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Mauro Giallombardo: se veía venir

Con el envión que traía, maduraba una gran conquista en su campaña. Y la consiguió con apenas 22 años y en su segunda temporada en el siempre difícil Turismo Carretera. Fanático teceísta y de Ford, se le iluminan sus ojos al contar que su ídolo, el Flaco Traverso, le mandó una felicitación por consagrarse campeón de TC.

Por Redacción EG ·

22 de enero de 2013
 Nota publicada en la edición de enero de 2013 de El Gráfico

Imagen EN EL TALLER que comparte con su tío tornero en Quilmes, Mauro atesora todos sus buzos antiflama y numerosos trofeos.
EN EL TALLER que comparte con su tío tornero en Quilmes, Mauro atesora todos sus buzos antiflama y numerosos trofeos.
El flamante campeón de Turismo Carretera, de apellido bien italiano, proveniente de Scicilia, lleva desde siempre el apodo automovilístico de Rana, por un buzo verde de la época del karting que aún conserva y por lo veloz que resulta ser bajo la lluvia. El 29 de diciembre último cumplió 23 años y si bien sus antecedentes revelan títulos de karting, TC Mouras, TC Pista y ahora TC, Mauro Giallombardo va por más y por lo visto tiene con qué sustentar esa ambición.

-¿Te tenés que pellizcar para creer que sos el dueño del Nº 1 del TC 2013?
-Y sí, tal cual, aunque con el paso de los días fui tomando conciencia... Pero sigue siendo algo increíble, es un logro demasiado grande.

-Cuando empezó el 2012, ¿cuál era tu aspiración?
-Salir campeón y trabajé todo el año en busca de ese objetivo.

-La adaptación al TC no pudo ser mejor, porque en tus dos primeros años te clasificaste para la Copa de Oro...
-Sí, porque entré al TC en un gran equipo, sólido y de primer nivel. Cuando llegué al Lincoln es como si hubiese llegado a la Primera de Boca o de River. Y eso me facilitó mucho los caminos. Con el Lincoln, sin dudas, tenía muchas más chances de salir campeón. Y también me sirvió estar con Fabián Acuña, que me transfirió su experiencia y me calmó en los momentos difíciles. Todo eso me benefició para lograr el campeonato de TC.

-¿Alcanzaste a ver correr a Acuña?
-Sí, yo lo iba a ver desde chico en su última etapa como piloto de TC. El me conoce de los 6 o 7 años, porque mi papá estaba relacionado con su equipo. Me acuerdo de que íbamos a las carreras con la gente del Quilmes Automóvil Club...

-¿Y cómo surge tu relación con Hugo Cuervo?
-Ya veníamos conversando desde 2009, cuando salí tercero en TC Pista. Lalo Ramos le había dicho a Hugo que yo era buen piloto y que iba a andar muy bien. Y después del campeonato de TC Pista del 2010, nos avisaron que no seguía con ellos Moriatis y que quedaba un auto libre. Era una excelente posibilidad y en un Ford de punta. Imaginate, para mí era importantísimo porque se trataba de una de las estructuras más fuertes del TC.

-¿Cómo sos fuera de la pista, querés estar en todos los detalles o dejás que en el equipo trabajen tranquilos?
-Confío mucho. Cada uno sabe lo que tiene que hacer y si bien me siento muy involucrado, también sé que estoy rodeado de la gente que tengo que estar, mecánicos e ingenieros de reconocida capacidad y, además, lo tengo cerca a Fabián (Acuña) en la radio que me ayuda mucho y a la gente que me acompaña desde hace tantos años. Es como que dentro del equipo, yo tengo también mi propio equipo. Me gusta la mecánica y aprender. Leo mucho acerca de autos de carrera, pero no soy de engrasarme. Voy al taller y pregunto cómo se hace, cómo se arma, pero nada de meter mano y ensuciarme.

-¿Y ese aprendizaje te permite transmitir bien lo que sentís arriba del auto?
-Eso lo fui ganando con el tiempo. Si tuviese que buscarme un punto débil, es justamente el de no poder expresar lo que el auto hace. Mejoré mucho, pero no es una tarea fácil. Y con el tiempo noté que soy más preciso al decir qué sentí arriba del auto. Me gusta ser detallista y logro darme cuenta, pero una cosa es darse cuenta y otra expresarlo correctamente para inducir a los ingenieros y mecánicos a que encuentren la solución. Ser piloto no es sólo andar rápido, hay tantas variables que te pueden dar vuelta un fin de semana. Si decís una palabra equivocada y se trabaja al revés, se complica todo y chau…

Imagen ASADITO íntimo en el taller con familiares y amigos, incluyendo los padres.
ASADITO íntimo en el taller con familiares y amigos, incluyendo los padres.
-¿Qué te aportaron para llegar a ser campeón de TC el karting, la Fórmula Renault, el TC Mouras y el TC Pista?
-Mucho, porque son pasos que te forman como piloto. El karting te enseña las bases, los códigos y resalta tus condiciones para saber cómo te manejás dentro de una pista. Es como aprender a caminar. El Fórmula te forma más como profesional. Te enseña cómo trabajar en un auto, las sensaciones, expresar en palabras al equipo lo que tienen que tocar o hacer para mejorar el rendimiento. Es difícil advertir en fracciones de segundo lo que pasa arriba del auto. A veces está desmerecido el trabajo del piloto, porque el auto también lo genera uno. No es sólo que anduviste bien porque te dieron un buen auto. Desde la puesta a punto lo vas generando vos. En la curva tenés que darte cuenta de lo que hace para poder transmitirlo. En definitiva, el sensor arriba del auto sos vos. Un doble trabajo de sensor y de piloto, manejar rápido y testear cómo viene el auto. Y todo eso se aprende en el fórmula, porque es muy sensible a los cambios y muy bueno aerodinámicamente. A los 14 debuté en fórmula y a los 16 me subí a un auto con techo. No tenía licencia de conducir y ya corría con un TC Mouras. Y el TC Mouras y TC Pista son muy similares y ahí me afiancé como piloto en esta categoría de autos. Aprendí mucho. Son muy distintos a los fórmulas, porque tienen otro peso, otra potencia y tienen otra técnica de manejo.

-¿Cuándo te sentiste socio de la velocidad?
-Ya desde chico sentí que quería correr. Hay algo que tiene el automovilismo que no me lo genera otra cosa. A veces es difícil explicarlo, y cuando hablo con mis amigos me cuesta hacerles entender lo que uno siente arriba de un auto de carrera. La otra vez pude llevarlos a dar una vuelta, y ellos coincidieron en que todo lo que yo les decía era verdad. No se puede entender lo que se siente si no te subís al auto. Es como si volaras, una sensación muy linda, que hay que vivirla porque se hace muy difícil de transmitir.

-¿Y alguno de tus amigos te dijo que era una locura?
-Sí, pero les explico que el automovilismo no es para locos. Es cierto que convivimos con la velocidad y que se trata de un deporte extremo, pero no somos loquitos. Hay todo un trabajo profesional cuando te dedicás a esto. Somos concientes de los riesgos que se toman al subir a un auto de carrera, pero es un deporte súper estratégico y mental. Es una combinación entre el corazón y la razón, que en determinadas situaciones tenés que sacar el guerrero y poner lo que hay que poner, aunque no siempre porque sino terminarías fuera de la pista en todo momento. Hay que saber mezclar esas dos partes que conviven en uno.

-Con el título de TC cumpliste un gran sueño, ¿ya te planteaste el siguiente?
-Yo creo que lo deportistas innatos estamos hechos para competir, y cada vez que te subís a un auto de carrera querés ganar y en mi caso el objetivo más ambicioso es ganar campeonatos. Hay un proceso gigante para todo eso, que incluye trabajo, esfuerzo y dedicación que te llevan a lograr resultados. Sobre todo después de lo que sentí al salir campeón de TC. Hubo 15 minutos de festejo en los que me pareció estar en la gloria, no sé bien qué pasó, pero me encantaría volver a vivir esos 15 minutos increíbles.

-¿Te planteas la posibilidad de incursionar internacionalmente?
-Lo que pasa es que tuve oportunidades, pero no tenía los medios económicos que me respalden. No se me dio, porque no tenía la plata para hacerlo y tenía que irme a vivir afuera. Igualmente tengo idea de hacer algo internacional. Estoy un poco grande para algunos proyectos, porque sería una cargada para los lectores soñar con la Fórmula Uno a los 23 años, cuando Vettel a los 25 ya es tricampeón mundial. Justamente en enero viajaré a Inglaterra para conversar sobre alguna experiencia. Obviamente que me interesan las pruebas en autos con techo en Europa o los Estados Unidos. Probé un Nascar y me encantaría subirme otra vez y correr en DTM o las 24 Horas de Daytona.

-Como televidente ¿qué categoría seguís más?
-Sigo mucho la F1, y si bien soy hincha de Vettel, reconozco que en este último año, Alonso me demostró el excelente piloto que es y la sangre que tiene, porque con mucho coraje peleó un campeonato con un auto que no tenía el nivel necesario. Me pareció un derroche de talento y lo buscó igual a pesar de que Vettel tenía un mejor auto.

Imagen EL FORD número 5 va camino al título, asistido por la estructura de Hugo Cuervo, Fabián Acuña y Johnny Laborito.
EL FORD número 5 va camino al título, asistido por la estructura de Hugo Cuervo, Fabián Acuña y Johnny Laborito.
-¿Qué sentimiento te identifica con Ford?
-Cuando el Flaco Traverso pasó a Ford, yo era un hincha más y me identifiqué con la marca en todo sentido. Además, la gente siempre me demostró un gran cariño y cuando te tratan tan bien y te miman, cómo no te vas a sentir parte de ellos. Y me encanta cuando hacen canciones con mi nombre y a pesar de lo embromado del apellido, se las ingenian para hacer cantitos igual. Después de recibir el premio por haber hecho la pole position en La Plata, me crucé con la hinchada y me subieron en andas y terminé en la tribuna cantando con ellos. Fue una vivencia increíble, y ahí se nota la pasión de la gente.

-En el 2012 también arrancaste como panelista del programa Ultima Vuelta. ¿Te costó la adaptación a la tele?
-En realidad, trato de mostrarme tal cual soy, no tengo un personaje. Hay momentos en los que uno tiene que cumplir formalidades y dar opiniones serias y en otros puedo cumplir mi rol y divertirme. Yo doy una opinión deportiva como piloto, sin ánimo de inventar nada.

-¿A qué edad dijiste que querías ser piloto?
-A los 7 años cuando me subí al karting dije que quería ser piloto. Primero lo tomé como un hobby, pero después ya lo encaré como algo más profesional y con el objetivo de poder vivir de esto.

-Cuando dijiste al comienzo de la nota que te preparabas para ser campeón, ¿a qué te referías?
-Yo me preparo para pelear el campeonato, después se verá, según la serie de circunstancias, si lo gano o lo pierdo. Lo escuchaba a Kissling decir inteligentemente que estuvo a 3 segundos de ganar el campeonato, y yo lo gané precisamente por 3 segundos. Es muy corta la brecha entre ser campeón o no. Depende de muchas cosas. Lo que sí el deseo fuerte de ser campeón ayuda mucho. En 2011, en mi debut en el TC, terminé quinto, pero podría haber sido subcampeón.

-¿En qué consiste tu preparación durante la semana?
-Me preparo físicamente todos los días, tres veces por semana en doble turno y una vez triple turno. A la mañana voy al gimnasio y a la tarde a un centro de alto rendimiento desde 2007 o 2008. Con Esteban Guerrieri fuimos de los primeros pilotos en ir. Allí trabajo física y mentalmente, los reflejos y la capacidad. A mí me ayudó a crecer como deportista, sobre todo en los momentos complicados. Hago también natación, bicicleta y a la noche salgo a trotar por la plaza de Quilmes. Mi peso es de 65 kilos, pero hoy estoy en 73 debido a la masa muscular que gané con entrenamiento. Mi preparador físico me dice que un piloto necesita la mezcla justa de la fuerza de un tenista y el aire de un maratonista para afrontar la exigencia de manera ágil, veloz y potente.

-¿Cuál fue el mejor elogio que recibiste?
-El de mi ídolo, el Flaco Traverso. El mensaje decía que era un merecido campeón, me felicitaba y me recomendaba disfrutar del automovilismo.

-Una vez terminada la carrera que ganaste en La Plata y que significó el título, recordaste de inmediato a Guido Falaschi…
-Es que con Guido compartí casi toda mi carrera deportiva. Siempre estábamos mirando qué hacía el otro en karting y en fórmulas. Fuimos compañeros en TC2000 y nuestras vidas se cruzaban permanentemente. Mi recuerdo pasa por las carreras, las vacaciones y todo lo que compartimos juntos. Los dos formamos parte de una linda camada…

Cinco meses después de ser campeón olímpico, convive entre las oportunidades que se le presentaron gracias a su histórica medalla y un reconocimiento menor al imaginable. La nula cultura olímpica en la Argentina, el deseo de expandir el taekwondo y su objetivo para 2013: subir al podio mundialista.

Por Walter Nápoli. Fotos: Maxi Didari