Las Entrevistas de El Gráfico
Esperanza roja
En medio de un presente irregular en el que la tabla de promedios ya se mira de reojo, la nueva generación de las Inferiores entusiasma al hincha de Independiente. La jerarquía de Patricio Rodríguez. El nivel de Julián Velázquez. La frescura de Vidal y Monserrat. Con ellos, el futuro del Diablo pinta bien.
Nota publicada en la edición de junio de 2012 de El Gráfico
COMO EN la popular, Vidal, Monserrat, Patricio Rodríguez y Velázquez sostienen la bandera del fútbol en Independiente.
“Cristian conoce a los chicos que están surgiendo en el club y les dio la continuidad que necesitaban”, adelanta Velázquez. “Está bueno apostar por los chicos del club. Si hubiera venido el Tolo (Gallego), también habría cumplir con eso porque él, igual que Cristian, está acostumbrado a jugar con los pibes de Inferiores”, prosigue Rodríguez. “Es importante que los chicos tengan rodaje en Primera. Nosotros somos del club y quizás les podamos dar una mano en lo económico con una futura venta”, se pronuncia Vidal. Mientras que Monserrat pide la palabra: “Cristian nos sorprendió porque no pensábamos que nos pondría, y menos en la Bombonera. Tuvo coraje. Ahí fue cuando abrí los ojos, por la posibilidad que teníamos. No había nada para perder, más allá del enojo del hincha, y supimos aprovechar la chance. Así se lleva adelante un proyecto para que salgan más jugadores; material hay”.
VELAZQUEZ: "Me siento del club y soy hincha de Independiente. Amo a la camiseta. Si me voy al exterior, volveré".
“Así está el fútbol argentino -afirma Rodríguez-. Si un entrenador deja su cargo en la cuarta fecha, demuestra la poca tolerancia que hay. Tampoco se le permite trabajar. Los entrenadores, lamentablemente, dependen de resultados sin importar cómo se juega. Ganar es importante, pero también lo es la manera”. Sin escapar de responsabilidades, el propio Rodríguez prefiere profundizar en la triste realidad social que encierra al mundo futbolero. “Existe gente que va a un estadio a descargar sus problemas. No es de ahora. Siempre fue igual, pero está más a la vista hoy -admite-. Además, la seguridad, por ejemplo, no es tan exigente. Creo que el fútbol debería volver a ser un espectáculo. Es difícil; sería un cambio muy grande”.
MONSERRAT: "No jugué en sexta porque tuve un mal año. No paraba de llorar. Me quise ir, pero mi viejo me frenó".
A cuatro jornadas del cierre del Clausura, Díaz alternó cinco triunfos, dos empates y cuatro derrotas. El técnico logró 17 puntos y una modificación sustancial en el juego y en la actitud de un equipo que combina la frescura de los novatos y el aplomo de los experimentados. “Cambiamos la cabeza. Crecimos y levantamos en lo anímico a partir del triunfo en la Bombonera. No sé si salvamos el semestre al ganarles a Boca y a Racing, pero fueron victorias importantes -cuenta Velázquez-. Y en cuanto al funcionamiento, mejoramos en la presión, en el orden. Todavía debemos progresar en las pelotas paradas en contra”.
“El 4-1 a Racing fue como el título en la Sudamericana 2010, por el resultado, por la cantidad de chicos del club que éramos, porque salí de titular y clavé un lindo gol -enfatiza Rodríguez-. El equipo juega al fútbol; es efectivo, no vistoso; toca por abajo. Me gusta la forma de juego. Sueño con un Independiente sólido, que brinde una buena imagen. El objetivo, por cómo arrancamos, es llegar a los 25 puntos en este torneo”. Monserrat, que se encontró con el gol en los triunfos frente a Belgrano y Atlético de Rafaela, sentencia: “Cristian impuso una línea de juego en la que se arriesga siempre. Jugamos por abajo, como lo hacíamos en Reserva”. Y Vidal acota: “Somos ordenados, tenemos paciencia y buen juego. Entendemos qué quiere Cristian en lo táctico”.
VIDAL: "Le hice goles a Boca y a Racing, pero estaba más nervioso en el clásico de Avellaneda"
La recuperación del atacante apuntaló al equipo. Rodríguez juega y hace jugar. Las medallas se las deberían colgar él y el técnico, que lo trabajó para reinventarlo. ”¿Cuándo tal futbolista explotará?, preguntan los hinchas. Las bombas explotan, no los jugadores -dice Patito-. Nosotros tenemos buenos y malos partidos. Uno no juega solo, todo hace al equipo. Sentirse cómodo en el entorno influye mucho, y lo de Cristian me influyó. Nunca lo vi como a un interino. El pedía que me llegara la pelota, y yo empecé a sentirme importante, fundamental, con confianza. Aprendí a jugar para lo que soy y no para lo que comentan que soy. Soy un jugador rápido, con habilidad. Comencé a ser inteligente al implementar cosas tácticas. Intento jugar en equipo, desequilibrar donde sé que puedo; es un avance importante”.
-¿Qué te inculcó Cristian Díaz?
-El orden táctico, implementar mi juego donde lo tenía que realizar, no hacer cosas de más en el medio. Las herramientas fueron basadas en el equipo: sabía que había un compañero libre del lado opuesto, que el 3 me iba a pasar como opción para tocar, que debía terminar la jugada de alguna manera. Son detalles que también había visto con el Turco Mohamed cuando salimos campeones de la Sudamericana.
-¿Qué tipo de entrenador es Cristian?
-Tiene carácter, sabe qué quiere; es serio, trabajador; nos transmite bien su idea, algo que no es fácil. Y es ganador. No subestima a nadie, toma a todos los rivales por igual. Superó las expectativas de muchos. Su virtud es el manejo del grupo. Siempre nos dice de frente qué piensa.
RODRIGUEZ: "Tengo cualidades y estoy para que me exijan. 'Si a uno le exigen es porque puede. Preocupate el día que no te exijan' me decía Tojo en la Selección Sub 17"
Su nivel actual -parece un avezado número 2, minimiza los desajustes de sus compañeros y apenas acredita 21 años- lo conduce a ser observado por Alejandro Sabella, el seleccionador argentino. “Estuve en la Selección local con Batista y no lo podía creer. Me miraba a cada rato la camiseta, cuando me cambiaba en el vestuario, porque no entendía nada -explica-. ‘¿Qué estoy haciendo acá?’, me preguntaba. Lo disfruté al máximo y trabajo para volver a estar”.
LOS OPORTUNISTAS de la desesperanza se encuentran al acecho. Independiente necesita vender y es probable que se desprenda en breve de Julián Velázquez y de Patricio Rodríguez, dos reliquias con proyección de Selección Argentina. Sin embargo, a ellos no los desvela emigrar al exterior. Ambos, junto a Patricio Vidal y a Fabián Monserrat, se transformaron en la bandera de la ilusión. Representan a los chicos de Inferiores que pretenden hacer pata ancha en el club. Sienten el fútbol como lo juegan. No negocian la actitud ni el talento. No solo son el patrimonio más preciado de la mitad de Avellaneda, sino también la esperanza roja.
Por Darío Gurevich. Fotos: Emiliano Lasalvia