Primera División

DESORDEN Y RETROCESO

La derrota con Arsenal desnudó la crisis constante que vive Independiente. Intrigas palaciegas, peleas dirigenciales, deudas y traiciones.

Por Pablo Bomarito ·

04 de enero de 2021

Pusineri mira desde la tribuna, como Arsenal de Sarandí pone en jaque su sueño de renovación. Por más que se lo hayan prometido, en Independiente las promesas tienen un valor efímero, carecen de peso, no tienen sustento.
Jorge Burruchaga, el manager que llegó después que el entrenador y no quería su renovación, está a la espera de su salida. Tomó la responsabilidad sin tener un plan de acción, dicho por él en su primera conferencia, sirvió más de escudo ante la crítica contra los dirigentes, que como alguien que intentara planificar algo.

 

Imagen Burruchaga, el manager también dejaría su cargo.
Burruchaga, el manager también dejaría su cargo.
 
La comisión directiva está desgarrada, partida, cada uno tiró para un lado y desmembró cualquier atisbo de proceso, ya ni siquiera de éxito. 
Ariel Holan, quien iba a quedarse hasta el fin de la era Moyano, salió por la puerta de atrás empujado por un plantel que no soportaba sus maneras. Beccacece bien visto por todos, no dió la talla: fracasó en lo deportivo, planeó un mal mercado de pases y sin quererlo o por falta de pericia, terminó de hacer añicos un plantel astillado.

 

Imagen Moyano y Beccacece, otra apuesta fallida de Independiente.
Moyano y Beccacece, otra apuesta fallida de Independiente.
 
Las deudas, los juicios, jugadores libres, pedidos de transferencias a otros clubes, el club imposible estaba en marcha. En ese contexto, Mauricio Pellegrino eligió pasar el turno y las chances de Lucas Pusineri crecieron y mucho. Volviendo de sus vacaciones en Estados Unidos, se fue enterando de que era el hombre ¿elegido? para dirigir a Independiente.
Sufrió desplantes de los jugadores, ausencias injustificadas y maltratos varios, que supo callar y aguantar por la oportunidad del lugar que le tocaba ocupar. A favor, promovió juveniles, calló las dificultades, se puso en la espalda un club enorme al borde del colapso; pero como dijo Bora Milutinovic: "el fútbol es hermoso, lástima que hay que jugar los domingos". 
Imagen Pusineri en cancha de Racing: derrota histórica en el clásico.
Pusineri en cancha de Racing: derrota histórica en el clásico.
 
Y eso le pasó a Pusineri. Más allá de la pandemia, desde lo futbolístico jamás hizo pié, nunca encontró una identidad, un patrón de juego una manera, todo fueron "jugadas" y la figura de Sosa o Alvarez que salvaron la ropa más de una vez.
Pusineri se fue sin hablar, quizás la última escena del naufragio sea esa: un entrenador que mira desde la tribuna, como el equipo que dirige (o dirigía) naufragaba ante la impotencia de su saber. Independiente, desorden y retroceso.