Primera División

Lavallén y el equipo de las segundas posibilidades

El entrenador está en su luna de miel y ya experimentó noches inolvidables del fútbol tucumano. Lejos de los flashes, Atlético reinventó a sus jugadores y tiene hambre de gloria.

Por Redacción EG ·

23 de febrero de 2017
"Voy a estar agradecido de por vida con vos y tu cuerpo técnico porque volví a disfrutar del buen fútbol adentro de una cancha, volví a ser feliz en el verde césped", le escribió Maxi Lugo a Pablo Lavallén cuando renunció a San Martín de San Juan. A las pocas horas, el exjugador de River asumió en Atlético Tucumán para reemplazar al Vasco Azconzábal. 

Todo en menos de cien días



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Lavallén todavía no cumplió cien días al mando del Decano y su luna de miel está siendo más movida que la de cualquier par de tortolitos. Debutó como entrenador vs. Godoy Cruz en un traspaso de mando forzado. De aquel equipo en comparación al que le ganó en una noche heroica de jueves por la noche repitió a diez de los once jugadores. Solo cambió a Menéndez por Leandro González.

Campeón con River tres veces como jugador, jugó gran parte de su carrera en el fútbol mexicano. Allí pulió detalles que hoy le marcan un estilo. La salida por abajo, la búsqueda de abrir la cancha, lasa transiciones rápidas y el pragmatismo para cambiar según el partido son las características de su equipo. Al costado de la cancha, el entrenador vive el partido como si todavía no hubiera dejado el fútbol, aunque cuando el referí marca el final y bajan las pulsaciones, Lavallén vuelve a su versión más adusta.

Otra oportunidad



Atlético Tucumán no es un equipazo, aunque demostró carácter en el complejo 2017 que le tocó vivir. En pocos meses ya entró en la historia grande del fútbol de la provincia. No fue magia ni tampoco casualidad. En el interior, lejos de los escándalos y donde la localía todavía es un factor positivo, el Decano se convirtió en el facilitador de segundas posibilidades. Menéndez, seco en Independiente, encontró su lugar; Leandro González, resistido en Racing, mostró destellos; Luccheti, a quien le ponían fecha de vencimiento se transformó en figura y la lista podría seguir con Di Plácido, Evangelista, Canuto, Nery Leyes y hasta el Pulguita Rodríguez.

En noches donde el fútbol argentino parece que no vuelve más, Atlético puso los colores celeste y blanco en lo más alto. Porque todavía quedan equipos con sueños, perfil bajo y hambre de gloria. Ya cumplió el objetivo dirán muchos, cuánto por ganar le queda pensarán los demás.