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Juan Martín Trucco: como un potro salvaje

Con aire campechano, producto de haberse criado en los campos de Tres Algarrobos y de Lincoln, este piloto de 26 años afronta el reto de ganarse un lugar con equipo propio en el competitivo Turismo Carretera. Con su Dodge Nº 26 tuvo un auspicioso comienzo de temporada, con un destacado segundo puesto en el circuito neuquino.

Por Redacción EG ·

27 de abril de 2013
  Nota publicada en la edición de abril de 2013 de El Gráfico

Imagen LA MEJOR Dodge condujo Juan Martín en el arranque de la temporada de TC.
LA MEJOR Dodge condujo Juan Martín en el arranque de la temporada de TC.
“En pista me transformo, porque creo que a ninguno nos gusta perder. Claudio (por Bonadeo su ingeniero en pista) me habla bastante y me tranquiliza. Hay que ser muy profesional y, a medida que vas haciendo experiencia dentro de la categoría, ya dejás de ver a otros pilotos como ídolos y, con el tiempo, a los Silva, Ortelli o Ledesma los empezás a ver como rivales. Soy un piloto tranquilo, tengo un estilo propio, pero obviamente que quiero ganar, ir para adelante y cometer la menor cantidad de errores posible. Tampoco soy de hacer locuras y que se me salga la chaveta y tirar a dos o tres afuera...”.

-¿El destino de piloto ya lo tenías marcado?
-Empecé tan chico que estoy convencido de que este es mi mundo. Cuando nos fuimos a vivir a Lincoln, empecé en el karting, a los 4 años, pero tuvieron que decir que tenía 7 para que me dejaran correr. Competí en karting hasta los 9 y cuando quisimos pasar a otra categoría, no me dejaron por la edad, porque me pedían tener 12. Ya habíamos comprado todo y por más que nos enojamos, no hubo caso, y lo tuvimos que vender. Después, lamentablemente, murió mi mamá cuando yo tenía 12 años, y ahí me cambió la vida, porque tuve que empezar a ayudar a mi viejo (Ricardo Oscar) en el trabajo. Hasta que a los 17 años mi viejo me dijo que cuando cosecháramos un campito sembrado de soja, lo que cobrásemos lo íbamos a usar para correr. Hablamos con Marcelo Machete Esteban y él nos averigüó con Hugo Cuervo sobre la Copa Fiesta que corría como telonera del TC. En la primera carrera en Buenos Aires salí décimo y en la segunda hice la pole y terminé segundo. Arrancamos muy bien aquel 2005 y fui tercero en el campeonato compitiendo sólo medio año. Y cuando ya no tenía presupuesto, apareció Cuenca Cereales que es mi sponsor desde mis comienzos, que me acompañó para saltar en el 2006 a los Ford Focus y salí campeón con dos carreras menos. Al otro año, con los Focus terminé subcampeón, porque en la última curva volqué y también fui subcampeón de TC Pista en el 2010.

-¿Cómo se vive un podio en el TC?
- Se te juntan tantas cosas, porque con mi viejo nos jugamos a volver a tener equipo propio como en el TC Pista. Y ese desafío implicó actualizar el auto para estar a la altura de la categoría. Hicimos todo de cero, desde comprar lo que había que comprar hasta reunir a la gente necesaria. Es como unir las piezas de un rompecabezas. Y más donde estamos ubicados nosotros, con el taller en un pueblito tan chiquito, allá en Tres Algarrobos.

-¿Entonces fue un desahogo?
-Una mezcla de alegría con desahogo. Si bien nos tenemos una fe bárbara, confiamos en cada integrante del equipo, reconozco que me sorprendió que ya en la segunda carrera hayamos subido al podio. En la primera del año en Mar de Ajó terminamos 15º, siendo la mejor Dodge. Y en Neuquén alcanzamos el segundo puesto y volvimos a ser la mejor Dodge. Así que creo que vamos por el buen camino...

Imagen CON EL AUTO con el que logró el segundo puesto en el circuito neuquino.
CON EL AUTO con el que logró el segundo puesto en el circuito neuquino.
-Cuando revisaste la clasificación final y te viste segundo delante de pilotos de renombre, ¿cuál fue tu sensación?
-Es una sensación extraña, porque, la verdad, hasta no hace mucho tiempo yo al TC lo veía por la tele y ahora soy un protagonista más de esta pasión. Imaginate la felicidad que significó el confirmar que se puede, porque en el 2012, cuando las cosas venían complicadas, empezaron las dudas y, aunque no quieras, la ansiedad y la angustia presionan. Por eso, un podio te recarga las energías para dar pelea en un deporte tan competitivo como este. Y más cómo estamos haciendo las cosas nosotros, a puro corazón y a conciencia. Los resultados aparecen cuando se unen un gran auto, un gran motor, un gran equipo y obviamente que yo lo lleve bien.

-En las pruebas de principios de año en Nueve de Julio el auto había respondido…
-Sí, pero teníamos mucha incertidumbre, porque el auto que estoy corriendo es el de siempre, el que corrí en TC Pista, que también lo manejó Germán Giles y después quedó parado en el taller. Así que lo saqué, lo llevé a Tandil a lo de Uranga y Romera, le hicimos la modificación de los anclajes de geometría para el TC, y obviamente, que el auto quedó excelente, pero no sabíamos cómo iba a andar después de los cambios. Y en pista, la verdad es que no para de sorprendernos, anda muy bien.

-¿Cuáles son tus obligaciones como cabeza de equipo propio?
-El equipo siempre se llamó igual, con mis iniciales JMT Motorsport. Y nunca se nos ocurrió cambiarlo. Arranqué con equipo propio en el 2008 en TC Pista y el trabajo consiste en hacer de todo, coordinar la gente, buscar los repuestos, reunirse con los sponsors y todo lo que haga falta hacer. Y eso me llevó también a estar mucho tiempo en Capital Federal, porque Tres Algarrobos queda a 500 kilómetros y como pueblos cercanos importantes están General Villegas y Carlos Tejedor. Nuestro pueblo tiene apenas 3500 habitantes y es muy loco que en un pueblo tan chiquito haya un equipo como el nuestro.

Imagen CON EL GRAN desafío que significa correr con equipo propio, Trucco compite codo a codo con los consagrados de la máxima categoría argentina.
CON EL GRAN desafío que significa correr con equipo propio, Trucco compite codo a codo con los consagrados de la máxima categoría argentina.
-¿Qué es más Tres Algarrobos, futbolero o fierrero?
-Es más futbolero que fierrero. Hay dos equipos de fútbol, el Club Social y Deportivo que son los rojos y el Fútbol Club Tres Algarrobos que son los verdes. Federico Fernández, que juega en el Napoli y en la Selección Argentina, es de mi pueblo. Y también Santiago del Moro que es conductor de programas en la tele. Con Federico inclusive íbamos al mismo colegio y la mamá de él fue profesora mía en el secundario. Yo soy de madera para el fútbol, y una vez había arrancado con los verdes, pero empecé mal porque el primer día, de un puntinazo, la clavé en el alambre. Y después, como tenía amigos en los rojos, me pasé al otro equipo, pero no jugué nunca. Siempre acompañaba desde afuera.

-¿Sos de trabajar en el taller o sólo mirás?
-Soy de meter mano, a tal punto que cuando arranqué en el TC Pista, en los primeros dos años, fui el mecánico número 1 y el encargado del auto. No tenía problemas en arremangarme y empezar a sacar las gomas, desarmar los amortiguadores, cambiar espirales, a sacar la relación de caja, diferencial, hacer todo. Lo hacía con amigos que me ayudaban, pero el encargado era yo. Y en el 2010 tuve la suerte de traer a Germán Prebe, el hermano de un amigo, que me enseñó mucho. En él encontré el encargado que necesitaba para así yo dedicarme a otras cosas, como ser reunir el presupuesto. Pero esa experiencia como mecánico hoy me sirve cuando tengo que buscar algún repuesto o cuando se arma el auto. Si bien cada uno atiende su parte, la calidad la analizamos entre todos.

-¿Cuál es el objetivo para este año en el TC?
-El objetivo de este año es tratar de ganar una carrera, tengo dos segundos puestos, gané dos series, pero aún no pude ganar. Hasta la carrera once tenemos que buscar la victoria y después sí pensar en los playoffs. En las dos carreras que terminé segundo conté con un gran auto y lo seguí de cerca al que venía ganando. También me falta una pole position, pero ya se me va a dar.

Por Walter Nápoli