Agüero pica en punta en la lucha por ser el nueve titular en el debut

LA SERENA, Chile. (Enviado especial).- Tres cracks para una sola camiseta. Es la ecuación que afronta el Tata Martino para decidir quién será el nueve titular de la Selección en el arranque de la Copa América. ¿Será el Kun Agüero, goleador de la Premier League y precedido de un hat-trick en el amistoso frente a Bolivia? ¿Será Carlitos Tevez, figura basal de la Juventus que cerró la temporada con dos títulos locales y como finalista de la Champions League? ¿Será Pipita Higuain, de aceptable temporada europea con el Napoli y dueño de la camiseta nueve en los últimos dos mundiales? Hagan sus apuestas, señores.

En el credo de Martino hay lugar para un solo centrodelantero. Ha repetido hasta el hartazgo que su esquema preferido contempla un cabeza de área bien definido. Y que suele enrolar solamente a dos especialistas del gol cuando confecciona un plantel. Pero esta vez creyó conveniente deponer ese ideal e incluir a tres. ““No puedo tomar determinaciones por el pasado, las tengo que vivir yo. Y lo que yo vivo es que los tres  están bien. Entonces me salgo un poco de mi esquema de dos por puesto para que estén los mejores. Hay que ir interpretado de qué manera los jugadores dejan las cuestiones personales para ponerse al servicio del equipo, de la Selección. En ese sentido, las respuestas de los que no empiezan van a demostrar mucho. Los que quedan afuera son los que empiezan a decirte si esto funciona como grupo y si los intereses colectivos están mucho más allá de los personales. Si podemos congeniar como equipo y grupo, tenemos una batalla ganada, y si no, veremos”, señaló el entrenador desde el inicio de su gestión.

A cinco días del debut contra Paraguay, Agüero se perfila con las mayores posibilidades. En su carretel de méritos se recortan varios argumentos: viene de cerrar una campaña soñada con el Manchester City (goleador de la Premier, con 26 goles en 32 partidos); a diferencia de un año atrás, cuando llegó averiado a Brasil 2014, su estado físico es impecable; su grado de entendimiento con Messi y Di María se equipara al que puede ostentar Higuain, pero supera claramente a la química futbolera que ambos pueden fraguar con Tevez, recientemente reinsertado en la estructura de la Selección; si hacía falta un tiro de gracia, contra Bolivia el Kun pegó tres…

Sólo Tevez sabe lo que sudó para ganarse una nueva oportunidad en la Selección. Algunas de sus actitudes del pasado lastimaron a integrantes importantes del plantel y fue necesaria demasiada sutura emocional para que el núcleo de figuras volvieran a admitirlo como uno más. La herejía de aquellas posturas personales le costaron ausentarse de un Mundial. Sabella quiso evitar grietas en el frente interno y lo dejó al margen de la cita en Brasil. Martino, en cambio, le renovó los votos de confianza y arriesgó una ficha por él. Carlitos sabe que no puede defraudarlo ni defraudarse. Y quienes ornamentan su entorno aseguran que el divismo de otros tiempos fue enterrado por las ambiciones de gloria. El Apache, dicen, quiere aportar lo suyo sin más exigencias que volver a disfrutar de la camiseta de la Selección. Y se hizo a la idea de correr de atrás, lo que no significa que se cruzará de brazos con resignación.

Pipita perdió terreno y no sabe por qué. Al fin y al cabo, siempre le redituó a la Selección. En cualquier torneo y bajo todas las circunstancias. “Tiene un lugar ganado acá”, graficó Martino, para reflotarlo en el mar de rumores que lo sitúan en el tercer escalón de sus preferencias futboleras. Quizás los entrenamientos pautados para miércoles y jueves, a puertas cerradas, sean las últimas chances para que Higuain remonte una cuesta que hoy parece demasiado empinada.

Tres cracks para una sola camiseta. Es la ecuación que merodea en la mente del entrenador nacional en la antesala del debut. Kun y su presente angelado. Tevez y la épica de potrero. Higuain y esa manía inquebrantable de facturar en el arco contrario. Cualquiera sería titular indiscutido en las otras once selecciones que participan de la Copa América, pero a ellos los abraza la misma bandera. Uno arranca, dos mirarán de afuera. Pero Martino espera una respuesta y una señal de los tres. Compromiso desde adentro y desde afuera. Rendimientos y gestos. Si los tres cracks creen que la pulseada se remite a la titularidad, están perdidos. A Martino le interesan tanto los goles como los cimientos del grupo. Y en ese partido hay lugar para los tres, pero ningún centímetro para los egos.