusivamente una opción técnica decidida por él. Repite tres veces el mismo concepto y casi la misma frase. Se lo nota ofuscado, no contento con algo que prefiere no decir. Y se niega a explicar por qué Silva no fue al banco de suplentes y quién tomó esa decisión, si el cuerpo técnico o el propio Silva.

-Santiago Silva no se presenta a entrenar al entrenamiento de Lanús. Su representante anuncia que la rescisión de contrato está próxima a concretarse. 

-Julio Falcioni declara que le gustaría mucho contar con Silva en su Quilmes, gracias al cupo que tiene a disposición por la lesión de Franco Cáseres. Y subraya que primero depende de que termine su relación contractual con su actual equipo, Lanús, por respeto a Guillermo.

-El presidente de Racing, Víctor Blanco, se apresura en declarar algo parecido: "Primero que termine su relación contractual con Lanús, y después vemos". Racing sufre por la lesión de Diego Milito y podría incorporar a alguien para la segunda fase (octavos de final) de la Copa Libertadores. 

-Lanús, mientras tanto, atina a suspenderlo por un mes sin goce de sueldo, intentando dilucidar qué hacer con alguien cuyo contrato vence en junio. El Marciano Ortiz declara que Silva "tomó una decisión y lamentamos que no esté con nosotros". El volante admite saber lo que pasó, pero que eso "queda en el vestuario".

Falcioni es conocido (como tantos otros técnicos en Argentina) por comunicarse con los jugadores que quiere para sus equipos, llamadas motivadoras para meter presión que en Europa tendrían el rango de “interferencia” y contemplan penas por los tribunales de disciplina para todos los involucrados. Cabe recordar, por ejemplo, el famoso caso de Ashley Cole (Arsenal) y Mourinho (DT del Chelsea), por el que el lateral recibió 100 mil libras de suspensión una vez que se comprobó el contacto ilegal. ¿Se acuerdan de la casi huelga de Erviti en Banfield antes de que se sellara su salida rumbo al Boca de... Falcioni?

El técnico de Quilmes, obviamente, asegura no haber intervenido en la situación de Silva, a quien conoce muy bien, porque lo dirigió en Banfield y Boca. De acuerdo a los registros, también habían coincidido en Gimnasia, pero apenas por tres días: Falcioni llegó el 21 de agosto de 2007 y Silva partió a Vélez el 24. Luego, el delantero –de una carrera que había tenido muchas turbulencias– explotó en el Banfield que ganó su primer título de Primera y volvió a Vélez para formar una sociedad inolvidable con Moralez y el Burrito Martínez, convertido en un animal del gol hasta que pasó a la Fiorentina y su luz se apagó. De la mano de Falcioni, Silva llegó a Boca con la expectativa de ser el reemplazante de Martín Palermo, aunque terminó siéndolo sólo por convertirse en uno de los antagonistas de Riquelme en el vestuario y poco más.

La rescisión de contrato de Silva sería el modo más rápido de Lanús para apagar este incendio impensado (el mismo camino que se utilizó con Teo Gutiérrez) y dejaría demostrado el error dirigencial de no venderlo cuando estaba a tiempo, sabiendo que su contrato estaba próximo a vencerse y aún no lo había renovado. Pero una salida intempestiva también dejará serias dudas respecto del profesionalismo del delantero uruguayo.

Si terminara firmando con Quilmes, dejará en claro que la pelea con Barros Schelotto tuvo un autor intelectual a distancia y no una calentura del momento. Sería, entonces, una muestra más de que Falcioni sabe sacarle provecho a Silva. Adentro y afuera de la cancha. 

Si, en cambio, terminara pasando a Racing para jugar exclusivamente la Copa, también quedará evidenciado que el temperamental delantero en realidad es capaz de ser muy calculador. Y que cree en eso de que la venganza es un plato que se sirve frío.