Opinión

Un equipo de dos caras que obliga a replantear conceptos

Reflexiones de domingo luego de un empate que dejó sabor a derrota y un cúmulo de situaciones para repensar.

Por Elías Perugino ·

14 de junio de 2015
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LA SERENA, Chile (Enviado especial).- “Jugamos con fuego y nos quemamos”, reflexionó Mascherano, todavía ardido por la bronca de un triunfo que se escapó envuelto en una catarata de errores propios. “El día antes del partido duermo como un león, pero después me cuesta”, bromeó el Tata Martino en la conferencia previa al choque con Paraguay, así que imaginamos un largo insomnio en la madrugada del sábado…
“Es fácil hablar con el diario del lunes”, suelen repetir los protagonistas para aguijonear a los periodistas, “los únicos que siempre terminan invictos”, como decía Passarella. Pero lo nuestro es la crítica, el análisis, la observación. Y en ese ejercicio la balanza de los errores pesó más que el platillo de las virtudes. Porque un equipo plagado de futbolistas de primer nivel no debería pecar de una lectura equivocada del partido, se llame como se llame el entrenador que se siente en el banco.

¿Cuáles fueron los errores puntuales de Argentina en el nefasto segundo tiempo? Varios.
* Perdió el control de la pelota.
* Se nubló con el descuento de Haedo y, lejos de dominar el desarrollo con pausa y tenencia, se empecinó en un palo por palo vertical en el que los delanteros jamás retrocedieron a tiempo para ocupar espacios que sirvieran de dique para la contención posterior de los volantes.
* Cuando el partido exigía el ingreso de otro volante para recomponer la zona, reconquistar la tenencia, equilibrar las líneas y acortar un equipo que se había estirado como un chicle, Martino sorprendió con el ingreso de dos nueves, uno de los cuales (Tevez) realizó funciones que no le son naturales, aspecto que no deberían estar en sintonía con un entrenador que gusta de los especialistas.
* Los futbolistas no tuvieron la lucidez para entender lo que luego declararon afuera: que convenía un partido más pausado y horizontal que vertiginoso y vertical.
* Además de que no era lo que el partido pedía, los ingresos simultáneos de Tevez e Higuain dejaron la sensación fea, que ojalá sea equivocada de nuestra parte: que el entrenador se sintió obligado a ponerlos en función al peso específico de sus figuras. Si pensó en darles rodaje para evitar algún mal humor, desatendiendo las necesidades del partido que aún estaba por resolverse, se trataría de un error ciertamente peligroso.

¿Argentina hizo cosas bien? Claro, no todo fue negativo. Veamos…
* Nunca perdió la capacidad de generar llegadas profundas, ni siquiera en los momentos de mayor confusión.
* Otamendi se mostró muy solvente como segundo marcador central, fortificando una apreciación del técnico: que puede ser la dupla del futuro junto a Garay.
* Messi está impecable física y futbolísticamente. Vuela y hasta se lo nota más potente.
* Romero dejó una imagen de serenidad y seguridad. Salió más y mejor en los centros, jugó bien y sin temores con los pies.
* El Banega del primer tiempo –fino, preciso, punzante en el manejo del balón- es muy útil para el equipo. Pero cuando se le acaba la batería y comienza a costarle el retroceso, lo preferible es un recambio que oxigene la zona.
* El Pastore del segundo tiempo, más participativo y asociado a Leo, es el Pastore que necesita la Selección. El impreciso y errático del primer tiempo no sirve a la causa.
Dentro de 72 horas, se nos viene el clásico rioplatense. Si es verdad que se aprende más de los errores que de los aciertos, cabe esperar un reacción importante. Que así sea.

Foto: Alejandro Del Bosco