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Felipe De La Riva: "Vamos por el milagro"

El entrenador de Deportivo Merlo, que necesita un empate ante Los Andes para ascender a la B Nacional, cuenta cómo conformó el plantel e historias de vida en un club de bajo presupuesto que está cerca de la hazaña.

Por Redacción EG ·

29 de junio de 2009
Imagen Tiene 36 años. Logró un ascenso dirigiendo a Acassuso en 2007. (Fotos: Gustavo Gulosano)
Tiene 36 años. Logró un ascenso dirigiendo a Acassuso en 2007. (Fotos: Gustavo Gulosano)

Nadie imaginó que este modesto equipo del conurbano bonaerense llegaría a la última instancia del extenso campeonato metropolitano a solo un empate para lograr el ascenso a la segunda división del fútbol argentino. Mucho tuvo que ver su entrenador uruguayo Felipe De La Riva que reforzó el plantel agudizando el ingenio y rastreando jugadores de categorías de menor importancia.

“Cuando llegué al club probé los jugadores que había. La dirigencia era pesimista porque el año pasado el equipo había terminado ante último. Descubrimos buen material y mantuvimos la base. Después trajimos refuerzos con el presupuesto que nos ofrecían los dirigentes, que no era mucho. Fuimos a buscar jugadores al Argentino, a la Primera C y a un arquero que había atajado apenas un partido en Primera (Franco Armani). Tuvimos que hacer fuerza para que la dirigencia confíe en él. Al volante Matías Roldán lo fuimos a buscar a Além; a Maximiliano Barreiro (delantero) de Real Arroyo Seco de Rosario; Zelmar García era defensor de las inferiores de Vélez -no había debutado en Primera-. Nos dieron un gran resultado. También Gabriel Ferro, un lateral derecho surgido en Merlo, rindió más de lo que mayoría esperaba”.

¿Conocés el ascenso porque lo recorriste?
- Sí. Empecé en Juventud Unidad, en la D. Lo dirigí 24 partidos y dejé al equipo puntero con cinco puntos de ventaja. Pasé a Alem para progresar. Después agarré a Acassuso y salimos campeones de la C. El fútbol es uno sólo y cuanto más abajo dirigís más complicado es. Al revés de lo que todos dicen. Yo que estuve en tres categorías y puedo decir que las cosas se van simplificando porque no tenés que pensar en cuestiones extra futbolísticas.

La primera final la ganaron 1 a 0...
- Fue muy difícil. La cancha estaba en mal estado y ninguno de los dos equipos pudo jugar como lo venía haciendo. Ambos bajamos el nivel. La diferencia fue que Merlo aprovechó el momento en el que fue superior y lo capitalizó en el arco. Cuando ellos nos superaron, erraron.

¿Cómo imaginás la revancha?
- Va a ser complicada, con un clima hostil y con la gente en contra. Lejos de amedrentarnos generalmente nos motiva porque a nosotros nos gusta jugar con gente. Estamos ilusionados pero tenemos los pies sobre la tierra. Falta el tramo más difícil, intentaremos lograr el ascenso pero nuestra mentalidad no cambió en este último tiempo. Los favoritos son ellos. Nosotros vamos en busca del milagro.

Ustedes en la ida jugaron sin público local (tiene suspendido el estadio por incidentes desde el 16 de marzo ante Morón).
- Nos pareció una arbitrariedad lo que hizo el Coprosede con Merlo. Hacernos jugar como local en cinco canchas distintas en los últimos meses: en Fénix, en Armenio, en El Porvenir, en Italiano y en Almagro.

El orden en defensa es un aspecto distintivo de tus equipos. Hoy si mantienen el cero ascienden.
-La solidez defensiva es muy importante en cualquier equipo que quiera pelear campeonatos. De hecho Merlo terminó con la valla menos vencida igual que Italiano, que salió campeón (30 goles recibidos en 40 partidos). Igual nosotros además tenemos infinidad de variantes para llegar al gol. A través de Barreiro, de Pablo Rodríguez o de pelota parada.

Más que un DT, un consejero

“Hay varios chicos en este plantel que la están peleando, que ganan muy poco. Este año el principal problema lo tenemos con el enganche del equipo, Matías Roldán, que juega muy bien, tiene 22 años y está haciendo sus primeras armas. Por eso tiene un sueldo bajo que no le permite vivir del fútbol. A eso se le sumó que tiene un hijo de un año, se tuvo que ir a vivir con su mujer y está haciendo un esfuerzo enorme por seguir dedicándose a esto. Si conseguimos el ascenso, me pondría muy contento porque él podría empezar a vivir por lo que tanto luchó. Más fácil habría sido dejar; ponerse a laburar 10 horas por día y así evitar las peleas que tiene con su mujer por esto. Ella quiere que largue todo y que trabaja pero el pibe está caprichoso porque confía en él. Yo le aconsejo que no deje porque tiene unas condiciones terribles y me lo va a terminar agradeciendo la mujer. La tiene que seguir luchando. Es un chico al que le tiene que ir muy bien. Ojalá el tiempo me dé la razón”.

Por Gabriel Carrizo Koren