Primera División

El crudo relato de Claudio Benetti, agradecido con Juan Román Riquelme

"Ahora me baño con agua caliente dos veces por día", contó el ex Boca, autor del gol clave ante San Martín de Tucumán para ganar el Apertura 1992, que recibió un gesto inmenso por parte del vicepresidente del club.

Por Redacción EG ·

21 de septiembre de 2022

BOCA siempre encuadra un mundo aparte. Las historias alrededor del planeta xeneize suelen ser ilimitadas. Esta semana hubo un conmovedor relato de uno de los futbolistas clave en el título que ganó Boca en el Apertura 1992, la conquista que cortó once años de sequía en el club.

Claudio Benetti, autor del gol en aquel recordado 1-1 ante San Martín de Tucumán, estuvo en ESPN y contó que la pasó mal en los últimos años porque no tenía trabajo, pero que una importante del club le dio una mano: Juan Román Riquelme.

"Yo estaba desocupado. Román escuchó mi mensaje y me sorprendió porque yo soy de otra generación. Me llamó el Chelo Delgado. Estaba desocupado y cuando estás desocupado te pasa cualquier cosa por la cabeza. Con 51 años no puedo ir a ningún lado, ya soy viejo. Me hice maquinista de tren, vendia hielo, no me sentí menos que nadie. Sólo quería que mis hijos estuvieran bien. Ahora me baño con agua caliente dos veces por día", expresó quien, tras la charla con Riquelme, el vicepresidente de Boca, ahora trabaja en las inferiores del club.

Y amplió el relato: "Hace tres años no les podía comprar nada a mis hijos. Nada, eh. Y le debía plata a todo el mundo. Soy un tipo feliz porque tengo trabajo; cuando no trabajás no encajás en la sociedad. Riquelme me dio una mano inmensa".

Benetti surgió en Boca después de llegar al Xeneize a los 14 años, desde un club barrial. Logró debutar en Primera en 1992, el año en el que quedaría en la historia gracias a su gol a San Martín de Tucumán que cortó con una sequía de 11 años sin títulos para el club.

“Vengo de un lugar por el que siempre valoré lo que es la ayuda. Llegué a Boca porque hubo gente que me ayudó y cuando yo pude darle una mano a esa gente se la di. Porque no me puedo olvidar de la gente que me ayudó para llegar ahí arriba. Mis entrenadores, mis contactos, mis amigos. Por gente que está sin trabajo voy y chapeo con mi nombre que, a pesar de que pasé de moda, todavía algunos se acuerdan. Me sirve como una llave para hacerlos trabajar”, manifestó.

Y sentenció: "Ahora me siento un privilegiado. No tengo vergüenza en decirlo. Cuando uno está allá abajo comienza a dar manotazos de ahogado. Va en búsqueda de puertas que uno piensa que están abiertas y resulta que están cerradas. Tenés que agachar la cabeza”.