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Michael Schumacher frente a la carrera más dura

Se van a cumplir dos años de ese tremendo accidente de esquí que conmocionó a todos y que lo encerró en un sueño del que solo un milagro lo rescatará. Su hijo Mick le hace honor.

Por Redacción EG ·

13 de enero de 2016
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Atrapado, detenido o tal vez perdido en el tiempo podrían haber sido opciones de título para ilustrar en el laberinto que se encuentra el inigualable Michael Schumacher, el piloto récord de la Fórmula 1, a cuya tremenda estadística costará muchísimo hacerle sombra y ni que hablar darle alcance. El gran Schumi cumplirá este mes, más precisamente el martes 29, 2 años en estado crítico, a la espera de un milagro que le permita recomponer una situación que aparenta ser muy cercana a lo irreversible.   

El mundo se conmovió con lo que le sucedió, aunque la celosa guardia periodística poco a poco fue disminuyendo en su atención. Este diciembre, por supuesto, al cumplirse sus primeros 24 meses adormecido, el interés por su salud volverá al primer plano.

Acostumbrado a jugarse la vida y desafiar al límite la velocidad, la inercia o cuanta propiedad de la física se le plantara de frente, él, como profesional, supo cómo esquivar o amortiguar las situaciones extremas en las que se vio envuelto. Pero el destino quiso que su peor golpe lo sufriera en un momento de ocio, casi de relax, cuando el esquiar era solo para él un momento de placer.

Retrocedamos a aquel fatídico día. Ese domingo por la mañana era ideal en la estación de Méribel para calzarse los esquíes en los Alpes franceses y lanzarse desde los 2700 metros de altura por las pistas de aquel inconmensurable paisaje. Schumi disfrutaba como siempre del paseo en esa inmensa alfombra blanca junto a la compañía de su hijo Mick (en aquel momento de 14 años) y un amigo de la familia, cuando por intuición o tal vez para elevar la adrenalina eligió el camino equivocado y fue presa fácil de una trampa cuasi mortal a las 11:07. Nadie pudo explicarse cómo se salió de la zona señalizada, sobre todo alguien como él, de reconocida destreza y consciente de los riesgos a su alrededor.

¿Qué pasó entonces? Era imposible de creer, que Schumi estuviese viviendo semejante calvario. Si había sobrevivido ileso a toda una campaña deportiva de alto riesgo, no podía ser que justo él se convirtiese en la víctima, con traumatismo craneoencefálico severo, cuando, ya como integrante del equipo de los expilotos, los peligros para él parecían formar parte del pasado. Ese tropiezo inicial con una piedra cubierta superficialmente por nieve le hizo perder el equilibrio y agigantó la gravedad al golpear el lado derecho de su cabeza con una roca, que inclusive venció la resistencia del casco que llevaba puesto.  

La vida a cuerpo de rey se derrumbó como un castillo de naipes, lo que afecta su solidez económica (se estima que supera los 400 millones de euros) y la condición de afortunado superhombre que podía hacer lo que le viniese en gana. Todo por una roca que se interpuso en su deslizamiento y su placentera vida entró en la oscuridad. Si bien fue atendido de inmediato y trasladado en helicóptero, al advertirse un empeoramiento se lo llevó del hospital de Altbertville a uno de mayor infraestructura en Grenoble. E inclusive se convocó rápidamente a una eminencia en neurocirugía como el francés Gerard Saillant, quien había atendido a Schumi en sus accidentes de F1 en la curva Stowe de Silverstone en 1999 y de motos en Cartagena (España) en 2009, como así también al astro brasileño Ronaldo, quien supo dedicarle sus goles en el Mundial de 2002.         

¿Pero por qué a Schumi? Porque como dice el tango “al destino nadie la talla”, ni siquiera quien ostenta 7 títulos mundiales, 91 grandes premios ganados en 307 competencias y se encuentra en la cima de los récords más deseados en el Gran Circo: con 155 podios, 68 pole positions y 77 vueltas más rápidas, con 22 hat trick (pole, triunfo y récord de vuelta).

Imagen Aliento al por mayor para el múltiple campeón de tifosis de distintas generaciones y nacionalidades. Todos anhelan su recuperación.
Aliento al por mayor para el múltiple campeón de tifosis de distintas generaciones y nacionalidades. Todos anhelan su recuperación.
Su familia también afronta con estoicismo esta pulseada por cambiar, aunque más no sea mínimamente, la dirección de un futuro desenlace. Ni su esposa Corinna ni sus hijos, Gina (18 años) y Mick (16), se resignan en la intención por recuperar al Schumi íntimo, al papá y esposo al que ellos le puedan contar su día a día. Sobre todo el rubio Mick que tomó la posta de piloto y acelera en la Fórmula 4 alemana con ansias de abrirse camino en este hipercompetitivo mundo de las carreras y dejar bien sentado el prestigio de llamarse Schumacher.        

Mick, como mencionamos anteriormente, fue uno de los testigos del accidente de Schumi. Y más allá del shock que pesaba sobre el chico de 14 años, en ese entonces, la policía francesa lo interrogó en caliente. Hoy, el adolescente tiene prohibido en el ámbito de la Fórmula 4 alemana responder ante la requisitoria periodística sobre cualquier consulta acerca del presente de su padre. Es el hijo, como lo demostró que 180 periodistas se acreditaran el día de su debut en la categoría, en abril último, pero no lo es si ellos desean que hable sobre su papá.

Proveniente como su padre y su tío Ralf de la escuela de los kartings, Mick supo proclamarse campeón alemán y subcampeón mundial y europeo en juniors, aunque algunas de sus participaciones las hizo inscripto como Betsch, el apellido de su madre. Su abuelo Rolf, creador de la dinastía Schumacher, confía en las condiciones de su nieto, aunque entiende que para llegar a la F1 necesita mucho más que ser un gran piloto de karting y tener portación de apellido.    

La evolución de Schumi después de los 159 días en los que estuvo en coma inducido se guarda con enorme recelo, aunque trascendió que su atención en el centro de rehabilitación construido en su propia casa en la comuna suiza de Gland, cantón de Vaud, a tan solo 30 kilómetros del hospital de Lausanne, con 15 médicos de dedicación exclusiva las 24 horas obliga a una erogación semanal de 136.000 euros, lo que motivó, según el diario británico Daily Mirror, a que la familia se desprendiese de una lujosa vivienda de vacaciones que tenían en Noruega.

Sabine Kehm, quien desde hace 20 años acompaña como manager a los Schumacher, se convirtió en la vocera para enfrentar las decenas de micrófonos que esperan un dato más que describa cómo se encuentra Schumi. Ella pide que se respete la privacidad de la familia y que no se especule con el estado de salud y aclara que el camino de la recuperación será largo y, por supuesto, muy complejo. Y cuando haya información importante para ofrecer, como el momento en el que se inició el proceso de disminución de la sedación para despertarlo, se comunicará. Aunque ese hermetismo sufrió algunos embates, que derivaron en hechos policiales, como por ejemplo el extravío del parte médico que acompañaba al campeón en uno de sus traslados en helicóptero y que, al parecer, luego se habría ofrecido a medios periodísticos alemanes a cambio de 50.000 euros.      

Imagen Mick está cerca de la F3 para el 2016, en un equipo de Ferrari.
Mick está cerca de la F3 para el 2016, en un equipo de Ferrari.
En fin, si hay algo que dejó bien marcado en su campaña deportiva a Schumi, fue su inclaudicable amor propio. Nunca se resignaba y siempre buscaba la victoria y aún en los momentos más duros, supo reorientarse para salir airoso. Por eso, si bien esta carrera se presenta sumamente difícil, en la que su vida pende prácticamente de un hilo, hay que darle crédito a su tenacidad y al firme apoyo de su entorno para que se produzca la anhelada mejoría.

A la hora del recuerdo aparecen entre sus frases aquella: “La vida nunca te garantiza el éxito. Por eso, cuando yo estoy agotado, otros deben estar al borde del colapso. No tengo tanta fe en mí mismo como la gente en realidad cree”. Y podríamos agregar: “No me considero una leyenda, solo una persona con suerte, que ha estado donde ha tenido que estar en el momento oportuno”.

El 29 de diciembre próximo cuando se cumplan 2 años en los que el tiempo se detuvo para él, sus tifosi alrededor del mundo, que tantas alegrías coleccionaron, seguramente con sus plegarias intentarán que el heptacampeón recobre fuerzas. Michael Schumacher, una leyenda que pelea por recuperar su vida y que promete escribir varias páginas gloriosas más... Forza Schumi!!!

Por Walter Napoli / Fotos: AFP

Nota publicada en la edición de diciembre de 2015 de El Gráfico