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Le Mans, desafío día y noche

Edición 85 de esta mágica carrera a puro vértigo, exigencia y el factor sorpresa que la caracteriza. Pechito López cumplió el sueño de ser protagonista. Porsche y Toyota en dura pelea.

Por Redacción EG ·

23 de agosto de 2017
Imagen Los prototipos que desafiaron a las 24 Horas de Le Mans 2017. Mucho más que una carrera de autos.
Los prototipos que desafiaron a las 24 Horas de Le Mans 2017. Mucho más que una carrera de autos.
En cada deporte hay un símbolo que sintetiza la máxima aspiración. Y en el mundo motor, sin dudas, las 24 Horas de Le Mans envuelven a la extrema exigencia que se le puede pedir a un automóvil, lanzado a más de 300 kilómetros por hora durante día y noche en busca de una bandera a cuadros que, más allá de abrazarse a la gloria, también significa un enorme desahogo por la misión cumplida. Atravesar la meta, independientemente de la clasificación final, ya representa una auténtica consagración.  
Las 24 Horas de Le Mans integran el selecto grupo de la Triple Corona, junto con las 500 Millas de Indianápolis y el Gran Premio de Mónaco de Fórmula 1. Solo el británico Graham Hill fue capaz de vencer en las tres, ya que se impuso en el Principado en 5 oportunidades (1963, 64, 65, 68 y 69) y resultó ganador de las 500 Millas en 1966 y de Le Mans en 1972. Después, otros seis pilotos estuvieron cerca de igualar su proeza, pero debieron conformarse con vencer en al menos dos de esas emblemáticas competencias, como por ejemplo el neozelandés Bruce McLaren en Mónaco (1962) y en Le Mans (1966), el colombiano Juan Pablo Montoya en Indianápolis (2000 y 2015) y en Mónaco (2003) y el estadounidense Anthony Foyt que en una misma temporada (1967) conquistó las 500 y Le Mans.
La mística, adrenalina y alto impacto que genera esta sorprendente prueba de resistencia en el mundo, va más allá de las 250.000 almas que se hacen presentes en el circuito La Sarthe, ubicado a unos 210 kilómetros al sudoeste de París. Dentro y fuera de la pista se despliegan atracciones que hacen que la atención no decaiga y los ojos permanezcan bien abiertos para ser testigos de un acontecimiento tan fascinante como singular.
Los 60 autos allí reunidos, de los cuales 31 son prototipos, se dividen en cuatro categorías: LMP1, LMP2, LM GTE PRO y LM GTE AM, con un pintoresco enjambre de modelos de Porsche, Toyota, Dallara, Ligier, Ferrari, Ford, Chevrolet y Aston Martin.     

Así, en esta edición Nº 85 se coronó el Porsche 919 híbrido, que combina una propulsión de combustible convencional y eléctrico, en el que alternaron al volante el alemán Timo Bernhard y los neozelandeses Brendon Hartley y Earl Bamber. Ellos habían estado al margen de la competencia durante más de una hora cuando un inconveniente técnico los hizo ingresar en boxes. Apenas iban 4 horas de carrera y en gran labor los mecánicos encontraron la solución y lo hicieron regresar a pista para recuperar una desventaja cercana a los 200 kilómetros.
Esta brillante recuperación relegó por escasa diferencia al Oreca 07 – Gibson, perteneciente al equipo del actor y comediante chino Jackie Chan, quien describió que “la proeza de este segundo puesto equivale a ganar un Oscar”, en alusión a que su auto es de LMP2, una categoría inferior. Sus pilotos fueron el holandés de origen chino Ho-Pin Tung, el británico Oliver Jarvis y el francés Thomas Laurent.
Pero Jackie Chan no es el único famoso que se vio seducido por querer estar presente de alguna manera en Le Mans. El recordado actor Paul Newman corrió con un Porsche 935 en 1979; el arquero Fabien Barthez (campeón del mundo con Francia en 1998 y ex Manchester United) aceleró en 2014 con una Ferrari 458 Italia GT2; el británico Nick Mason, baterista de Pink Floyd, compitió cuatro veces, y el actor estadounidense Patrick Dempsey, el mismo de la Anatomía de Grey y Encantada, también probó suerte aquí en tres ocasiones y armó, inclusive, un equipo con el exfutbolista italiano Alessandro Del Piero.
De los 180 pilotos convocados para este año, 44 eran debutantes y entre ellos se encontraba José María “Pechito” López, con el Toyota TS050 Hybrid Nº 9 del Gazoo Racing. Al tricampeón mundial con Citroën de WTCC (Campeonato Mundial de Turismo) y actualmente también en la Fórmula E en la estructura DS Virgin Racing, con la que consiguió en mayo último su primer podio al terminar segundo en el ePrix de Paris, se lo vio muy entusiasmado con estas nuevas experiencias en carreras de resistencia.        
Imagen La clásica foto de los 180 pilotos de la 85° edición de esta tradicional competencia que vio la luz en 1923.
La clásica foto de los 180 pilotos de la 85° edición de esta tradicional competencia que vio la luz en 1923.
“Haber competido en las 24 Horas de Le Mans siento que me ubica en otro nivel, hasta me hace pensar que al haberlo hecho en un equipo como Toyota en la Clase LMP1 me convertí en un piloto de elite mundial. No por nada está considerada una de las carreras más importantes del mundo, sino la más importante. Acá participan los mejores y están a la altura de los de la Fórmula 1. La verdad que correr en esta competencia te hace sentir como que te convertís en héroe”, expresó con sentimiento el cordobés, asumiendo como que a los 34 años, el automovilismo deportivo le tenía reservado este regalo.
Pechito venía de un serio accidente en Silverstone, en su debut en las carreras de resistencia, que lo obligó a estar 45 días fuera de las pistas en rehabilitación. Por eso, se perdió la competencia de Spa y por nada del mundo quería estar ausente en Le Mans. “Soñaba con esta carrera y creo que aproveché mi oportunidad, hasta llegué a andar más rápido que quien ocupaba el liderazgo en ese momento. Tuve confianza y quedé satisfecho en las 2h40 que me tocó manejar. Lástima que después mi compañero Nicolas Lapierre (francés, de 33 años, especialista en carreras de resistencia) se rozó con otro auto y se le rompió la cubierta trasera izquierda. Estaba a poco menos de 200 metros de boxes, pero no hubo nada que hacer y debió abandonar. Ojalá vuelva a tener desquite, disfruté la participación y me gustaría seguir en el equipo. A mí nunca me resultaron fáciles las cosas, así que entiendo perfectamente el esfuerzo que debo hacer para lograr los objetivos”, agregó un muy convincente López.   

Es de esperar que Pechito tenga revancha en el 2018 en Le Mans, porque seguramente su constancia y amor propio lo harán estar preparado. Solo faltará que esté abierta la posibilidad de una butaca disponible.
Quien coquetea con ser protagonista en Le Mans también en un futuro es Fernando Alonso, que ya se dio el gusto este año de competir con suceso en las míticas 500 Millas de Indianápolis y siempre está latente sumarse a estas 24 Horas. Ganas no le faltan al español.    

Imagen El Toyota TS050 N°9 conducido por el cordobés José María López, lanzado a la pista a toda velocidad.
El Toyota TS050 N°9 conducido por el cordobés José María López, lanzado a la pista a toda velocidad.
El desafío que despierta esta carrera es tan llamativo que, con el paso de los años, no faltaron quienes se animaron a llevar de una manera muy real esta carrera a la ficción. El hecho de estar día y noche sin respiro, con autos de avanzada, en los que la tecnología toma como banco de pruebas, crea un magnetismo distintivo. Steve McQueen, aquel legendario actor estadounidense que falleció hace ya 37 años, supo llevar a la pantalla grande Las 24 Horas de Le Mans, un film de 1971, en el que conduce con asombrosa destreza un Porsche 911S. Una película que se convirtió en un verdadero clásico y que ningún amante del automovilismo puede dejar de ver, por su crudeza y porque autos reales se sacan chispas en serio.
Seguramente con el paso del tiempo aquella vieja idea de un club de automovilismo francés de crear en 1922 una carrera muy exigente –no nos olvidemos de que ellos también fueron los mentores del Rally Dakar–, se fue perfeccionando hasta alcanzar la fisonomía de un evento como el de hoy, en el que abunda el marketing, los espacios VIP, cámaras que registran todo dentro y fuera de la pista, con autos extremadamente sofisticados, que son el reflejo de la inventiva y el desarrollo de marcas líderes. Pero lo que parece que se mantiene intacto en estas 8 décadas y media es el espíritu de superación de los pilotos y quienes ofrecen su apoyo desde boxes. Todos quedan hipnotizados con semejante desafío de larga duración, en la que los imprevistos asoman a cada instante.
Le Mans conoció la peor tragedia del automovilismo deportivo, cuando el Mercedes- Benz de Pierre Levegh en la carrera de 1955 impactó contra una de las tribunas y fallecieron 82 personas y se superó el centenar de heridos. La historia revela que a poco más de tres horas de comenzada la competencia y cuando nuestro Juan Manuel Fangio (en equipo con Stirling Moss en un Mercedes 300) estaba en plena porfía por la punta con Mike Hawthorn (Jaguar), se produjo una maniobra sorpresiva del británico Lance Macklin (Austin Healey) que no advirtió que venían a toda velocidad Fangio y Levegh.
El francés llegó hacerle una seña al Chueco de que aminorara su andar por el peligro que se avecinaba, pero Levegh no pudo detener su marcha y al impactar con el auto de Macklin levantó vuelo y se estrelló contra una de las pobladas tribunas. Tremendo accidente, al que, sin embargo, los organizadores decidieron hacer caso omiso y la carrera continuó hasta su finalización. Pero la sangre derramada llevó a Mercedes a retirarse de las competencias, más allá de su exitoso momento deportivo. Varias décadas pasaron para que se produjera el regreso, primero como proveedor y luego como equipo.       
Así se escribe la historia, entonces, de estas impactantes 24 Horas de Le Mans, el más electrizante desafío de ser veloz día y noche.

Imagen El Porsche 919 híbrido N°2 del alemán Timo Bernhard, camino a la victoria.
El Porsche 919 híbrido N°2 del alemán Timo Bernhard, camino a la victoria.
Froilán y Larrauri
Catorce argentinos corrieron las 24 Horas de Le Mans, siendo José Froilán González el único que alcanzó la gloria de la victoria, con una Ferrari 375 Plus en 1954, con el francés Maurice Trintignant como compañero. El ya había hecho historia al conseguir el primer triunfo de Ferrari en la F1, en 1951 en Silverstone. Y aquí extendió su leyenda con un éxito hasta ahora irrepetible para sus compatriotas. Oscar “Poppy” Larrauri fue quien más cerca estuvo de igualar aquella hazaña, ya que en 1986, en la mejor de sus 9 participaciones, se clasificó segundo, con un Porsche 962 C, junto con el español Jesús Pareja y el francés Joel Gouthier. Fangio y su sobrino, Reutemann, Marimón, De Tomaso, Walger, Luis Di Palma, García Veiga, Pérez Companc, Matías Russo, Mieres y Pechito López completan la lista.

Por Walter Napoli / Fotos: AFP

Nota publicada en la edición de Julio de 2017 de El Gráfico