La Selección

Opinión: Martino, el único que se juega el pellejo

Los jugadores se juramentaron ganar la Copa América, pero ellos no se juegan el futuro con la celeste y blanca. Pase lo que pase, seguirán en la Selección. Pero hay alguien que no puede decir lo mismo...

Por Elías Perugino ·

08 de junio de 2016
“Nos juramentamos ganar la Copa América”, reveló Nicolás Otamendi no bien puso un pie en Chicago, a la espera del Argentina-Panamá del viernes. Tradujo en palabras el peso de la mochila que los jugadores llevan sobre sus hombros, pero el único que se juega el pellejo en la Copa América Centenario es el Tata Martino.

Aunque una porción mayoritaria del periodismo ha sabido valorar su trabajo -con la supuesta incidencia que ese aval suele tener en el formateo de la opinión pública-, el técnico rosarino no entró en el corazón del hincha. Está lejos de ser un indiscutido como el Coco Basile. Orbita a años luz del magnetismo de Maradona, del que la masa jamás registrará que fue el máximo responsable de la catástrofe de Sudáfrica 2010. No se le reconocen dotes de docencia futbolera como los que se le valoraban a Pekerman. No se le resalta un discurso de aura patriótica como el de Sabella, héroe igual tras el subcampeonato del mundo… Martino flota en la misma indiferencia con que llegó y se fue Checho Batista, pese a un subcampeonato de América.

De tanto machacar que la sociedad futbolera solo juzga a partir del resultado, el Tata se puso solito en el paredón de fusilamiento. Pese a su autoproclamado buen gusto para valorar la concreción de las ideas por encima del gatillo impiadoso de los números, dio un paso más hacia el abismo con frases tan desafortunadas como “si no clasificamos al Mundial, me tengo que suicidar”.

Como si quisiera inmolarse públicamente, el entrenador nacional recuerda una y otra vez sus finales perdidas como futbolista, el desperdicio de sus once meses al frente del Barcelona y los cinco centavos para el peso que faltaron en la final de la Copa América de Chile.

El único que se juega el pellejo en la Copa América Centenario es el Tata Martino. Porque a los jugadores, que han tenido más oportunidades de gloria que su técnico, los protege un escudo de idolatría que él nunca tuvo y, probablemente, jamás tendrá.