La Selección

Biglia, de "codearse con los grandes" a sonar para el Real Madrid

De esa manera se refirió a sus compañeros de la Selección en la entrevista de El Gráfico de Mayo. En menos de un año, se convirtió en una pieza fundamental para Argentina. La Lazio lo tasó en 25 millones de euros.

Por Redacción EG ·

17 de junio de 2015
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Lucas Biglia volvió a ser una pieza importante en el triunfo vs. Uruguay. El sábado, cuando Argentina se vio superado en el mediocampo por los avances paraguayos, su nombre resonó como un grito de auxilio. En mayo fue la tapa de El Gráfico y el volante de la Lazio charló con Diego Borinsky. Algunos fragmentos de aquella nota "se revalorizaron" y ayudan a conocer a uno de los volantes más importantes y menos conocidos del equipo de Martino.

Hace poco más de un año, era impensada su importancia en la Selección. Ni siquiera él, quien ya vivía un sueño especial cuando se enteró que estaba entre los convocados para disputar el Mundial. “Me quedé 10 minutos llorando, no te puedo explicar lo que sentía, se me vinieron todos los recuerdos a la cabeza. Alejandro me confirmó que estaría en la lista de 23 y no lo podía creer. Era muy especial para mí ese Mundial, un premio a todas las cosas malas que me habían tocado vivir, a lo que me había costado llegar a ese lugar. Intenté tranquilizarme, porque además llovía y no podía salir manejando así. Cuando lo hice, llamé a mi mujer y le conté. Fue muy emocionante, porque me había puesto como objetivo llegar a Brasil, y aunque muchos me decían que era un objetivo muy alto, lo acababa de conseguir”.

Cumplido el sueño de disfrutar un Mundial, Biglia no bajó en insistencia y como si fuera un rival que tiene la pelota, persiguió la posibilidad de jugar unos minutos. Sabella notó su ambición, su buen momento y prestó atención al esfuerzo del rubio de perfil bajo. En Brasil, jugó los siete partidos, más que en todas las Eliminatorias. “Siento que entré como debía entrar: callado, aportando desde el trabajo. Mis compañeros me hicieron sentir muy bien y de a poquito me fui soltando, relajando, pude disfrutar y gracias a ellos pude brindarme de la mejor manera. Parece una frase común, pero es la verdad”.

Rueda de auxilio en el mediocampo, jugó todo el partido vs. Alemania. Nunca más volvió a ver la final aunque la recuerda seguido con Miroslav Klose, su amigo y compañero en la Lazio. El vestuario de aquella derrota, aún le sigue causando impresión: “Llorábamos todos, ninguno tenía fuerza para levantarse y consolar al resto. El único que habló en el vestuario fue Don Julio. Nos agradeció a todos por el Mundial que le habíamos hecho vivir, que lo había disfrutado y que merecimos ser los campeones. Y al final nos dijo: “Ahora me puedo morir tranquilo”. Uffff… No lo olvido más, te lo cuento y me da escalofrío”.

Imagen Martino dijo que fue uno de los jugadores que más lo sorprendió viéndolo jugar de cerca.
Martino dijo que fue uno de los jugadores que más lo sorprendió viéndolo jugar de cerca.
En 2003 jugó el Mundial Sub-17 y estuvo a punto de participar también en el de Sub-20 aunque fuera tres años menor. De aquella época recuerda las conversaciones que surgían por un desconocido Lionel Messi, quien dos años después, terminó siendo su compañero en el Mundial de Holanda 2005. “Sabíamos de él porque en el equipo estaba Lautaro Formica, que lo conocía muy bien de Newell’s. Lautaro era un año más grande que Leo, pero en Rosario ya se hablaba mucho de él: que era un crack que la rompía y que se había tenido que ir de Newell’s por el tratamiento que no le pagaban. Me acuerdo que Tojo y Tocalli le preguntaban a Formica porque les habían hablado muy bien de él. Estaban buscando videos. Al año siguiente, lo conocimos porque empezó a entrenarse en el Sub 20”.

Llegar a la Selección Mayor no le fue una tarea sencilla. El Checho Batista, que lo había tenido en Argentinos, lo buscó en la liga belga. “Después el Checho se fue, pero al menos ya me había codeado con los grandes hasta que un día me vino a ver Gugnali a Bélgica, y se dio que en un partido ante Colombia, en cancha de River, ya en la segunda ronda de las Eliminatorias, Javier (Mascherano) estaba suspendido y Fernando (Gago) lesionado, y me dieron la oportunidad como titular. Mis compañeros me hicieron sentir supercómodo y pude aprovecharlo. Y a partir de ahí me siguieron convocando”.

En el Anderlecht jugó entre 2006 y 2013 y se transformó en un ídolo. El único problema que tuvo es que al momento de lograr una transferencia, nunca lo querían largar. Había tenido ofertas del Milan y del Atlético Madrid, hasta que llegó un día en el que dijo basta. “En 2011 me buscó el West Ham y otra vez no me dejaron ir porque jugábamos Champions. Y al terminar esa Champions no apareció nada, hasta que en 2013 surgió el interés de Lazio y de nuevo me cerraron la puerta, argumentaban que tenía contrato. No llegábamos a un acuerdo, entonces me fui a un hotel de Roma y me quedé ahí, con la revisación médica ya hecha, hasta que lo resolvieran. Fue un tira y afloje feo hasta que firmé con Lazio”.

A los 29 años y durante plena Copa América desde Europa llegan las noticias de que el Real Madrid lo quiere comprar por 25 millones de euros. Hace un año, la posibilidad había surgido pero finalmente no se había concretado. Sobre aquel interés, le dijo a El Gráfico en Mayo: “Me enteré el día en que cerraba el marcado, cuando Xabi Alonso pasó al Bayern. Me lo contó mi representante, así que no tuve tiempo para caerme. El técnico de Lazio me dio la responsabilidad linda de ser importante para el equipo y lo mejor que puedo hacer es jugar bien acá, estar en la Copa América y después se verá”.

La nota completa con Biglia, "Ser feliz era esto", acá.