(sin categoría)

Messi, el único general de una guerra absurda

Mientras Leo realiza en tiempo y forma la recuperación de su lesión ligamentaria, crecen las especulaciones sobre el conflicto de poder entre AFA y Barcelona para tenerlo cuanto antes a disposición.

Por Elías Perugino ·

16 de octubre de 2015
Guerra por Messi. Así, de una, el diario catalán Mundo Deportivo puso en blanco sobre negro, en su portada del último viernes, un rumor creciente. Una Selección necesitada y un Barcelona también necesitado pugnarían por tener a disposición lo más rápido posible al genio del fútbol mundial, todavía convaleciente de la ruptura parcial de un ligamento de su rodilla izquierda, sufrida en un partido de Liga frente a Las Palmas.

Imagen Messi y una doble camiseta de fantasía.
Messi y una doble camiseta de fantasía.
El punto final de la recuperación de Leo sería en el difuso límite en que están agendados enfrentamientos clave para uno y otro. Luego de cosechar un punto de seis en el debut en las Eliminatorias para el Mundial 2018, a la Selección se le viene una doble jornada durísima: Brasil en casa y Colombia en el horno de Barranquilla, el jueves 12 y el martes 17 de noviembre, respectivamente. Y Barcelona debe enfrentar al Real Madrid el fin de semana siguiente a la fecha FIFA.

Como para condimentar la ensalada, integrantes del cuerpo médico argentino (el kinesiólogo Luis García, el masajista Dady) viajarán próximamente a Barcelona para apuntalar la recuperación de Leo, una metodología –justo es remarcarlo- que suele aplicarse en casos parecidos, se llame Messi o Mengano el protagonista afectado.

Para el juego mediático, la situación es ideal. Ofrece morbo y tierra fértil para las especulaciones más truculentas. Pero imaginar que el tema se resolverá a favor de la dirigencia que maneje mejor los hilos, es una absoluta ingenuidad. Por una cuestión temporal, es probable que los deseos de la Selección sean más difíciles de cumplir que los del Barcelona. Pero lo que no está en duda es la entrega absoluta que Leo ha tenido desde siempre para sus dos camisetas. La historia lo revela con toda sus fuerzas: Messi estuvo, está y estará cien por ciento comprometido con ambas. Nunca especuló ni especulará con una u otra.

Messi, que eligió jugar por Argentina cuando bien pudo optar por España; Messi, que jugó para Argentina todos los torneos juveniles, olímpicos y de mayores que tuvo por delante; Messi, que no ha faltado a convocatorias de amistosos insignificantes ni cuando su esposa estaba a punto de dar a luz; Messi, que se ha bancado las críticas más aberrantes e injustas y ha regresado una y otra vez para ponerse su camiseta diez albiceleste, no merece que nadie de allá, pero fundamentalmente nadie de acá, ponga en tela de juicio ni su integridad, ni sus intenciones.

Por más emisarios que crucen el Atlántico en busca de acelerar los tiempos naturales, por más estrategas catalanes que pretendan atarlo a la pata de la cama, la primera, la última y la única palabra la tendrá Messi. Leo volverá en el momento que se sienta pleno. Ni antes, ni después. El respeto y el sentimiento que tiene por las dos camisetas es idéntico e infinito. Que nadie lo dude. Que nadie intente moverlo de esa convicción que ha guiado a su carrera. Inducir a creer lo contrario es una canallada imperdonable.